Noticias

Buscar noticia

Mes
Año
Término de búsqueda

Foto de Concurso Leer a Martí. Edición 2001. Mi papá

Concurso Leer a Martí. Edición 2001. Mi papá

28/4/2021
Por: Jessica Álvarez Bellas, Biblioteca Nacional José Martí

Hoy nos gustaría mucho que lean este relato escrito por una joven de 14 años, se encontraba en 9º grado y fue ganadora en el Concurso Leer a Martí del año 2001, provincia Santiago de Cuba. Aunque las cartas son muy recurrentes en el Concurso, esta es muy bonita así que recomiendo su lectura.

Para mi confidente

Por Gabriela María Cabrera Fernández

Querido papá:

¿Permites que te llame así? Me sentiría muy triste si no lo aceptaras, porque yo te siento como mi padre… dices tantas cosas lindas, tan tiernas y amorosas que cuando leo lo que escribías a tu María Mantilla siento un poquitico de envidia por no ser yo la destinataria de cartas como esas. Pero según tú mismo dices en una que le escribiste, después de una dolorosa separación que no tenía miedo de sufrir, porque ´´ (…) sufrir bien, por algo que lo merezca, da juventud y hermosura´´.

Yo también sufro, querido Martí, vivo separada de mi papá y no recibo cartas hermosas. Yo sé que mi papá me quiere y por eso lo perdono…, le perdono que sólo venga a verme cuando cumplo años y que no sepa, a veces, cuando me enfermo un poquito, y cuánto quisiera que mi mamá se preocupara por mis medicinas y por acurrucarme cuando era más chiquitica y complacía mis caprichos

Yo, mi amado maestro, he aprendido a querer contigo, y de tus palabras he aprendido también a ser más libre, a tener la frente alta y a decir la verdad para ser más pura, aunque no siempre obtenga los mismos resultados, pues a todo el mundo no le gusta oír hablar de sus errores. De todas formas, yo sigo con mi empeño, a pesar de las pequeñas heriditas que se me abran, pues sé que me ayudan a fortalecerme y me enseñan a distinguir quién es mi amigo verdadero

¿sabes? Mi mamá también me dice que es más sabio quien descubre y no espera que le descubran, por eso a mí me gusta investigar, leo mucho y siempre ando de aquí para allá tratando de buscar algo nuevo que me interese. El otro día, por ejemplo, descubrí, después de mirar mucho a un hormiguero, que sus pequeñitos habitantes no pueden dejar la línea que traza la 1.ª, y cuando encuentran un obstáculo, tiene que venir una, que tal vez sea la jefa, a trazar un nuevo rastro que detengan el camino hacia su casa y se sientan perdidas

Maestro, yo no soy una niña perfecta, a veces pierdo la paciencia y me pongo furiosa y cuando eso sucede a veces hiero a mis seres queridos. Después, al rato, la pena es tan grande por haberles causado dolor, que un mar de lágrimas me ahoga y no me calmo hasta que mi mamá me besa y, me dice que ya tengo su perdón, entonces le prometo y me prometo nunca más ofenderla y quererla tanto que la vida no me alcance para decírselo y demostrárselo

Ella se ríe, porque sabe que otro día voy a tener otros de mis arrebatos, pero me comprende y me abraza fuerte y siento la felicidad más grande del mundo

Guárdame el secreto, mi maestro, yo sé que voy a aprender a ser mejor, para eso cuento con tu ayuda, seguiré leyendo tus cartas y pensaré que uno de tus abrazos es para mí

Un beso, 

Gabriela Cabrera Fernández