Noticias

Buscar noticia

Mes
Año
Término de búsqueda

Foto de Correo desde la Isla de la dignidad. El mejor discípulo del Apóstol cubano

Correo desde la Isla de la dignidad. El mejor discípulo del Apóstol cubano

13/8/2020
Por: Armando Hart Dávalos y Eloisa M. Carreras Varona , Biblioteca Nacional José Martí

Mi mejor homenaje en este nuevo Aniversario de Fidel, nuestro invicto Comandante en Jefe, quien continúa siendo para mí, el hombre que “lleva en su conciencia toda la ética y la sabiduría política que faltó en el siglo XX y aun en el XXI”; es compartir con ustedes este valioso texto de Armando, escrito por él en el año 2006.  

i Que Viva por siempre Fidel! 

Y que 

i Que Viva por siempre la Martiana Revolución de Fidel!

El mejor discípulo del Apóstol cubano

por Armando Hart Dávalos

El hombre que se enfrentó a la dictadura de Batista desde el mismo 10 de marzo de 1952, que organizó el asalto al Cuartel Moncada, que sufrió prisión y salió de Cuba rumbo a México en 1955, para preparar el desembarco del yate Granma, que dirigió la lucha armada contra el ejército de la dictadura (auspiciada y apoyada por el gobierno de Estados Unidos), que condujo masivamente al pueblo hacia la victoria del 1ro de enero de 1959 y ha encabezado durante más de 47 años la revolución más radical del siglo XX frente al imperio más poderoso que recuerda la humanidad, arribará este próximo 13 de agosto a un nuevo aniversario de vida. 

Toda persona interesada en la historia y en la política debe sentirse obligada a reflexionar cómo esto ha sido posible. Muchos se sentirán motivados a escribir sobre la hazaña colosal de esta destacada personalidad del siglo XX, y que continúa asombrando con su accionar en el siglo que está comenzando; pero yo les entrego aquí mi modesta contribución a ese objetivo. 

En primer lugar, Fidel se propuso, con métodos martianos, lograr la unidad de nuestro pueblo sobre el fundamento de los intereses de la inmensa mayoría de la población e inspirado en la tradición revolucionaria cubana y latinoamericana de vocación universal. Era el único camino de la victoria. Dos hombres en la historia Patria: Martí y Fidel fueron los que hicieron factible esa unidad. Es necesario que los jóvenes estudien los métodos y formas políticas que permitieron alcanzarla. Por ahí podremos encontrar la pista para entender la originalidad de la contribución de Fidel; y por ello propongo se estudie a partir de la Cultura de hacer política, sobre fundamentos culturales.

Quiero detenerme en este apasionante tema que considero es el fruto más útil y original de la historia de las ideas cubanas y que encuentra en Martí y en Fidel su más elevada expresión. No me estoy refiriendo sólo a cultura política, que, desde luego, constituye la fuente de la cual se nutrió este patrimonio cultural sino a las maneras prácticas de su materialización y de vencer los obstáculos que se levantan ante todo proyecto revolucionario. Esta práctica tiene fundamentos culturales y filosóficos, y está presente en la muy singular influencia ejercida por Fidel en el mundo en estos 50 años.

Las formas de hacer política de Martí y de Fidel, en diferentes momentos, constituyen un elemento sustantivo de la identidad nacional cubana y son un aporte original al pensamiento y a la cultura política universales. Se trata, en efecto, de una cultura que constituye la esencial contribución cubana al acervo del saber político de occidente. Consiste en superar radicalmente la vieja fórmula reaccionaria de divide y vencerás y hacer triunfar la idea de unir para vencer.

Para las nuevas situaciones internacionales, ya no es eficaz la vieja política de dividir para dominar, que caracterizó al imperio romano, y que Maquiavelo retomó en la época de ascenso de la burguesía. En épocas de globalización se necesita integrar fuerzas solidarias para enfrentar los dramáticos desafíos de la centuria recién comenzada. Ahí está la riqueza de la política fidelista. 

