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Foto de Sucesos y figuras de la Guerra Necesaria: El Cuerpo de Sanidad Militar del Ejército Libertador

Sucesos y figuras de la Guerra Necesaria: El Cuerpo de Sanidad Militar del Ejército Libertador

19/9/2020
Por: Mabiel Hidalgo Martínez, Biblioteca Nacional José Martí

Si las armas y la estrategia militar resultan vitales en una guerra, el auxilio a combatientes heridos y la atención a enfermos, contribuye al éxito de la contienda al contar con tropas fuertes y mejor preparadas para enfrentar las epidemias y contratiempos de salud que sobrevienen en los campos de batalla.

Con esa premisa, el 19 de septiembre de 1895, siete meses después del estallido bélico, en tierras de Jimaguayú, Camagüey, quedó oficialmente constituido el Cuerpo de Sanidad Militar del Ejército Libertador. Entre los fundadores estuvieron los médicos y militares Eugenio Sánchez Agramonte, Joaquín Castillo Duany, Fermín Valdés Domínguez y Santiago García Cañizares.    

Con la creación de dicho Cuerpo se organizaba el servicio médico-sanitario y se aprovechaban los conocimientos de los médicos, farmacéuticos y demás profesionales vinculados a la revolución. Su primer proyecto de ley fue presentado por el doctor Sánchez Agramonte, designado máximo jefe, el 4 de diciembre de 1895, al que le siguieron otros proyectos mejor estructurados a partir de las experiencias que aportaba la vida en campaña.

El Cuerpo de Sanidad Militar tenía un director general, un subdirector en cada departamento de Oriente y Occidente, y un subdirector sanitario en los cuerpos de Ejército, divisiones, brigadas y regimientos, lo cual les otorgaba autonomía a los jefes para actuar teniendo en cuenta las condiciones de los territorios. Las responsabilidades médicas variaron acorde a las circunstancias y necesidades, obligando a combinar los deberes asistenciales con los militares, así sucedió durante la invasión, evento que condicionó la dualidad de varios responsables de sanidad.

“La Cartilla Instructiva para uso de los practicantes del Ejército Libertador”, redactada por el doctor Eugenio Molinet Amorós el 10 de enero de 1897, mientras se desempeñaba como jefe de Sanidad del 3er Cuerpo, resultó muy útil para la orientación de practicantes y enfermeros, en cuanto a procedimientos, higiene e indicaciones generales en la asistencia y tratamientos. El propio Molinet reconocía la poca cientificidad del documento, basado en su experiencia y conocimientos médicos.

El personal especializado de la Sanidad Militar enfrentó, además del socorro a los heridos en los combates, las enfermedades y epidemias típicas del trópico cubano que se agravaban en temporada de lluvia. Las más significativas fueron la fiebre amarilla o “vómito negro”, la viruela, el sarampión y el paludismo, esta última cobró la mayor cantidad de víctimas mortales por enfermedad durante la última guerra cubana contra el colonialismo español.  

Las disímiles prácticas asistenciales, los conocimientos de la medicina verde y los remedios heredados de generaciones anteriores, se aliaron a la resistencia, el espíritu de entrega y la profesionalidad de los médicos y ayudantes en hospitales de campaña de la manigua cubana. Castillo Téllez asevera que: “Todos los miembros del Cuerpo de Sanidad Militar cubano, como parte del Ejército Libertador, no estuvieron exentos de sufrir las mismas penalidades y peligros de la guerra que las tropas de línea y su función específica asistencial revistió la misma heroicidad”. 

Foto de Portada: Hospital en el Departamento Occidental del Ejército Libertador, ca. 1895-1897. Foto: Gómez de la Carrera. Fondos BNCJM