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Foto de Concurso Leer a Martí. Jornada por el Día del Libro Cubano. Edición 2008. Amo leer

Concurso Leer a Martí. Jornada por el Día del Libro Cubano. Edición 2008. Amo leer

25/3/2021
Por: Jessica Álvarez Bellas, Biblioteca Nacional José Martí

Esta obra la escribió un joven de 15 años, ganador en 2008 de 10mo grado y de La Habana, se aprecia el amor por los libros, importante en estos momentos en que estamos celebrando la Jornada por el Día del Libro Cubano.

Leer a Martí

Por Randy Cabrera Díaz

Miraba con curiosidad a los pescadores en su faena de todos los días. El suelo era fangoso y me tiré a descansar a la sombra de un arbusto, recosté la espalda contra una gran piedra y, al bajar la vista advertí a un camarón con sus patas brillantes como si fuera de plata pulida, e inmóvil, levantó hacia mí sus ojos brillantes.

- ¿Qué deseas? - me dijo, y el corazón comenzó a latirme más agitado que de costumbre

Yo también había encontrado el camarón de Masicas

-quiero el libro más hermoso del mundo- le respondí

Pensé que me traería un libro con cubierta de oro e ilustrados de colores brillantes. Entonces se sumergió en el agua y en mis manos apareció el libro La Edad de Oro, el libro que mi papá me regaló el día que cumplí 8 años

¿será cierto que no hay libro más hermoso que este…? –me pregunté, mientras lo hojeaba

Quería pedirle otras cosas: un uniforme nuevo para comenzar la secundaria. Un cake especial para llamar a mis amiguitos y festejar mi cumpleaños que es el domingo próximo… pero el camarón no aparecía, hasta que lo vi tranquilo, como si nada, detrás de una piedra. Entonces me dio pena pedirle algo más, pensé que a lo mejor iba a pasar trabajo resolviendo mis deseos. ¡Qué susto!, el camarón se echó a reír a carcajadas y desperté

Todo no era más que un sueño, me dormí esperando a mi abuelo que ya venía con su morral de pesca y nos fuimos a casa

Al llegar, mamá me recibió con una flor en la mano. Mi papá me llevó al cuarto y sobre mi cama había un uniforme nuevo esperando por el 1.er día de clases. En la zapatera, unos zapaticos bien lustrados que me regaló mi abuela. Casi grito de alegría cuando mi mamá se paró en la puerta con un pequeño cake en las manos.

Entonces corrí hasta el librero, saqué el viejo libro, el más hermoso del mundo, lo apreté contra mi pecho, fui a la ventana y grité:

- ¡Gracias…!