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Foto de Un cuento del Concurso Leer a Martí. La muñeca de trapo

Un cuento del Concurso Leer a Martí. La muñeca de trapo

10/8/2020
Por: Jessica Álvarez Bellas, Biblioteca Nacional José Martí

Me pareció interesante que también en esta etapa de verano ustedes puedan disfrutar de lo que los niños escribieron para el Concurso Leer a Martí de la Biblioteca Nacional de Cuba, por eso hoy comparto con ustedes este cuento escrito por una niña que en ese entonces estaba en 6to grado y tenía 11 años y  fue premio del Concurso en el año 2000. Escogeré para ustedes, algunos cuentos cortos, para que puedan apreciar la belleza con que los niños y jóvenes escriben en torno a la Obra Martiana, espero lo disfruten.

LA MUÑECA DE TRAPO

Anabel Casado Alonso

Gustaba yo de jugar con unas lindas muñecas de trapo que mi abuela, cuando tenía buena vista, solía hacerme. Ellas eran todas diferentes: unas eran rubias, otras negras, algunas trigueñas; estaban hechas con ropas que ella, mi abuela, había desechado. Para hacer el pelo deshilaba la tela, los ojos los bordaba cuidadosamente, con diferentes colores y matices, el cuerpo estaba lleno de aserrín lo que me permitía mover las manos y las piernas como quisiera. Pero, aunque diferentes, todas tenían algo en común, y era precisamente el amor que expresaban en su cara y el cariño de sus ojos.

Algunas de mis amiguitas venían a mi casa a jugar con mis otras muñecas compradas en la tienda, que eran realmente hermosas, pero que a mí no me atraían y siempre terminaba jugando con mis muñecas de trapo, por lo que era presa de sus burlas, aunque esto realmente no me importaba.

Un día, vino una de mis amiguitas, a la que la mayoría de los adultos se la pasaban regañando, por ser de modales atrevidos, muy despierta y poco refinada, pero en cambio era sencilla, muy modesta y sincera, sus ojos despiertos invitaban a la acción. Fue justo a ella a quien le encantaron mis muñecas de trapo y le gustaron mucho más cuando supo que eran hechas por mi abuelita. Con su acostumbrada sinceridad y por la confianza que nos teníamos no dudó en pedirme una cuando se iba para su casa. Cogí la que más le había gustado y se la regalé, pues sabía que estaba en buenas manos. Mi amiga siempre estaba con la muñeca, la cuidaba, la acariciaba y hasta dormía con ella

Pasó un tiempo y el día de mi cumpleaños, que en esa ocasión decidí pasarlo con mi familia, ya caída la tarde, se apareció en mi casa con su pelo rubio ondeado al viento y su natural carácter. Ella se había acordado de la fecha y me fue a felicitar, me dio un beso y me dijo:

-Anabel, sabes que yo te quiero mucho, y aunque sé que te mereces mucho más, soy una niña de escasos recursos, por favor acepta esta muñeca que te compré con mis ahorros… -y me enseñaba entre sus blancas manos una encantadora muñeca de trapo. Me emocioné tanto que ella no se lo puede haber imaginado, y le dije que era el mejor regalo que me podían hacer. Aquella muñeca era la bondad de su noble corazón y el cariño que me tenía, o me tiene, por lo que conservo celosamente su regalo

Cada vez que leo el cuento de Martí, ´´La muñeca negra´´, me acuerdo de la historia que acabo de contarles, porque el corazón de Piedad es igual que el de mi amiguita y sé exactamente lo que nuestro José Martí quería decir a los niños con su pluma

Quisiera que mi amiguita pudiera leer esta fabulosa historia para que sepa que, con su gesto y corazón, cultivó más aún la amistad que le tengo, y que todos los niños sean como ella, pues estoy segura de que así lo quería nuestro Apóstol, José Martí.


Foto de Concurso Leer a Martí 2000 Concurso Leer a Martí 2000