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Foto de El desconocido Nuevo Mundo del holandés Arnoldus Montanus.

El desconocido Nuevo Mundo del holandés Arnoldus Montanus.

31/12/2020
Por: Olga Vega García, Biblioteca Nacional José Martí

Entre los tesoros del Fondo Antiguo de la Biblioteca Nacional de Cuba, fundada el 18 de octubre de 1901 en una nave del Castillo de la Fuerza se cita por su rareza bibliográfica un ejemplar del siglo XVII, que por si fuera poco lleva incluido un grabado antológico de la Ciudad de La Habana. Un bibliófilo como Néstor Ponce de León tendría que sentirse orgulloso de poseerlo en su rica colección de impresos antiguos, y un director como Don Domingo Figarola Caneda de recibirlo en su biblioteca recién fundada como una de las joyas más preciadas del acervo que se fue conformando a partir de su propia biblioteca particular y de otras provenientes de verdaderos bibliófilos, como el antes mencionado Néstor Ponce de León, Vidal Morales y Morales, Manuel Pérez Beato, Antonio Bachiller y Morales, para citar ejemplos de figuras representativas de la cultura cubana que “marcaron” con sus firmas, anotaciones, exlibris y dedicatorias las hojas manuscritas o impresas incorporadas a este fondo.

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Se trata de una traducción alemana  de una obra holandesa, cuyo título en una versión libre al castellano sería el Nuevo y Desconocido Mundo, o,  Descripción de América y la tierra del Sur, que contiene el origen de esos territorios, viajes, cualidad de costas, islas, ciudades, fortalezas, templos, montañas, ríos, viviendas, bestias, árboles, otras plantas y cosechas,  religión y costumbres, detalles milagrosos y “viejas y nuevas guerras”. Según Joseph Sabin, es una obra mucho más escasa que la edición príncipe producida dos años antes y cita a Asher especificando que éste sólo encontró una copia en la Biblioteca Real de La Haya. 

Si bien se conoce por catálogos impresos o en línea de instituciones que conservan otros ejemplares, indudablemente se caracteriza por su extremada rareza, tanto desde el punto de vista del número de volúmenes que se han conservado como por las características propias que se pasarán a enumerar, las cuales la convierten en una pieza valiosa para cualquier biblioteca nacional del mundo.

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Montanus, Arnoldus, 1625-1683. Die unbekante neue Welt, oder Beschreibung des Welt-teils Amerika und des Sud-Landes ... Durch Dr. O. D(apper). – Zu Amsterdam : Bey Jacob von Meurs, auf der Keysersgraft in der Stadt Meurs..., 1673. – [6], 658, [22] p. : il :   31 cm.

Su autor fue un teólogo y profesor holandés denominado de varias formas en las fuentes de información: Arnoldus, Arnaldus o Adrián, el cual publicó libros sobre Historia y Geografía; según  expone Marisa Vannini de Gurulewicz en las páginas 88 y 89 del catálogo Testimonios,  nació en Ámsterdam y  falleció en Leiden, fue pastor en Schellingwonde y Rector de una Escuela de Latinidad de Scoohhoven.  Escritor muy apreciado en su época, fue más reconocido por otras producciones que por la presente; en esta obra refundió y dio a conocer variados relatos de viajes, lo que contribuyó a que presentara inexactitudes tomadas de esas fuentes, y por supuesto, a que recogiera el tema de los animales mitológicos, tan gratos a los autores y lectores de aquel entonces. 

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El traductor del libro al holandés, Olivier (u Olfert) Dapper, ya conocido por los lectores de esta sección de Librínsula (véase no. 235: “Un gran libro de un bibliofilo destacado: Don Fernando Ortiz”), aparece como autor en la portada impresa a dos tintas en esta nueva versión, considerada por algunos como parte de su Colección de Viajes. Hay autores que lo acusan de plagio, y lo cierto es que la autoría de Montanus no se ha podido comprobar, por lo que queda como un ejemplo más de la práctica habitual en los siglos posteriores a la invención de la imprenta europea, de apropiarse de textos o imágenes tomados muchas veces de fuentes desconocidas.

