Noticias

Buscar noticia

Mes
Año
Término de búsqueda

Foto de Concurso Leer a Martí. Memorias Edición 2016. Bonito relato.

Concurso Leer a Martí. Memorias Edición 2016. Bonito relato.

25/2/2021
Por: Jessica Álvarez Bellas, Biblioteca Nacional José Martí

De la provincia de Santi Spiritus nos sorprende esta niña de 10 años, de la Escuela Rural Williams Darias, en 5to grado y que fue ganadora en el 2016 en nuestro Concurso. Profundidad en el texto. 

Una conversación difícil, pero necesaria

Por Thalía Domínguez Moreno

Una linda mañana de domingo cuando todavía quedaban algunas gotas de rocío comenzaron a llegar los personajes que fueron citados a la reunión cuyo principal objeto consistía en identificar a cada uno de sus miembros.

En esta ocasión no identificaría a Bebe, a Meñique, a Pilar o a Nene que son bien conocidos hasta por los más pequeños. Hoy iba a conversar con Mozart, con Moliere, con Bartolomé y con otros personajes del libro La Edad de Oro que no son tan conocidos por los pioneros.

Por eso yo estaba preocupada, porque tenía miedo de no reconocer alguno de ellos o no poderlos ubicar en la obra que representaba. Pero a medida que fueron llegando me di cuenta de que si podía porque eran igualitos a como Martí los describió en sus escritos. Entonces mi miedo fue desapareciendo, me prepare para dar comienzo a la reunión.

Ya todos los personajes estaban ubicados a mi alrededor, pero mis piernas aún temblaban, por suerte recordé la frase martiana que dice “Leer es Saber” (1) y como yo había leído el libro completo confíe en que iba a salir bien de esta prueba difícil pero necesaria.

Los primeros en preguntar si los reconocía era un grupo de hombres de piel cobriza, de pelo lacio, de pómulos pronunciados y de constitución fuerte. Enseguida me di cuenta de que eran aborígenes y al ver un Quetzal en el hombro, del que parecía ser el jefe, le respondí sin titubear.

Ustedes pertenecen al artículo “Las ruinas indias” claro, continúe… Entre ustedes hay quechuas del Perú, aimaras de Bolivia, chamias del Uruguay y araucanos de Chile.

Y ese Quetzal que los acompaña, dije además, es el pájaro hermoso de Guatemala, que se muere de dolor cuando cae cautivo o cuando se le rompe o lastiman la pluma de la cola ¡Qué bien! Gritaron estos hombres de piel cobriza.

Se ve que este niño cubano ha leído nuestro artículo, afirmaron a coro y muy satisfechos volvieron a ocupar su lugar debajo del gran álamo que esta al final del jardín.

El otro personaje se presentó diciendo:

La verdadera novela del mundo está en la vida del hombre y no hay fábula ni romance que recree más la imaginación que la historia de un hombre bravo que ha cumplido con su deber (2).

Claro, usted es el norteamericano Emerson al que hace referencia Martí en su artículo “Músicos, Poetas y Pintores” dije enseguida.

¡Ah! Y no crea usted que los cubanos hemos olvidado a Mozart, a Moliere, a Miguel Ángel, ellos todavía son fuente de inspiración para todos los jóvenes porque “Honrar a los muertos es vigorizar a los vivos” (3).

Magnifico, exclamo entusiasmado, también esta nueva generación de cubanos recuerda a los grandes músicos, a los grandes poetas y los grandes pintores.

Ahora llego ante mí un hombre con su túnica blanca,  se veía triste y cansado, le pregunté el motivo de su tristeza y me respondió que había enfrentado, solo, a muchos hombres sin que nadie apoyara su causa.

Qué triste su historia, le respondí.

Y tú también me recuerdas, pregunto entonces.

Quien no recuerda a Bartolomé de las Casas, el hombre bueno que lucho por evitar el genocidio contra los indios. Su nombre y su obra pasaron a nuestra historia, por eso todos hemos leído “El Padre de las Casas”.

Es dulce morir cuando se muere, honestamente, por defender la Patria me dijo el Padre y se marchó con paso lento y cansado. 

Ya me quedaba un solo personaje por identificar, por eso sentí, nuevamente, un poquito de miedo, pero cuando lo vi… Con mucha luz y con mucho oro el palanquín… y los vestidos de oro (4) me di cuenta enseguida que era el Emperador de China, ese hombre bueno que abrió escuelas de pintura, de bordados y de tallas en madera y mando poner preso al que gastase mucho en sus vestidos (5).

Claro, usted es el Emperador de China, a mí me gusta mucho su obra y admiro, sobre todo, como usted se ha ganado el cariño y el respeto de su pueblo.

¿Y qué te parece mi Ruiseñor artificial? ¿También te gusta? Me pregunto.

Si es magnífico, pero yo prefiero al verdadero, ese que le gusta cantar en la copa de los árboles y no encerrado en una jaula de oro. Ese que sabe que solo la libertad trae consigo la paz y la riqueza (6), por eso si me dan a escoger entre los dos Ruiseñores me quedo con el que prefiere la libertad.

Cuando ya iba a dar por terminada la reunión vi salir del grupo a un hombre de paso firme, de mediana estatura, de ojos vivaces y bondadosos, de espeso bigote, de frente ancha y todo vestido de negro que entusiasmado me dijo:

¡Qué bueno que conoces las obras que conforman el libro que con tanto amor dedique a los niños de América!

¡Claro que las conozco!, le respondí con el mismo entusiasmo, las leo a diario porque ya estoy terminando el quinto grado y cuando termine la primaria obtendré como premio un libro firmado por nuestro querido Fidel. Pero para recibirlo debemos, primero, conocer todos sus escritos.

¡Qué bien! Me dijo. Es un regalo digno para los niños cubanos ¡Es el mejor regalo que pueden recibir! Pero el tuyo estará firmado, además, por el propio autor, porque hoy he comprobado que eres un niño que vale.

Y cuando volví en mí porque había quedado como mudo de entusiasmo y admiración, ya Martí se había ido junto con los demás personajes de su libro, pero en mis manos había quedado un bello libro firmado por dos grandes hombres de nuestra historia: Martí y Fidel.

Y en mi pensamiento grabado para siempre, como se guardan los verdaderos tesoros, esta conversación, que para mí resultó un poco difícil, pero necesaria, además.

 Notas Bibliográficas

1. Battle Sergio, José Martí Aforismos, Centro de Estudios Martianos, 2006, pág.228

2. Martí Pérez José, La Edad de Oro, La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 2009,  pág. 92

3. Battle Sergio, José Martí Aforismos, Centro de Estudios Martianos, 2006, pág.253

4. Martí Pérez José, La Edad de Oro, La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 2009,  pág. 265

5. Martí Pérez José, La Edad de Oro, La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 2009,  pág. 292

6. Battle Sergio, José Martí Aforismos, Centro de Estudios Martianos, 2006, pág.85

Bibliografía

Battle Sergio, José Martí Aforismos, Centro de Estudios Martianos, 2006

Martí Pérez José, La Edad de Oro, La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 2009,  pág. 282