La tradición revolucionaria, política, social y cultural que Fidel representa no es patrimonio exclusivo de Cuba, sino de toda América, la bolivariana y martiana, y esta tradición tendrá una fuerza creciente en la medida en que el imperio norteamericano en su decadencia vaya demostrando, con los hechos, su torpeza y maldad que, como decía José Martí, van muy relacionadas.

Martí proclamó que Patria es Humanidad y en Fidel, como su mejor discípulo, se revela esta vocación de abrazarse al mundo. Desde los tiempos de Cayo Confites, en 1947, hasta la más reciente ayuda internacionalista brindada por nuestro pueblo, ha sido una constante en la política de Fidel. Los ejemplos están también en el aliento y apoyo a los movimientos de liberación nacional en varios continentes, que se personifican en su grado más alto en el Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara y en los combatientes cubanos que lucharon y murieron en África y en América Latina.

Las ideas de libertad, igualdad y fraternidad habían tenido en el Viejo Continente una expresión formal, sin que jamás se materializasen de forma integral ni propiamente se concibiesen en su dimensión verdaderamente universal. En América Latina y el Caribe, en cambio, se forjó una cultura con una altísima sensibilidad en relación con el hombre y la naturaleza, que se desarrolló sobre la base de tres grandes categorías: la ética, la educación y la práctica política. La raíz de esta ética se encuentra en la definición dada por José de la Luz y Caballero cuando caracterizó la justicia como ese sol del mundo moral. De esta forma, la nación cubana, desde su alumbramiento (1868), materializó en la vida real los principios humanistas de la mejor tradición espiritual universal. Los decretos de independencia, abolición de la esclavitud e igualdad para todos se dictaron entonces. Fidel asume todo el legado del pensamiento democrático de las revoluciones europeas del siglo XVIII desde la óptica de los intereses de los pobres de la Tierra. 

Fidel es asimismo un hombre radical, lo que significa, como señaló Martí, ir a la raíz, y ella no está en los extremos, sino en el centro de la verdad y de la acción revolucionaria. Y es al propio tiempo un hombre armonioso que se empeña en la búsqueda del mayor apoyo posible para cualquier obra que emprende. En esto consiste su genio político, en combinar acertadamente la radicalidad con la búsqueda de la armonía. En el pensamiento y la práctica de Martí y de Fidel están presentes ambos componentes. 

Martí al concebir la política como un arte nos da una definición aleccionadora:


La política es el arte de inventar un recurso a cada nuevo recurso de los contrarios, de convertir los reveses en fortuna; de adecuarse al momento presente, sin que la adecuación, cueste el sacrificio, o la merma importante del ideal que se persigue; de cejar para tomar empuje; de caer sobre el enemigo, antes de que tenga sus ejércitos en fila, y su batalla preparada.  


Como se aprecia, para Martí la política es una categoría de la práctica pero que se relaciona con las aspiraciones éticas de valer universal. En Fidel, como mejor discípulo del Apóstol, vemos también un claro sentido de distinguir y relacionar la práctica y las aspiraciones ideales y siempre teniendo como categoría más alta: la justicia

Ha sido, por educación y fundamentos éticos, defensor de la institucionalidad y de los principios del derecho. Sería muy útil investigar y estudiar la historia de la tradición jurídica cubana y dentro de ella también la de Fidel. Porque desde los tiempos en que aspiraba a ser elegido como representante al Parlamento antes de 1952, concibió proponer una legislación complementaria a la Constitución de 1940 para hacer efectiva la disposición que establecía la abolición del latifundio. 