No debe obviarse que en un siglo en que comienza a desarrollarse cada vez más el conocimiento científico, llamaba poderosamente la atención el tema de la Zoología y la Botánica, y de esa forma muchas especies americanas eran dadas a conocer a los estudiosos europeos, trasladándose de forma tergiversada  comentarios sobre plantas o animales, que además se llevaban al papel y luego a la plancha por un dibujante (o grabador) que nunca tuvo acceso a los originales y por tanto las plasmaba con una ilimitada dosis de fantasía.

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Su editor, librero y grabador fue Jacob van Meurs (Meurs era la ciudad donde radicó su taller tipográfico). Sin dudas logró un excelente resultado con obras que con el tiempo aumentaron su valor hasta convertirse en muestras excepcionales del desarrollo del libro de la decimoséptima centuria.

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Presentó un frontispicio con el título “América” en su parte superior. Es curioso que los textos de algunas ilustraciones aparecen en caracteres latinos, no en góticos como en el resto del impreso.  Ello puede ser una prueba más de que posiblemente fueran tomados de publicaciones anteriores y reutilizados, como ya se ha expresado.

8 Profusamente ilustrado mediante el grabado en cobre, que permite disponer de un material gráfico mucho más detallado que el realizado por medio de la xilografía, posee láminas, gran mapa plegable de América firmado por Jacobus Meursium (el editor), otros de menor tamaño, también plegables, entre los que debe destacarse el correspondiente al Mar Caribe, en cuyo centro se representa una Isla de Cuba; retratos de personajes vinculados con la historia del continente (navegantes y conquistadores, como Cristóbal Colón, Américo Vespucio, Fernando de Magallanes o Francisco Pizarro; monarcas indígenas como Montezuma o Atahualpa), juegos, festividades, ritos religiosos, escenas de canibalismo, formas de vivir y vestir de los habitantes del Nuevo Mundo.  Antonio Palau y Dulcet los contabiliza: 6 retratos, 16 mapas, 32 grabados y 70 figuras dentro del texto.

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Entre las rarezas representadas que causan asombro, está el unicornio sobre cuya espalda se posa el águila americana. Esta especie de caballo fabuloso fue ubicado por el autor hacia la zona limítrofe con el actual territorio canadiense.

13 El grabado de La Habana ha sido muy reproducido, tanto en impresos antiguos como contemporáneos, por su gran belleza. Es grato visualizar el puerto con los galeones y lo que es más interesante, su Morro, con una linterna que resulta más propia de una ciudad del este del continente Europeo, Kiev o Moscú, para citar algunos ejemplos, que de una entrada  principal a la Llave del Golfo, Antemural de las Indias Occidentales.

Los aborígenes danzan en una de las imágenes, mientras en otra son atacados por perros siguiendo los modelos de grabados del siglo XVI, que demostraban  la crueldad de los conquistadores, justificada, según ellos, por los sacrificios humanos cometidos por los indígenas en sus ceremonias religiosas, los cuales se negaban, además, a ser sometidos al poder del monarca que allende los mares extendía sus dominios. Mediante este tipo de imágenes se va desplegando con toda crudeza la visión que se tenía en Europa acerca de lo ocurrido al otro lado del Atlántico.

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Su encuadernación en pergamino ha sido reparada; el papel está muy degradado, gastado por el uso y con picaduras de insectos. Además del conocido exlibris de Néstor Ponce de León, tiene cuño de G.W. Gunther in Nurnberg y el rojo del Fondo Antiguo de la Biblioteca Nacional.

En conclusión, en esta oportunidad se ha seleccionado una obra buscada fundamentalmente por sus grabados, pues pocos lectores pueden leerla en el alemán de la época, en letra gótica. Complementa otras producciones ilustradas como los Viajes de Theodore de Bry, que llevan a lectores de muy diversas edades, niveles culturales y profesiones a adentrarse en aquel continente descubierto en un mes de octubre hace ya 517 años, por medio del despliegue de información y fantasía que de él nos dan los cronistas de Indias, cartógrafos  y demás ilustradores.


Foto de  El desconocido Nuevo Mundo del holandés Arnoldus Montanus. El desconocido Nuevo Mundo del holandés Arnoldus Montanus.
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