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Foto de Correo desde la Isla de la Dignidad. La carta de Hart contra el arresto de Fidel en México

Correo desde la Isla de la Dignidad. La carta de Hart contra el arresto de Fidel en México

26/6/2020
Por: Eloisa M. Carreras Varona , Biblioteca Nacional José Martí

El 26 de junio de 1956, por medio de la prensa, Armando Hart conoció del arresto de Fidel Castro y de varios de sus compañeros por la Policía Federal Mexicana en aquellas tierras, unos pocos días antes. De inmediato se opuso a la arbitraria detención por medio de una carta de protesta con relación a estos lamentables sucesos, la cual remitió a nombre de la dirección del Movimiento 26 de julio a Don Adolfo Ruiz Cortines, entonces presidente de ese país.

Por la importancia que tuvo esa carta para la historia, adjunto algunos fragmentos que nos revelan la esencia del texto escrito por el Dr. Hart: “Las organizaciones estudiantiles y revolucionarias de Cuba, estiman de extraordinaria utilidad para las buenas relaciones de su gobierno y el pueblo cubano dirigirle este mensaje precisando el pensamiento de cientos de miles de compatriotas que ven con gran preocupación el proceso de la detención del Dr. Fidel Castro, líder del M-26-7 y uno de los más altos valores de la juventud cubana. No podemos dirigirnos a Usted por los conductos diplomáticos, ya que le negamos legitimidad al gobierno constituido en virtud de la asonada militar del 10 de marzo de 1952. Lo estamos haciendo, pues, por la vía de una carta abierta para que los pueblos de México y Cuba conozcan nuestros puntos de vista y sea en definitiva el mejor juez de este problema enojoso para nosotros.

El Dr. Castro es una figura nacional de amplia y reconocida popularidad en todo el país. No se trata del líder de un grupo sedicioso, sino de quien representa un poderoso estado de opinión pública que influye sobre el curso de los acontecimientos políticos de Cuba. Es un demócrata sincero [...], un honesto combatiente por la libertad e infatigable luchador de las causas populares. Los detenidos conjuntamente con él gozan de un indiscutible prestigio en los sectores estudiantiles y revolucionarios de nuestra Patria. Cualquier agresión a ellos es, pues, una agresión a nosotros pues jamás consideramos que sus conductas se han salido de lo que estimamos correcto. Por esta razón, Honorable Sr. Presidente, la actitud de su gobierno en este incidente necesariamente se refleja en las relaciones presentes y futuras de Cuba y México. He ahí la preocupación que nos lleva a explicarle la verdad, nuestra verdad que es la verdad de Cuba.

De sobra conocemos el alto sentido de la responsabilidad que siempre ha caracterizado su dirección política al frente de los destinos de México. Por ello tenemos la seguridad de que ha de comprendernos cuando le aseguramos que quienes están sentados en el banquillo de los acusados en los tribunales de Ciudad México, no son solo las personas físicas de los detenidos sino todo el pueblo de Cuba y en especial nosotros, los estudiantes y demás sectores revolucionarios.

La democracia mexicana, no puede, no debe, no ha de ignorar esta realidad porque ello pondría en peligro su bien ganado prestigio entre los pueblos hermanos de América.

Cuba, Honorable Sr. Presidente, está al borde de una Revolución que transformará el orden social y político y sentará las bases de una democracia socialista y revolucionaria. Nosotros representamos la vanguardia de esa revolución, ya que por imperativo de las circunstancias estamos en el deber patriótico de conducir al pueblo en este minuto incierto en que el gobierno lo ha llevado a un callejón sin aparente salida. No necesitamos explicarle a Usted las razones y el porqué de que hayamos tomado esta ruta [...]. 

En Cuba existen razones políticas, sociales, económicas, culturales y aun jurídicas para que nos decidamos por el camino inevitable de la violencia. Con esto no estamos haciendo más que seguir entre otros, el ejemplo de México. [...].

Júzguese la actitud de nuestros compatriotas, pero hágase, Sr. Presidente, teniendo muy en cuenta que ellos no están escondidos en una guarida, sino que son abnegados luchadores por la libertad de Cuba. [...]. México, que dio el ejemplo al mundo de fusilar a un príncipe intruso, Maximilano de Austria, no puede tolerar que el tirano de una tierra hermana se inmiscuya en su política interna [...] La América entera se encuentra vigilante de la actuación de México.

En sus manos, Sr. Presidente, está la decisión. Salve el prestigio de la Revolución Mexicana, que algunos individuos han querido manchar. Los pueblos hermanos del continente tienen puesta su vista en la capital azteca. De allí, escenario de tantas luchas por la redención mexicana, ha de salir una palabra que cierre este enojoso incidente: Y esa debe ser Libertad.”

Revolucionariamente de Usted, Armando Hart Dávalos