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Foto de Imaginario socialista en Cuba.

Imaginario socialista en Cuba.

2/10/2020
Por: Jorge Luis Montesino Grandías., Biblioteca Nacional José Martí

El Socialismo. I. Un artículo de Antonio Bachiller y Morales publicado en 1848

La palabra Socialismo ingresó en el conflicto ideológico y lexicográfico moderno cuando empezó a designar un ideal interpretado en el campo de la ideología, la teoría y en el de su puesta en práctica. Este fue un proceso abierto en la primera mitad del siglo XIX en países centroeuropeos, imponiéndose tres modelos autodenominados socialistas– suscritos por los franceses Enrique de Saint-Simon y Carlos Fourier, y el inglés Robert Owen. Transformadas en focos mundiales de progreso y desarrollo económico, industrial y de teorías sociales, diferentes ciudades industrializadas y cosmopolitas como París, Nueva York, Filadelfia y Londres engendraron y atrajeron a reformadores trasatlánticos dentro de un arco político y especulativo cada vez más accesible. Las rutas marítimas tejían así un mapa de ideas políticas y estéticas que producían una particular sensación de novedad, progreso y responsabilidad social. Dentro de dicho mapamundi la Isla de Cuba se posicionó dominante: producción y crecimiento económico de azúcar y derivados, café y tabaco, devenida en plaza de cabotaje, comercio y exportación interconectando el viejo mundo europeo y el Nuevo Mundo americano. En 1830 el puerto habanero lucía pendones de diversos países de las más remotas geografías y culturas. Lo mismo la tricolor republicana francesa que la imperial zarista, la federalista norteamericana y por supuesto la española absolutista, etc. Este sentido conflictual, la mundialización y el uso político moderno de las ideas socialistas debieron alarmar a las autoridades coloniales y a los hacendados criollos, según el control editorial e institucional ejercido sobre el nuevo ideal social opuesto al liberalismo individualista dominante en la primera mitad del siglo XIX antillano. 

Contrario a las tesis reproducidas por la historiografía política –las cuales ubican y relacionan directamente el debut del dogma socialista con el desarrollo del movimiento obrero hacia 1865– el periodo que va de 1830 a mediados de la década de 1860 sí aportó numerosos ejemplos de socialización y puesta en análisis del nuevo ideal de redención universal. Ideas surtidas con el arte y la literatura romántica de animoso compromiso social en el Nuevo Mundo; pero, sobre todo, criticadas, fuertemente censuradas y por lo tanto publicables; quien sabe si el estricto control pudo en algo favorecerlas. Las corrientes filosóficas y de pensamiento tuvieron una importante plataforma de propagación en la enseñanza académica, por ejemplo con la Economía Política, las nuevas teorías sobre el trabajo libre o asalariado y Elementos de la Filosofía del Derecho o Curso de Derecho Natural, Habana, 1857. El profesor, historiador, bibliógrafo y propagandista Antonio Bachiller y Morales impartió estas materias, facilitando el conocimiento de las ideas modernas y de las escuelas socialistas en la Isla de Cuba. Línea de su labor intelectual, de la historia política y las ideas cubanas aun por investigar. A uno de los avezados discípulos de aquel enciclopedista antillano, al escritor José Ignacio Rodríguez debemos la siguiente opinión de toda una generación: “à (sic) Bachiller debemos todos nosotros de mi tiempo acá cuanto sabemos del movimiento moderno. Ninguno de nosotros supo que había un comunismo y una filosofía alemana, y escuelas racionalistas y filosofía practica, (sic) sino cuando entramos en la clase de Bachiller, que nos puso en relación con toda la gente de los tiempos modernos”.   B., uno de los pseudónimos de Morales, firmó numerosos artículos sobre la economía política en sus tendencias filosóficas, en su relación con la jurisprudencia, a través de La Influencia de los consumos improductivos en la moral de la Habana, y las Ciencias administrativas. Contradicciones comunistas. Siempre relacionando sus análisis con aquella ciencia son interesantes: Apuntes biográficos sobre Federico Bastiat y noticias de sus obras; ¿Tiene por objeto la economía la felicidad del hombre? –Obreros. –Maquinas. También: Socorro de pobres, y Socorro de pobres. Limosnas. Tasa de pobres. Montes de piedad, por solo mencionar algunos ejemplos. 

