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De la historia contada por las revistas cubanas de los sesenta. Un Congreso en defensa de la cultura nacional
22/8/2020
Por: Vilma N. Ponce Suárez, Biblioteca Nacional José Martí
Pocos días después de que Fidel Castro pronunciara sus “Palabras a los Intelectuales”, quedó inaugurado en el Hotel Habana Libre el Primer Congreso de Escritores y Artistas Cubanos, el 18 de agosto de 1961. Su convocatoria manifestaba el reconocimiento por la dirección del país de la valiosa contribución de los intelectuales en la construcción de la nueva sociedad. La reunión era más notoria al producirse en medio del avance exitoso de la Campaña de Alfabetización, a pesar de las agresiones económicas, militares y políticas que dirigía el Gobierno de los Estados Unidos contra la Isla.
El artista, periodista y crítico de arte Leonel López Nussa dejó constancia escrita del histórico Congreso en la revista INRA, en su edición de septiembre de 1961. En el reportaje “Del primer Congreso a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba”, que firmó con el seudónimo de Antonio Carpio, llamó la atención sobre la presencia de invitados extranjeros y el importante rol que desempeñaban los artistas y escritores como voceros de las ideas y sentimientos del pueblo en el ámbito internacional. Luego de la inauguración del encuentro por el Presidente Osvaldo Dorticós, el poeta nacional Nicolás Guillén dio lectura al informe central, en el que subrayó el valor de nuestra herencia cultural y las peculiaridades que deberían tener las obras que nacerían en un nuevo contexto. La belleza del mensaje revolucionario constituiría la cualidad distintiva de los productos artísticos y literarios; así como, sería vital el permanente contacto de los creadores con el pueblo. El 22 de agosto en sesión plenaria se conformó el Comité Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y se eligió a Nicolás Guillén como su presidente. Cerca de 1300 delegados de toda la nación e invitados escucharon el discurso de clausura del comandante Fidel Castro, en el que enfatizó: “El intelectual, el escritor y el artista cobran en esta hora revolucionaria todo su valor y toda su importancia, que sólo las clases humildes y liberadas de nuestro pueblo podían darles”.
La revista Bohemia reseñó también el Congreso en sus ediciones del 20 y 27 de agosto. Entre los textos publicados estuvo “El Congreso de Escritores y Artistas”, de Loló de la Torriente. La periodista y crítica de arte destacó el carácter flexible del temario, que giró en torno a: la responsabilidad creadora de los escritores y artistas ante la Revolución; el intercambio, contacto y cooperación de los intelectuales cubanos con los de Latinoamérica y de otros países en defensa de una cultura popular, la soberanía y la paz; y acerca de los problemas organizativos de la Asociación de Escritores y Artistas. No faltó la mirada humorística de Juan David, quien obsequió a los lectores de Bohemia varias caricaturas de intelectuales cubanos y extranjeros asistentes al cónclave, con el título “Rostros y gestos en el Congreso de Escritores y Artistas” (27 agosto 1961).
Los delegados participantes en este histórico evento, independientemente de abrazar diversas tendencias estéticas, suscribieron la “Declaración de principios”, en la que aceptaron como deber y derecho: “Luchar con sus obras por un mundo mejor”.