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Foto de Correo desde la Isla de la Dignidad. Palabras de inauguración Monumento a Lenin

Correo desde la Isla de la Dignidad. Palabras de inauguración Monumento a Lenin

22/4/2021
Por: Eloisa M. Carreras Varona y Armando Hart Dávalos, Biblioteca Nacional José Martí

Rindo homenaje a Vladimir Ilich Lenin en este Aniversario de su natalicio y lo hago recordando las palabras que Armando pronunció el 8 de enero de 1984, al inaugurar el monumento erigido en memoria del líder revolucionario del proletariado, en el Parque Lenin de nuestra capital. 

Recordemos que se trata de una colosal y majestuosa estatua con la que se conmemoraron los 60 años de su desaparición física y el 25 aniversario de la entrada de Fidel a La Habana. La obra escultórica fue ubicada en la entrada principal del parque de recreo y complejo paisajístico, en un sector elevado del mismo y fue denominada de manera homónima. Este monumento a Lenin es el primero que se erigió en este lado del mundo y fue realizado en una hermosa pieza de mármol gris perla cubano de más de nueve metros de altura, extraída desde la Isla de la Juventud, la cual fue convertida en la relevante figura de Lenin. 

[Aspiro a que este Monumento sirva de acicate en la lucha que tenemos que seguir librando los revolucionarios en todo el mundo]

 Por Armando  Hart Dávalos

Hay un nombre con el que quisiera iniciar estas palabras: CELIA SÁNCHEZ MANDULEY. Recordemos que el próximo día 11 se cumplen 4 años de su desaparición física, pero su presencia estará por siempre indisolublemente unida a este parque, a este monumento; porque fue ella quien concibió las ideas iniciales acerca de cómo debía ser el mismo. Y con satisfacción, ahora pienso que se logró realizar como Celia quería. Por esto agradecemos al afamado escultor soviético Lev Kerbel, cuya maestría artística se muestra aquí con incuestionable relevancia, al arquitecto cubano Antonio Quintana, que laboró junto a él y a los artistas y trabajadores soviéticos y cubanos que se esforzaron en el empeño, por el tesón puesto y el resultado obtenido. Agradecemos, asimismo, a Piotr Démichev, Ministro de Cultura de la Unión Soviética, su trabajo generoso y eficiente por convertir este monumento en un símbolo de nuestra indestructible unidad. Porque con este resultado, se ha logrado entre cubanos y soviéticos una síntesis artística: Y ella muestra lo mucho que podemos hacer juntos en el arte y la cultura. Pero hay más. Esta hermosa pieza de mármol cubano, extraída de la Isla de la Juventud y convertida en figura artística de Lenin, rodeada de este bello parque, recuerda lo que juntos hemos realizado en el mundo soviético y cubano, y señala, asimismo, lo que juntos vamos a continuar llevando a cabo.

  Es el primer Monumento a Lenin que se erige triunfalmente en este lado del mundo. Es ocasión para expresar una vez más nuestro respeto a los combatientes comunistas que desde los primeros tiempos de la Revolución de Octubre propagaron las ideas del leninismo en nuestro país. Viene a nuestro recuerdo aquel hecho memorable, cuando en el año 1924 se sembró un olivo en lo que desde entonces se conocería como Colina Lenin.

Hoy, 8 de enero de 1984, hace exactamente 25 años que Fidel Castro, al frente del victorioso Ejército Rebelde entró en La Habana y completó el triunfo popular del 1º de Enero de 1959. Dentro de unos días, el próximo 21 de enero, se conmemorarán 60 años del fallecimiento de Lenin.

  Ahora, a un cuarto de siglo de que las multitudes de la capital cubana recibían jubilosas a Fidel y a casi seis décadas de la muerte de Lenin, estamos aquí para inaugurar un monumento a la memoria del dirigente de la Revolución de Octubre.

Ello debiera mover a la meditación de quienes piensen en el futuro de la humanidad. Los que hablan de aplastar para siempre la ideología del leninismo debieran observar este monumento, este parque y este abrazo de comunistas que todos nosotros, la inmensa mayoría de los cuales hemos nacido después de la muerte de Lenin, nos damos en la Cuba de Martí y de Fidel, para proclamar con énfasis que los nombres de Marx, Engels y Lenin perdurarán por los siglos.

La validez de las ideas de Lenin se muestra en este acto con la sencillez y fuerza tales que solo quienes cierran los ojos al hilo más profundo de la historia pueden cegarse ante la evidencia.

¡Qué largo y complejo camino tuvieron que recorrer Cuba, América y el mundo para que nosotros hayamos podido estar aquí una mañana de enero, junto a Fidel Castro, a inaugurar un monumento al forjador de la primera revolución socialista victoriosa de la historia!

Con Marx y Engels se crea, por primera vez, una filosofía concebida en función de orientar la transformación del mundo. Pero este mérito esencial de la teoría marxista, para ser verdadero, tenía que comprobarse con la práctica de la transformación revolucionaria de la sociedad, y esto fue lo que realizó Lenin, con sus concepciones y su práctica política concreta. Así, la teoría de Marx, se materializó en un fenómeno político de carácter real e histórico.