El artículo que en esta ocasión reproducimos tal cual fue editado íntegro en su momento hubo de ser el primero de un par suscritos por Bachiller y publicados en el Faro Industrial de La Habana, el miércoles 1 y su continuación el jueves 2 de noviembre de 1848. Estos, uno del frenólogo hispano Mariano Cubí i Soler en octubre, dos editoriales en el conservador Diario de la Marina en igual mes y el siguiente, y, por otra parte, informes y oficios de alarma y prevención enviados por el Capitán general Federico Roncali al Ministro de Gobernación español, además de por algunos intentos de sedición en este hemisferio y en la Isla de Cuba, estuvieron motivados por los sucesos de la Revolución francesa o Primavera de los Pueblos que aquel año sacudieron a Europa. 

     El Socialismo. I.

  Sin duda para los tiempos que hemos alcanzado, la mas temible de las plagas es el socialismo, con cuyo nombre se encubren hoy todos los descontentos del órden vijente y de las formas sancionadas con el respetable voto de la esperiencia. ¿Pero será cierto que ese mal, amenazante en Francia y otros paises, es un fenómeno desconocido de los tiempos antiguos? ¿No será una de las fases que presenta la guerra eterna de la miseria y la holgazanería con la riqueza y el trabajo? ¿Será el socialismo producto de una sola causa, ó consecuencia de muchas? Nosotros, si quisiéramos señalar alguna á ese desconcierto, que ni merece el nombre de doctrina supuesto que es la mezcla del sansimonianismo con el furierismo y owenismo y con la ignorancia, diríamos que consiste en el olvido de los principios relijiosos de nuestros padres. No tratamos de la relijion como de ese sentimiento que nos conduce á Dios: no hablamos de la relijion santa que desde los apóstoles nos conserva ese tesoro de virtudes que realizó Jesus en la tierra: el catolicismo, que ofrece el sistema mas completo de organizacion social, en donde todos los hijos de Dios reconocen un centro de unidad y primado de autoridad; que santifica el trabajo y da limosna al pobre; que une á  la autoridad y el órden sobre el pedestal magnífico de la caridad, y proclama para confusion de los hipócritas que en vano es la fé cuando falta ese amor que todo lo vivifica y engrandece, y que consumó el sacrificio de la cruz.

   Apenas comienzan en Europa á debilitarse los principios de caridad cristiana con la aparicion del protestantismo, ese comunismo de la inteli,jencia, (sic) cuando el pauperismo se estiende en formas alarmantes. La grande Isabel de Inglaterra á quien la política da ese calificativo, tiene que ocurrir á organizar la limosna, y esta, que recibida de manos del santo cenobita y del sacerdote cristiano aliviaba á la indijencia, fue uno de los males mas fecundos para el progreso del pauperismo. Secularizada la limosna y reducida á impuesto, la caridad perdió su influencia relijiosa y hasta su mérito moral. Lo mismo el impío que el creyente contribuyeron á la taxa de pobres. La pobreza tuvo un premio y la holganza creó mas pobres. Vése, pues, que en lo material la relajacion de los principios de la relijion de Jesus creó y fomentó el pauperismo; en lo intelectual los males han sido mayores. Una anarquía en las creencias, que es tal que no ha permitido a los protestantes la unidad de un símbolo; un disidente, no podia á la larga dejar de producir un malefico efecto en las masas sociales, poco avezadas á un trastorno que al cabo llegaban á notar sin saber comprenderlo. Faltó al mal su complemento, y este apareció con la escuela de la impiedad, que se valio de ese medio de destruccion de lo existente en busca de una reorganizacion imajinaria, y lo que se llamó filosofía acabó de lanzar los últimos elementos de combustible social. 