Cuando se produjo el golpe de Estado de Batista, el 10 de marzo de 1952, publicó un trabajo desenmascarando la afirmación del dictador de que se trataba de una revolución. Fidel tituló aquel trabajo ‘’Revolución no, Zarpazo’’. Posteriormente en su alegato de autodefensa ‘’La historia me absolverá’’, presentó un programa revolucionario que tenía sólidos fundamentos jurídicos. Esta ha sido una constante que hay que estudiar y que está presente en toda su acción política. 

Fidel posee también una enorme capacidad para involucrar a las masas en la solución de los problemas. Esa capacidad le viene de la tradición martiana, de su compromiso de servicio público y de una muy cultivada sensibilidad social.

En su personalidad se entrelazan en una identidad lo ético y lo político y alcanzan en él un sentido universal. Este rasgo le confiere en nuestros días una estatura internacional como estadista que incluso aquellos que no comparten sus ideas se ven obligados a reconocer. Es depositario de una tradición intelectual cubana que se asume en lo individual por una inteligencia creadora superior. 

Fidel no se puede explicar sin Martí, como tampoco sin la cultura del pensamiento euro-occidental que tuvo sus cumbres en el legado científico social revolucionario de Carlos Marx, Federico Engels y Vladimir Ilich Lenin. Está junto a Martí en la cima de este inmenso saber.

En Fidel está presente, de manera sintetizada, la eticidad de Nuestra América, representada, en grado supremo, por el verbo y la acción martianos, con lo más avanzado de las concepciones filosóficas, políticas y sociales de la edad moderna. Se trata de una síntesis ejemplar que desdichadamente, después de la muerte de Lenin, faltó en la práctica política del llamado socialismo real del siglo XX.

La historia ha confirmado de manera trágica la certeza de Fidel cuando desde los años iniciales de la Revolución Cubana destacó el papel determinante de los factores morales en la lucha en favor del socialismo. Estudiar el papel de la subjetividad en la historia constituye uno de los desafíos claves del siglo que comienza. Es nuestro compromiso intelectual con el Che. Lo hemos hecho y se continuará haciendo a partir de la tradición ética y de la cultura de hacer política heredadas del Maestro para, como ha aspirado Fidel, cumplir el mandato martiano de convertir a Cuba en universidad del continente.

Si Cuba resiste y no ceja en su camino, es porque los principios éticos que sustentan a la Revolución, y que Fidel expresa en su práctica política y social, son carne y sangre de nuestras más profundas convicciones y de nuestro proyecto revolucionario. La ética del socialismo cubano no se destruye como los estados o los muros.

Audacia, realismo, firmeza en los principios, sabiduría estratégica e inteligencia para asumir la táctica correcta ante cada coyuntura son los elementos que configuran la enorme dimensión de su extraordinaria actuación política. Pensar, conocer, actuar y vencer, he ahí la clave de la actuación de Fidel a lo largo de su existencia. 

Estas ideas, que están en la esencia del pensamiento de Martí y de Fidel, abren el camino para el socialismo del siglo XXI, y con ellas hacer frente a la aguda crisis por la que atraviesa hoy la humanidad. 

Permíteme hoy darte las Gracias Fidel y brindar por el valor de tu ejemplo.  

La fotografía de Portada fue realizada el 6 de julio de 1973, en el marco del  Encuentro Nacional de Jefes de Pioneros de Escuela y Destacamentos, la primera niña que parece a la izquierda del Comandante, es esta servidora, Eloisa. 


Foto de El mejor discípulo del Apóstol cubano: Fidel El mejor discípulo del Apóstol cubano: Fidel
Foto de El mejor discípulo del Apóstol cubano: Fidel El mejor discípulo del Apóstol cubano: Fidel
Foto de El mejor discípulo del Apóstol cubano: Fidel El mejor discípulo del Apóstol cubano: Fidel
Foto de El mejor discípulo del Apóstol cubano: Fidel El mejor discípulo del Apóstol cubano: Fidel
Foto de El mejor discípulo del Apóstol cubano: Fidel El mejor discípulo del Apóstol cubano: Fidel