Concurso Leer a Martí 2000. Lean, lo que escriben los niños sobre Martí.

12/10/2020
Por: Jessica Álvarez Bellas, Biblioteca Nacional José Martí

Hoy le presentamos esta hermosa obra escrita por una adolescente de 9.º grado, tenía 14 años y que fue ganadora del Concurso Leer a Martí en el año 2000 y pertenece a la provincia de Cienfuegos. 

Presencia viva

Idalys Pulido Pérez

El día ha transcurrido como golondrina de veloz vuelo. La tarde, que cada vez se torna más oscura, deja su último rayito de sol… la noche se expande dejando su radiante azabache cuajado de estrellas, entre las que se destaca un lucero, el más radiante. Este se ha dejado caer, cuál niño travieso para alumbrar cerca, muy cerca del patio de una escuela y allí deja ver con nitidez, cómo un rostro pálido, inmóvil, va cobrando color y movimiento en sus 2 ojos que, ahora, constantemente parpadean como despertados de un largo sueño; pero además se yergue en su sitio añadiéndose a su busto, un cuerpo, unos brazos y unas piernas ágiles que saltan a la pequeña plaza decididas a caminar.

El hombre de ancha frente se sorprende al observar la luz proveniente de un aula y hacia allá encamina sus cortos y lentos pasos. Al llegar a la puerta lo mira todo y por último el libro que se halla sobre el escritorio del maestro, lo toma, comienza a hojearlo lentamente y descubre que una página está marcada, en ella aparecen escritas 2 palabras: ´´próxima lección´´

Al leer, sus pupilas dilatadas demuestran su asombro, pues lo hace viajar al pasado, cuando los sucesos del teatro Villanueva en los que su madre, en medio de la balacera, muestra su valentía y amor maternal al exponer su vida para ir a buscarlo

Prosigue su lectura y rememora los versos que, una vez estando enfermo, decide escribir dedicados al monte, en los cuales describe todo lo referente a la naturaleza y su amor por ella al recordarle su patria. Encuentra, además, otros versos relacionados con la necesidad de libertad que tienen los seres humanos y en los que sentencia que ´´ (…) ¡La esclavitud de los hombres, /Es la gran pena del mundo! ´´14

Halla también las cartas dedicadas a María Mantilla, la niña de sus ojos, en las que le enseña cómo la elegancia externa no es tan necesaria como la interna, que en un futuro amase a alguien que se la mereciese y la respetase. A sus ojos asomaron lágrimas de agradecimiento, parte de su vida estaba allí. Continúa y siente como si siempre lo estuviera aun viviendo, la profunda amistad por su amigo Manuel Mercado y como siempre le manifestó su intenso amor por la tierra en que nació y su preocupación por el peligro que para Cuba representaban los Estados Unidos

El alba comienza a despuntar y regresa con altivez a la pequeña plaza para volver al honroso podio en el que espera ansioso la llegada de los adolescentes, pues sabe que su homenaje no se limita al saludo mañanero que se le ofrecen, por esto funde con los rayos del sol las ideas que de su frente emanan para seguir forjando futuro.