  Recoger del inmenso arsenal conceptual del marxismo las esencias más profundas de sus ideas, situar cuidadosamente a un lado y con inmenso respeto, lo circunstancial o coyuntural, reexaminar esas ideas a la luz de la realidad rusa y del imperialismo naciente, que presentaba nuevas formas de desarrollo capitalista desconocidas en la época de Marx y elaborar un criterio científico, es decir, marxista, para aplicarlas a la sociedad de su época, es ya de por sí una proeza intelectual para ganarse un altísimo lugar de honor en la historia del pensamiento humano.

  Junto a esto, Lenin penetra, con el arma de la dialéctica materialista, en el estudio de los procesos de formación del conocimiento, es decir, del pensamiento humano, de una manera científica, como no lo había hecho nadie antes que él y como no lo ha realizado nadie después que él.

La verdad más profunda del leninismo —que se destaca en este acto— es precisamente aquella que define el marxismo como una guía para la acción. Quizás sea esta la lección más importante que, en el orden conceptual, nos dejó el avance victorioso del Ejército Rebelde y su entrada en La Habana un día como hoy, hace un cuarto de siglo.

A veces se cae en el error de identificar los principios esenciales del marxismo con las formas concretas de su realización, que son, por definición, diversas, múltiples y cambiantes, como si aquellos no fueran precisamente una abstracción. Los negadores del marxismo le imputan errores porque exigen una reproducción mecánica de los conceptos en la vida concreta. Ignoran que la teoría y la práctica, por esencia, no pueden ser exactamente iguales.

La validez de la teoría no se determina en la simple descripción de un hecho, como pretenden los pragmáticos, sino en el hilo conductor que relaciona muchos hechos y que conduce al triunfo de las ideas del filósofo y en el análisis de los hechos sustanciales que sirven para probarla. La certeza de una filosofía se demuestra precisamente allí donde los hombres, guiados por ella, obtienen el objetivo en condiciones y situaciones particulares que no pudieron ser concebidas por el filósofo.

  Mientras más diferenciada es la situación en que resulta capaz de aplicarse una teoría, con mayor fuerza se muestra la validez de ella. Esto fue lo que hizo Lenin en 1917, y ello fue lo que llevó a cabo Fidel en la década de los años 50 y principios de la de los 60; esto será lo que harán en el futuro quienes les abran a sus pueblos el camino del socialismo científico, que es el camino de la libertad y de la genuina democracia.

Cerca de 100 años de historia cubana de lucha por la libertad y la independencia nacional nos llevaron a la Victoria de Enero. El hecho de que esa historia desembocara en la Primera Revolución Socialista de América, es una de las pruebas más concluyentes de la vigencia actual del marxismo-leninismo. Dentro de la corriente del movimiento generado por el Gran Octubre, la Revolución Cubana está, de un lado, enraizada en la historia de lo que Martí llamó Nuestra América y del otro, presenta al mundo la originalidad de ser la Primera Revolución Socialista ocurrida dentro del marco del sistema económico, social y cultural impuesto por el imperialismo norteamericano.

  La intervención norteamericana en la guerra de independencia de Cuba fue un hecho que sirvió a Lenin para caracterizar el nacimiento del imperialismo moderno, es decir, considerado como fase superior del capitalismo. Precisamente en la tierra donde esto ocurrió, a las seis décadas, Fidel entró victorioso en La Habana con el corazón y la mente puestos en la historia de Cuba y América. Semejante hazaña no hubiera podido realizarse sin las lecciones de Lenin.

Lenin fue el primero y hasta hoy el único filósofo en la historia milenaria del hombre que resultó capaz de dirigir una revolución triunfante y organizar un Estado sobre los escombros de la vieja sociedad. Solo con la filosofía y la ciencia descubiertas por Marx podría la teoría social y la práctica política relacionarse de una manera acertada y capaz de mover la historia a favor de la liberación social del mundo.

La vida práctica presenta y presentará infinitas variantes y las formas en que se producen los hechos políticos e históricos, así como los caminos que toman los acontecimientos, son diversos, contradictorios y paradójicos. Pero junto a esta variedad infinita de caminos, de formas y de tiempo para alcanzar las metas históricas, está la verdad esencial descubierta por los forjadores de nuestra ideología y subrayada en el pensamiento magistral de Fidel, cuando afirmó “El futuro pertenece por entero al socialismo”. Una prueba evidente de ello es que a cien años de la muerte de Marx y a sesenta de la de Lenin, estamos hoy aquí, en lo que nuestros hermanos soviéticos llaman Isla de la Libertad, en el corazón del hemisferio occidental, levantando un monumento a quien será recordado algún día por toda la humanidad, sin excepción, como el iniciador de una nueva era.

Cuando los revisionistas de todo tipo, las traiciones vergonzosas, los errores de los hombres y la necesidad de encontrar formas y argumentos más actualizados para defender el marxismo-leninismo nos obligan, como una exigencia apremiante de la lucha ideológica, a estudiar sus esencias y aplicarlas a condiciones radicalmente nuevas, los cubanos, con la íntima colaboración de los hermanos soviéticos, erigimos este monumento en Cuba Socialista, con la esperanza de que sirva de acicate para que los revolucionarios en todo el mundo encuentren un estímulo para abordar lo nuevo desde el punto de vista del materialismo dialéctico e histórico, que es la única forma de hallar lo realmente nuevo en el mundo de hoy y de mañana.

 Muchas gracias