120 Aniversario BNCJM- Flora rossica: Tesoros. Preciosa obra ilustrada sobre la flora rusa en tiempos de Catalina la Grande.

18/1/2021
Por: Olga Vega García, Biblioteca Nacional José Martí

Resulta muy agradable divulgar esta bella edición de un  raro impreso del siglo XVIII sobre la flora de la tierra rusa:

• Pallas, Peter Simon (1741-1811).  Flora Rossica: seu stirpium imperii rossici per Europam et Asiam indigenarum descriptiones et icones :  jussu et auspiciis Catharinae II, Augustae. / editit P. S. Pallas - e Typ. imperiali (Petropoli) - 1784-1788 / Editit P.S. Pallas. – Petropoli : E Typographia Imperiali J.J. Weitbrecht,  1784-1788. -- 1 t. en 2 pte.

La vida de su autor, desconocida por muchos de los cubanos, reviste especial interés por sus aportes a la Ciencia. Fue un explorador, zoólogo y botánico alemán que nació en la ciudad alemana de Berlín un 22 de Septiembre de 1741.  Asistió a la Universidad de Halle y a la de Göttingen graduándose finalmente de Doctor en Medicina en 1759 en Leiden. Trabajó desde 1761 a 1766 en Holanda e Inglaterra, donde profundizó en sus conocimientos científicos, y ya a los 23 años llegó a pertenecer a la Royal Society de Londres.   Luego de dedicarse a la Zoología,  fue invitado por Catalina II la Grande (1729-1796), emperatriz de Rusia (1762-1796) en calidad de profesor de la Academia de Ciencias de San Petersburgo,  en 1767.

Dirigió varias expediciones al mar Negro, al Caspio y viajó por los Urales y Siberia, hasta llegar al Amur, el Mar Caspio y las montañas Altai, llegando al lago Baikal en el período comprendido entre los años 1768-1774. En Siberia logró coleccionar curiosas muestras de historia natural.  Cerca de Krasnoiarsk en l772 le fue mostrado un trozo de metal de 700 kilogramos y Pallas lo transportó a la capital del imperio ruso.  Análisis realizados en ella demostraron que era un nuevo tipo de meteorito llamado todavía hoy Pallasita, y al trozo hallado se le denominó  por el nombre del lugar donde fue encontrado Krasnoiarsk  y también  hierro de Pallas. 

Continuó su labor científica en San Petersburgo en el período l774-93, convirtiéndose en miembro de la  Academia de Ciencias antes mencionada.  Según referencias llegó a entablar amistad con la Emperatriz de Rusia, también de origen alemán, y esta ordenó que Pallas tuviera acceso a todas las plantas recogidas por otros naturalistas,  lo que facilitó al autor la publicación de su Flora Rossica (1784-1788).  

Entre 1793-94 viajó al Sur de Rusia, visitando Crimea y el Mar Negro, estableciéndose en esa ciudad en los años l795-1810. Finalmente se retiró a su ciudad natal donde  murió un  8 de septiembre de 1811.

Fue conocido por otras obras sobre Zoología, que hicieron que se le diera su nombre a algunos animales, entre ellas la Zoographia Rosso-Asiatica en cuatro volúmenes que no pudo ver terminada de publicar por sobrevenir su fallecimiento, apareciendo completa finalmente en 1831.

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La obra seleccionada para el presente artículo, su Flora Rossica, es un impreso de carácter científico, escrito fundamentalmente en latín, a los que se añaden términos en ruso con los nombres de las plantas, “de una ejecución esmerada y que no se publicó más” (1),  como se especifica en la nota al registro automatizado que brinda la Biblioteca Nacional de España. El hecho de haberse realizado una sola edición acrecienta el valor de los ejemplares existentes en el Mundo.  Lamentablemente en la BNCJM se guarda solamente su primera parte, pero este hecho aunque disminuye el valor monetario de ese libro, la excelente calidad de su material ilustrativo la convierte en una pieza cuya existencia merece ser divulgada.

El volumen que se atesora en la colección de impresos antiguos de la BNCJM fue restaurado y reencuadernado en pergamoide y conserva en sus páginas huellas de picaduras de insectos.  Incluye el frontispicio (con papel bastante oscurecido), la portada y un total de 50 grabados en cobre, coloreados a mano, entre los que se representan fragmentos de troncos, ramas, hojas, flores y frutos de las especies contenidas en él.  Mantiene en cada pie de grabado textos en alfabeto latino y cirílico.

El frontispicio, página grabada que suele acompañar la portada en libros producidos en el período de la imprenta manual, está ilustrado con una viñeta iluminada de tipo alegórico en la que una figura femenina (posiblemente la propia Catalina II) le da el toque de época que permite identificar el estilo imperante en las obras tipográficas de aquel entonces.

Escoger cuáles son los grabados más bellos resulta difícil.  La imagen del abedul, con su tronco inconfundible, muy vinculado con la cultura del pueblo ruso hasta el punto de que en determinado momento histórico su corteza se utilizó hasta como material escriptóreo; la lámina de la manzana, que hace recordar el sabor de la fruta natural, y la correspondiente al pino con su olor característico vinculado a las festividades de Fin de Año y a los bosques de ese lejano territorio.    

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En fin, como tantos libros publicados en el mundo puede tener más de una lectura, en dependencia del nivel de especialización o la sensibilidad del lector.  Los científicos pueden obtener en él datos específicos de carácter botánico, los bibliófilos valorar su importancia como una publicación que conserva las características del libro del Siglo de las Luces, y finalmente para muchos les hace añorar una época en que se veía a esa flora como algo que formaba parte de un entorno que resulta todavía inolvidable para los que por razones de estudio o trabajo residieron temporalmente en ese país.

NOTA:

Las imágenes contenidas en las dos partes de la obra pueden ser vistas en un sitio de la Biblioteca Digital de la New York Public Library (2), disponible en Internet.