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Una celebración importante para el sector bibliotecario

7/6/2020
Por: Hilda Pérez Sousa, Biblioteca Nacional José Martí

El día 7 de junio se conmemora el día del Bibliotecario cubano. Esta fecha se celebra desde 1950, por iniciativa del periodista César García Expósito. La misma fue propuesta en homenaje al nacimiento del bibliógrafo cubano Antonio Bachiller y Morales. Dicha efeméride fue instaurada a nivel nacional por el Gobierno Revolucionario en 1981. 
En la década de los ochenta se crean dos de las organizaciones voluntarias que aglutinan al gremio: la Asociación Cubana de Bibliotecarios (ASCUBI) y la Sociedad Cubana de Ciencias de la Información (SOCICT). La primera es una Organización No Gubernamental (ONG) nacional que agrupa a bibliotecarios activos, jubilados, estudiantes, profesores de Bibliotecología y Ciencias de la Información, así como a personal no bibliotecario, pero que labora en estas instituciones dispuesto al alcanzar un nivel de desarrollo en la actividad bibliotecaria. La segunda es una sociedad nacional que agrupa a profesionales y técnicos que estén relacionados con las Ciencias de la Información, la Bibliotecología y la Archivística. Se encuentra vinculado al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).
Desde 1995 la Asociación Cubana de Bibliotecarios (ASCUBI) y la Sociedad Cubana de Ciencias de la Información (SOCICT), durante la jornada de celebración de la efeméride por el día del bibliotecario otorgan el sello conmemorativo Antonio Bachiller y Morales a los profesionales e instituciones bibliotecarias con un desempeño sobresaliente en sus funciones. 
Este año la celebración de la fecha se realizará de manera diferente, debido a los retos que nos ha impuesto la pandemia que azota al mundo: la Covid-19, pero no dejara de ser un año más de celebración, de hacer un análisis de los principales retos que deben enfrentar los profesionales que trabajan en esta actividad. Los tiempos exigen que las bibliotecas y bibliotecarios sigan aportando contenidos para ser transformado en conocimiento, de continuar siendo útiles a las comunidades brindando acceso a la información y a la cultura.
Los bibliotecarios en nuestro país han tomado nuevas iniciativas a través de la presencia en las redes sociales, al igual que lo han hecho otras instituciones adscriptas al Ministerio de Cultura que también han cesado sus servicios presenciales. Se han reforzado los servicios de orientación en línea, promoviendo obras de autores cubanos o sitios donde encontrar dichas obras, como es el caso del portal CubaLiteraria, se ha difundido los resultados de las investigaciones sobre determinadas colecciones, así como la promoción de la lectura de determinadas obras. Algunos bibliotecarios han trabajado en la limpieza de locales y de colecciones, procesamiento desde la casa, se han elaborado recomendaciones literarias, de contenidos culturales y la publicación de obras literarias y de teatro para acercar a los usuarios a las bibliotecas. 
La vida nos ha demostrado que debemos explorar otros espacios, que podemos ofrecer otros servicios virtuales, de manera programada y planificada. Que la atención en línea y el trabajo a distancia no solo son modalidades de contingencia, que pueden ser utilizados en tiempos normales teniendo en cuenta la disponibilidad de personal o la capacidad tecnológica. Que hay que reforzar las alianzas con otras instituciones como: las editoriales y el Instituto Cubano del Libro para que sus obras puedan ser promovidas y consultadas por los usuarios. 
La International Federation of Library Association and Institutions (IFLA) a través de su Presidenta, Christine Mackenzie, y el Secretario General, Gerald Leitner, elaboraron una declaración conjunta dirigida al Sector Bibliotecario Global frente a la pandemia Covid-19, la idea es no parar el trabajo bibliotecario, sino la búsqueda de nuevas iniciativas con el objetivo de brindar a la comunidad la información oportuna y llevar la cultura a las personas ahora que más lo necesitan. ¿Cómo lo podemos lograr los bibliotecarios cubanos? Creo que esto está muy relacionado con las competencias del bibliotecario y los nuevos modelos de trabajo, que ya no son los tradicionales.
El reto entonces esta en el cambio de escenario para dar nuevos servicios a los usuarios. Se necesita de productos atractivos. ¿Qué se puede hacer? Exhibiciones virtuales, libros electrónicos gratuitos, promover el uso de los catálogos de manera digital, recomendaciones y comentarios sobre libros leídos utilizando plataformas como Telegram y WhatsApp y otras tantas cosas que se nos puedan ocurrir.
Cuando todo regrese a la “normalidad” tendremos que poner en práctica estas y nuevas ideas, prepararnos para nuevas contingencias. Continuar aportando a la profesión desde cada uno de nuestros espacios de trabajo, haciendo más visible nuestros resultados de investigación, generar nuevos contenidos y diseñar servicios ampliando nuestras capacidades profesionales, continuar el asesoramiento a los usuarios para discernir la información real y confiable de la que no la es. En fin, se necesitan nuevas estrategias de cambios e incorporar nuevos roles al trabajo de la profesión teniendo en cuenta lo que demanda la sociedad de un bibliotecario.