La Biblioteca Nacional de Cuba José Martí (BNCJM), institución cubana que resguarda el mayor número de impresos cubanos, así como documentos de diversas tipologías: manuscritos, fotos, negativos, mapas, grabados, carteles, partituras musicales, entre otros, posee la huella de sus creadores, coleccionistas, bibliotecarios, lectores. También abriga la historia de cómo llegaron un día a ser parte del arsenal bibliográfico de la Biblioteca Nacional, esos libros y documentos: los más antiguos, en el Castillo de la Fuerza o la Maestranza de Artillería; los más nuevos, en el edificio que ocupa desde febrero de 1958.

Los fondos, como se les conoce en el ámbito bibliotecario, fueron creciendo por la voluntad de sus fundadores bajo la guía de don Domingo Figarola Caneda, primer director de la institución, y con las bibliotecas personales que donaron un número apreciable de intelectuales, entre ellos, Manuel Pérez Beato, Néstor Ponce de León, Ricardo del Monte, Vidal Morales y Morales y Antonio Bachiller y Morales, por solo mencionar algunos.    

Por diversas razones, muchas veces resulta difícil encontrar el documento que nos remite al origen de determinado fondo o colección, aspecto necesario a la hora de reconstruir historias documentales o completar la documentación que exige, por ejemplo, el expediente de nominación de un fondo al Programa Memoria del Mundo de la Unesco. 

Para suerte nuestra, el documento que demuestra la donación de la biblioteca personal de Antonio Bachiller y Morales a la BNCJM, es una certeza. En reciente hallazgo se pudo constatar cómo llegaron a la institución los documentos del bibliógrafo mayor que ha dado Cuba. Un negativo de la colección Gómez de la Carrera perteneciente al Grupo Colección Cubana, nos devela la historia.

Al conmemorarse el decimoctavo  aniversario de la muerte de Bachiller y Morales, sus herederos tuvieron a bien entregar la colección personal de los documentos impresos y manuscritos del patricio habanero a la Biblioteca Nacional. La misiva, desvelada a través de un negativo de cristal, nos remite al texto que evidencia la voluntad de sus familiares:

Habana 10 de enero de 1907

Sr. Secretario Interino de Instrucción Pública

Señor: 

Los que firmamos, descendientes y herederos del Sr. Antonio Bachiller y Morales, e inspirados por el propósito de conmemorar el decimoséptimo aniversario de la siempre lamentable pérdida de patricio tan ilustre, tienen el honor de manifestar a V.: 

1. Que por libre voluntad y acuerdo unánime, hacen donación a la Biblioteca Nacional de Cuba, de cuantos impresos y demás documentos componen la colección de aquel que dejó a su fallecimiento. 

2. Que al proceder de esta manera consideran cumplir con uno de los deseos más íntimos y patrióticos del finado, quien sin duda y de haber sido posible, él mismo hubiera satisfecho en vida.

3. Que dicha colección se encuentra depositada en la Sociedad Económica de Amigos del País de la Habana, quedando V. autorizado por la presente para solicitar del Sr. Director de dicho Cuerpo docente la entrega de aquella, y para cuyo fin, además, por nuestra parte cumpliremos con los requisitos necesarios cerca del Sr. Director citado.

4. Que al hacer esta donación, debemos declarar que nos complace mucho corresponder así a las diferentes gestiones llevadas a cabo en diversas épocas por el Sr. Domingo Figarola-Caneda, Director de la Biblioteca Nacional, y por V., Sr. Secretario, con el propósito de obtener la donación que ahora hacemos.

Somos de Vd. Con toda nuestra consideración más distinguida.

La carta culmina con la firma de los herederos, entre los que constan José Alberto del Castillo, Carlota Bachiller de Morales, Adelaida Bachiller, José Portuondo, A. Bachiller de Ponce de León, entre otros.

Resulta un honor y compromiso a la memoria de tan ilustre cubano, la permanencia de sus libros y documentos en los fondos de nuestra institución. Corresponde a los bibliotecarios e investigadores el estudio de su obra y su pensamiento.