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De la historia contada por las revistas cubanas de los sesenta. Imagen de la mujer negra en la revista Cuba
25/7/2020
Por: Vilma N. Ponce Suárez, Biblioteca Nacional José Martí
La participación de la mujer negra en la producción, las labores agrícolas o en los cursos de superación nocturnos se advierte en las fotografías que ilustraron varios reportajes publicados en la revista Cuba durante 1962-1969. El color de su piel no fue tema de comentario en los textos publicados. Interesaba más que se conociera la contribución que la mayoría de las mujeres jóvenes ofrecían al desarrollo económico del país y en pos de alcanzar su independencia personal. Los principales planes de la Revolución de aquella época contaron con su presencia. En la edición de febrero de 1967 se trató sobre el Plan agrícola especial de Banao, en Sancti Spíritus, donde trabajaron cerca de 2 mil mujeres. Ellas estuvieron también en el experimento que tuvo el propósito de transformar la Isla de Pinos en “la primera región comunista de Cuba” (mayo 1968).
La mujer negra se vio representada en las portadas de dos números de Cuba. La entrega de febrero de 1964 regaló a los lectores la fotografía a color de la popular actriz negra Bertina Acevedo, tomada por el fotógrafo Alberto Korda. La imagen de una mujer afrodescendiente en una portada de revista no significó en sí un suceso cultural, pues esta misma muchacha había sido la modelo de la cubierta de Vanidades, del 1.º. de diciembre de 1960. Lo que marcaba ahora la diferencia era su atuendo, un biquini, prenda no convencional para una publicación de esos años. El director de la revista Lisandro Otero comentaría tiempo después, que por tal osadía la Redacción recibió las críticas de algunos “puritanos y pacatos”. La otra modelo fue la bailarina mestiza Luz María Collazo, integrante del Conjunto de Danza Moderna, captada por el lente de Fernando Lope (Chinolope), para la edición de octubre de 1966. Su vestimenta resultó también algo inusual para la época, pues la joven vestía de iyabó, toda de blanco, prenda típica del culto afrocubano.
La formación de la mayoría de los fotógrafos de Cuba antes de 1959 en el mundo de la publicidad se manifestó en las obras que producían en un nuevo contexto histórico. De esa manera continuaron resaltando la belleza de la mujer cubana, aunque ahora destacaban otras cualidades, como ser trabajadora o estudiante, y sus preferencias por la lectura, la música y las artes. Para ello se creó la sección “La Ninfa Constante”, donde las fotografías de las jóvenes eran acompañadas de estos datos. Un aspecto singular fue el predominio de muchachas blancas en la selección de las modelos, lo cual denotaba la existencia de un estereotipo de belleza coartado. Sin embargo, otro fue el mensaje del reportaje gráfico realizado por Alberto Korda y Omar Mendoza titulado “Aún más bellas con la Revolución” (marzo 1963). Junto a las instantáneas de jóvenes con diferente color de piel, se publicó un texto que incluía la siguiente reflexión: “Muchachas que trabajan y que además son bonitas. Muchachas que se entregan con fe a la tarea común de construir una Patria Socialista y que además son bellas. (…) Los adjetivos dimiten ante la variedad de su belleza: variedad de ojos, de cabellos, de tonos de piel. Variedad de gracia y de garbo”.
En la sociedad cubana de los sesenta se sentaban las bases económicas y sociopolíticas para un trato y percepción más justos de la mujer afrodescendiente, pero aún quedaba mucho por hacer en el terreno de la psicología social.