   No obstante lo espuesto, no creemos que haya sido la irrelijion el único orijen del comunismo: no puede tener este orijen con olvido de las ínfitas (sic) causas que han creado el pauperismo en Europa. Estamos persuadidos de que son tantas como los errores económicos y administrativos de los pueblos, y de que el pauperismo no es tanto una plaga como una necesidad: lo único que distinguimos respecto de esta verdad es que el pobre que concibe como necesaria la sociedad, puede ser honrado y laborioso, y el que han educado los elementos que hemos indicado, es inquieto, ambicioso y holgazan.

   Es preciso no obstante distinguir de las exageraciones de los ignorantes hasta intencion de los fundadores del socialismo. Owen y Fourrier no pensaron como San Simon, y por mas que sean irrealizables sus sueños, no pueden confundirse sus doctrinas, como sucede á menudo y acaba de hacerlo uno de nuestros apreciables periódicos. No son iguales las teorías, ni la Iglesia nueva de San Simon tiene cosa semejante de Owen, que hizo profesion de impiedad; pero el pensamiento del noble francés que quiso animar con el principio relijioso su teoria, se apartó de la Iglesia cristina, única que ha salido ilesa de la burla y sarcasmo de sus compatriotas; y sus discipulos huyeron del ridículo como se apartaron de su maestro en otras materias. Precedieron a San Simon no solo las doctrinas comunistas, sino los ensayos prácticos de Owen, y aun el mismo Fourrier escribió antes que aquel. Tampoco es exacto lo que se ha dicho de que el socialismo le ha fundado San Simon. Este se ha hecho mas célebre porque tuvo la ocurrencia de fundar una Iglesia nueva, y el carácter francés se burló hasta la saciedad del nuevo heresiarca. 

   Como no puede señalarse un solo orijen á la clase de los plebeyos ó pobres romanos, que estuvieron en guerra constante con los patricios; como no puede dudarse de que ese espiritu de escision se ha presentado en diferentes tiempos y con diferentes fases en su tránsito por las épocas feudales hasta nosotros, no podemos señalarle una sola causa, y mucho menos de hechos recientes, si vemos que la ley agraria antecedió á las que se señalan. Si se trata del comunismo moderno, dudamos que ninguna tenga tanta influencia como la falta de relijion. Por lo demas, desde Platon hasta Savonarola, desde este hasta Owen y desde el vehemente Fourrier al alucinado San Simon no vemos mas que utopias irrealizables, hijas del deseo de mejorar la organizacion de las sociedades para cuando los hombres sean ánjeles. Nosotros no concebimos una sociedad sin órden y sin propiedad: ya que se ha sometido el comunismo á la esperiencia y se ha probado su irrealizacion en Europa y en America, en New–Lannark y New–Harmony. Los sansimonianos no se atrevieron á negar el derecho á la propiedad privada; comenzaron por pedir la abolicion del derecho de heredar; pero en esto va envuelta la supresion del derecho de disponer de lo adquirido, arrebatando á los padres laboriosos y á los hombres en jeneral el consuelo dulcísimo de perpetuarse por el agradecimiento en las jeneraciones que le suceda. Formamos de la propiedad el mismo juicio que nuestro insigne Jovellanos: “El hombre ama la propiedad como una prenda de su subsistencia porque vive de ella, como un objeto de su ambicion porque manda en ella, como un seguro de su duracion, y si puede decirse asi, como un anuncio de su inmortalidad, porque libra sobre ella la muerte de su descendencia.”

   Terminaremos en el siguiente artículo.―B.                    





Foto de Antonio Bachiller y Morales Antonio Bachiller y Morales
Foto de Contradicciones comunistas. Revista de la Habana. T. 1. 2da serie. 1856 Contradicciones comunistas. Revista de la Habana. T. 1. 2da serie. 1856
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