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Foto de Concurso Leer a Martí 1998. Los 2 príncipes

Concurso Leer a Martí 1998. Los 2 príncipes

6/12/2020
Por: Jessica Álvarez Bellas, Biblioteca Nacional José Martí

Hoy Mabel una niña ganadora del Concurso Leer a Martí del año 1998 que en aquel momento estaba en 9no grado y concursó por su provincia Ciudad de La Habana, nos muestra en este escrito como disfruta la lectura. Seguro les va a gustar.

Los 2 príncipes me acercan a Martí.

Mabel Hierro Martín

Por tratarse de José Martí y por la insistencia de un amigo al que quiero mucho, he decidido participar en este concurso para el que desde un inicio pensé en el poema ´´Los 2 príncipes´´.

En este concurso veo una oportunidad para intentar expresar algunas ideas, o, mejor dicho, emociones, que siempre me han asaltado cuando leo el poema, desde la primera vez.

Sé que este poema no lo escribió Martí, pero yo lo siento como si fuera de él, porque me digo que si se dedicó a traducirlo y a incorporarlo a la revista La Edad de Oro es porque se identificó con él, porque lo emocionaba y lo motivaba. Pienso que le reconoció valores que debían hacerse llegar a los niños. Entonces para mí es como si fuese de él, además de que siento que es la misma forma que él tenía de decir las cosas.

Lo primero que me llama la atención en este poema es que aparece como en 2 bloques bien separados, como para resaltar que a pesar de su aparente semejanza de 18 versos cada uno y el tema común: la muerte de un hijo, son realidades muy diferentes.

No sé si a todos les pasa lo mismo, pero a mí siempre me conmovió más la forma en que se describe el dolor de la pastora y del pastor ante la muerte del hijo y voy a tratar de decir en qué momentos me ocurre esto con más fuerza.

Al hijo del rey y la reina lo lloran no sólo sus padres, sino también los súbditos y otros muchos que asisten al pomposo entierro.

Han decorado los caballos de luto y han confeccionado muchas coronas de laurel para rendir tributo al hijo del señor 

El dolor de los pastores en cambio, es sólo de ellos, callado, desconocido para el resto de la gente. Nadie viste de luto, nadie decora animales, nadie fabrica coronas, pero sin embargo, los animales sienten la tristeza, andan cabizbajas las ovejas y triste el perro.

La pastora no tiene los finos pañuelos de encajes, ni creo que le importe mucho, ella anda como loca y en su desesperación se pregunta cómo puede brillar el sol cuando su dolor es tan grande y su vida se ha vuelto tan oscura. Hasta le pide a un simple pajarito que le haga llegar hasta donde está su hijo.

El pastor confecciona él mismo con sus manos el ataúd donde descansará su hijo, él mismo lo deposita en la tierra, como si fuera una flor. *

Resumiendo, es como si el dolor estuviera más concentrado en la familia del pastor.

Y lo que más me ha impresionado siempre porque es lo que más diferencia las 2 realidades es esa exclamación final: ‘’ ¡El hijo del rey se ha muerto! ´´ como si fuera un vocero o pregonero que anunciara un suceso y esa afirmación dolorosa, callada, de que se quedó el pastor sin hijo, de que el pastor ha perdido algo irrecuperable y valioso, lo más valioso: su hijo.

Siempre me ha dejado triste y pensando este poema, y hoy también… como siempre.

*Yo veo un símil entre el hijo del pastor y una flor en el siguiente verso: ‘’echa en la fosa una flor’’