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Foto de Ilustres en la Biblioteca Nacional José Martí: La devoción martiana de Manuel Pedro González

Ilustres en la Biblioteca Nacional José Martí: La devoción martiana de Manuel Pedro González

19/5/2022
Por: Mabiel Hidalgo Martínez, Biblioteca Nacional José Martí

“Porque José Martí es -después de Cervantes- el espíritu más ecuménico que la cultura hispana ha producido. Su pensamiento, su ética y su conducta tienen una marcada proyección universal” (1),  expresó el profesor y crítico Manuel Pedro González (1893-1974) ante la estatua de nuestro Apóstol, en el Parque Central de La Habana, con motivo de su centenario.

El pensamiento y la obra martiana calaron desde muy temprana edad en la formación del entonces joven inmigrante canario Manuel Pedro del Sacramento González Fernández, natural de Breña Baja, Santa Cruz de la Palma, Islas Canarias. Su devoción martiana tuvo sus orígenes -según él mismo cuenta- mientras trabajaba en una bodega del Occidente cubano y cayó en sus manos “una insignificante biografía novelada de Martí publicada anónimamente” (2)

La vida de Manuel Pedro González transcurre entre Cuba y los Estados Unidos. En la Universidad de La Habana, a inicios de la década de 1920 obtiene títulos de Doctor en Leyes, y en Filosofía y Letras. Poco después inicia su carrera como profesor de español en el Goucher College, en Maryland, y desde 1924 hasta su jubilación en 1958, ocupó la cátedra de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de California. 

El vínculo de Manuel Pedro con la Biblioteca Nacional se establece con la creación de la asociación Amigos de la Biblioteca Nacional, fundada por el historiador Emilio Roig de Leuchsenring en 1936, de la cual integra su primera directiva con el cargo de vocal, junto a prestigiosos intelectuales como Joaquín Llaverías, Francisco González del Valle, Nicolás Guillén, Benigno Sousa, Félix Lizaso y José Antonio Ramos. Sobre la labor profesional de este último escribió en varias ocasiones.

En 1954 ve la luz su texto “El culto a Martí en la Argentina”, publicado en la Revista de la Biblioteca Nacional, donde subraya que: “Martí es tan americano como cubano. Su labor y su vida toda tienen proyecciones continentales -y hasta universales- (…)” (3)

La presencia física del catedrático en la Biblioteca Nacional José Martí -una vez que se ubica en su nuevo y definitivo edificio, con el nombre del Héroe Nacional de Cuba- se constata a través de tres instantáneas de la Colección especial de fotografías BNJM. En enero de 1960 se le ubica en el auditorio de la conferencia del escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias, junto a su amigo, el escritor y abogado dominicano Max Henríquez Ureña. Por esos días tuvo lugar en La Habana la primera edición del Concurso Literario Hispanoamericano, devenido Premio Casa de las Américas.

Su amistad con el matrimonio integrado por Cintio Vitier y Fina García Marruz, fervientes martianos, lo acerca mucho más a la institución bibliográfica cubana. Desde 1960, el profesor Manuel Pedro González en sus visitas a Cuba advierte la necesidad de crear un espacio de culto a nuestro Apóstol, una sala que se convertiría en “el único monumento digno de Martí que Cuba le ha erigido hasta ahora”, según sus palabras, pronunciadas en el discurso de inauguración de la Sala Martí, sueño convertido en realidad la mañana del 28 de enero de 1968. 

Destaca Vitier la visión organizativa de Manuel Pedro con relación al funcionamiento de la mencionada Sala y su énfasis en la necesidad de que se publicase un boletín anual con la bibliografía martiana activa y pasiva, selección de artículos en lenguas extranjeras, bibliografía crítica, libros, folletos y tesis con significativos estudios sobre José Martí desde cualquier parte del mundo.  

En otra ocasión, también en la década del sesenta, Manuel Pedro integraría un panel junto a la directora de la institución, doctora María Teresa Freyre de Andrade, Max Henríquez Ureña y Cintio Vitier, en el Salón de actos de la Biblioteca.

Personalidades cercanas al prestigioso académico, como el crítico y catedrático norteamericano Ivan A. Schulman, reconocen que Manuel Pedro fue un escritor polémico, al que no le interesaba lo manido y buscaba replantear cuestiones espinosas. “Bajo un exterior, a menudo austero y brusco, latía el corazón de un ser generoso y tierno”(4).  Así lo describió Schulman.  

Según la escritora y catedrática cubana Elsa Vega Jiménez, el ilustre canario “nos ha legado literatura abundante y valiosa, con un caudal inagotable de información. La bibliografía activa cuenta con veinte libros publicados, cientos de artículos, reseñas, críticas, ponencias, notas en importantes revistas de varios países (5).  

Es significativo destacar que la mayor parte de sus investigaciones las dedicó al pensamiento y la obra del Héroe de Dos Ríos. Entre sus títulos en torno a Martí destacan: José Martí, Epic Chronicler of the United Status in the Eighties (1953); José Martí, anticlerical irreductible (1954); Notas en torno al modernismo (1958); Indagaciones martianas (1961); Martí, Darío y el Modernismo [en coautoría con Ivan Schulman] (1969); y José Martí. Epistolario (1973). 

Cuentan que, “cuando salió de Cuba se la llevó en el cerebro y en el corazón. Siempre mantuvo los vínculos con la isla, anualmente la visitaba. Desde la cima, Martí oteaba todo el panorama” (6).   

Sencillamente, resulta útil y hermosa la impronta martiana en Manuel Pedro González. “Su sombra bienhechora no me ha desamparado nunca ni su memoria ha dejado de endulzar y confortar mis desdichas y tristezas”,   expresó en 1968. José Martí fue su templo, su inspiración y guía. 

Foto Portada. El profesor Manuel Pedro González (en la extrema derecha), integra un panel junto a Cintio Vitier, Max Henríquez Ureña y la doctora María Teresa Freyre de Andrade, Salón de actos de la Biblioteca Nacional José Martí, ca. 1960-1966. Colección especial de fotografías BNJM.

  (1)  Manuel Pedro González. “Discurso pronunciado durante la ofrenda floral en el Parque Central de La Habana, 20 de febrero, 1953”. En: Anuario del Centro de Estudios Martianos, Núm. 26, 2003, p. 185.

 (2)  Manuel Pedro González. En: Cintio Vitier. “Manuel Pedro González y la Sala Martí: De un discurso inaugural”. Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, Núm. 1, enero abril 1968, p. 94.

 (3) Manuel Pedro González. “El culto a Martí en la Argentina”. Revista de la Biblioteca Nacional, abril-junio 1954, p. 57. 

 (4) Ivan A. Schulman. “Recordando a dos maestros modernos". Anuario del Centro de Estudios Martianos, Vol. 27, 2004, p. 43. 

  (5) Elsa Vega Jiménez. Manuel Pedro González, apasionado seguidor de José Martí. Abra Canarias Cultural, 2022, p. 42.
  Ibidem., p. 46.

 (6)  Manuel Pedro González. En: Cintio Vitier. “Manuel Pedro González y la Sala Martí: De un discurso inaugural”. Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, Núm. 1, enero abril 1968, p. 94.

Foto de El profesor Manuel Pedro González (en la extrema derecha), integra un panel junto a Cintio Vitier, Max Henríquez Ureña y la doctora María Teresa Freyre de Andrade, Salón de actos de la Biblioteca Nacional José Martí, ca. 1960-1966. Colección especial de f El profesor Manuel Pedro González (en la extrema derecha), integra un panel junto a Cintio Vitier, Max Henríquez Ureña y la doctora María Teresa Freyre de Andrade, Salón de actos de la Biblioteca Nacional José Martí, ca. 1960-1966. Colección especial de f
Foto de El escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias imparte conferencia sobre su novela El Señor Presidente, 8 de febrero de 1960. Local de Seminarios de la Biblioteca Nacional José Martí. Destacan en el público, el profesor Manuel Pedro González (primero a la El escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias imparte conferencia sobre su novela El Señor Presidente, 8 de febrero de 1960. Local de Seminarios de la Biblioteca Nacional José Martí. Destacan en el público, el profesor Manuel Pedro González (primero a la