Noticias

Buscar noticia

Mes
Año
Término de búsqueda

Foto de En Crónicas seguimos la huella de la eterna martianidad de Hart

En Crónicas seguimos la huella de la eterna martianidad de Hart

11/7/2022
Por: Eloisa M. Carreras Varona , Biblioteca Nacional José Martí

Este 9 de julio tuvo lugar el encentro provincial de la filial de la Habana, de la V Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo, que se celebrará en La Habana en enero del 2023. Los participantes a este Evento Provincial, fueron los autores de los trabajos seleccionados por un tribunal de alto prestigio Martiano, historiadores, Directores de Museos etc, los cuales dieron cinco minutos para que cada autor defendiera su trabajo. Las palabras de clausura estuvo a cargo de Barbara Oliva Presidenta de la SCJM ciudad de La Habana, la que Felicito a todos los autores por el concepto ético espiritual Martiano en cada trabajo presentado

La fidelista y martiana obra del Dr. Hart, que atesoramos celosamente en Crónicas, su Fondo Personal de Archivo, abarca un rico y diverso cosmos temático de quien, por más de 70 años con una intensa pasión revolucionaria, dedicó cada instante de su existencia a luchar con lealtad y consagración por la causa de la libertad de Cuba y favoreció el rescate de nuestra memoria histórica recreándola teóricamente. En Crónicas, desde su concepción y en estos once años de existencia, mantenemos viva, su vida, obra y pensamiento; para que no nos falte su voz y pueda seguir participando en el intenso debate de ideas y luchas que tienen lugar en Cuba y el mundo. 

I El electivismo filosófico cubano en la fuente de las ideas de Armando Hart

Para comprender el contenido y alcance de la Martiana Revolución de Fidel, es imprescindible ir a los orígenes del pensamiento filosófico, político y pedagógico de más de dos siglos de historia que, desde el padre Caballero, Varela, Luz y Martí, han conducido a las ideas que hicieron síntesis en el carácter singular de este proceso. A mediados del siglo XX, el pensar y el hacer de la Generación del Centenario, surgió de la práctica política, inspirada en el electivismo filosófico cubano, fundamentado en el cuerpo de ideas y pensamientos de los principales representantes de la tradición electiva, de su contenido profundamente antidogmático y científico, ético-patriótico-nacionalista, independentista-liberador-democrático-popular, autóctono-creativo, de pura inspiración martiana. En ese sentido el Dr. Hart afirmó que para él, el propósito de “elegir” estuvo orientado a hacer prevalecer la integralidad de la cultura para orientar el camino hacia la práctica de la justicia; asimilando lo mejor del pensamiento universal, para conformar un paradigma propio, diferente y creativo, que fuera capaz de encontrar respuestas propias a nuestras necesidades y urgencias como nación y país. 

Por eso subrayó, si el método electivo en la búsqueda del conocimiento y los caminos de la acción los relacionamos con el principio lucista “la justicia es el sol del mundo moral” y con el propósito del Apóstol de echar su suerte con los pobres de la tierra y sus ideas en relación con el “equilibrio del mundo”, tendremos un núcleo central del pensar filosófico cubano de incalculable valor para fundamentar el quehacer pedagógico y la política culta en defensa de nuestro pueblo. Por eso pudo decir: “Caballero nos enseñó a pensar, Varela nos enseñó el camino; Luz nos enseñó a estudiar y conocer y Martí, con su inmensa sabiduría, descubrió los secretos del hacer y, por tanto, –para decirlo con una expresión de Lezama Lima- Martí nos enseñó a actuar”. 

II José Martí en el centro de su paradigma

En la Historia cubana contamos con el paradigma martiano, en el que se destaca la importancia de la Educación y la Cultura, en la transformación revolucionaria y moral de la sociedad; recordemos aquellos planteamientos centrales del Apóstol cubano: “Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre”; “no hay mejor Sistema de Educación que aquel que prepara al niño a aprender por sí”. Y es que Martí da continuidad a esa línea de pensamiento independentista, anticolonialista y soberano, que nace de las entrañas más profundas de nuestra América, de los grandes próceres y pensadores cubanos y latinoamericanos. Precisamente, esa línea es el antecedente inmediato de la tradición del pensamiento radical latinoamericano, que el filósofo argentino Néstor Kohán ha llamado “la hermandad de Ariel, o la familia martiana o la tradición bolivariana”. De la cual la Generación del Centenario es también heredera, discípula y continuadora, porque esa Generación hunde sus raíces en esa fecunda tradición.

 Esa corriente tiene entre sus principales planteamientos, su acendrado espíritu antiimperialista, su denuncia y enfrentamiento al capitalismo y al imperialismo en el terreno económico y cultural; la defensa de la soberanía, la independencia nacional y la identidad cultural de nuestros pueblos, así como la unidad latinoamericana. Para Hart, precisamente, esa tradición del pensamiento radical latinoamericano, responde a lo que él denominó: una Cultura de Liberación. Ese concepto, también fue llamado por él: Cultura de Hacer política, Cultura de Baraguá o Cultura de Liberación Nacional, Social y de Resistencia. En definitiva se trata de la cultura patriótica, que viene de la tradición que se gestó en el proceso de independencia nacional, latinoamericanista y antiimperialista, de vocación universal que tuvo lugar en nuestra Patria desde el siglo XIX, en cuyas raíces está la tradición del pensamiento radical latinoamericano y fue forjada en el combate por la transformación del mundo en favor de la justicia y ha estado volcada hacia la acción. En ella se articulan los conceptos ética, política y cultura y las aspiraciones humanistas a favor de la justicia para los pobres y de los explotados. 

En la Cultura de Liberación, se colocó como lo primero y esencial, la decisión de luchar por conquistar a cualquier precio la liberación humana, el amor a la libertad y la independencia nacional. Asimismo, forman parte de esa noción de la Cultura de Liberación, la idea de la rebeldía, la disciplina, el sentimiento de eticidad que constituye un elemento que define la cubanía consecuente, como expresión de la acción política. Se trata en fin, de una Cultura que tiene entre sus atributos fundamentales, la opción ética que está en la “médula y el corazón de la Cultura Cubana y Latinoamericana, que para Armando es la Cultura de esencia e inspiración martiana”.

Por eso estas ideas que se tornan imprescindibles en el mundo de hoy, y vienen a tener en José Martí a su guía y máximo inspirador, porque de él parte toda una línea de pensamiento que llega al siglo XX, la cual está integrada por una numerosa nómina de hombres enteros, herederos directos del paradigma martiano, que podemos simbolizar en los inolvidables Comandantes Hugo Chávez y Fidel Castro.  

Hart nos reveló que en esa Cultura de Emancipación, está el pensamiento revolucionario y de acción política que en la actualidad nos puede asegurar la posibilidad de enfrentar la encrucijada colosal en la que nos encontramos; no olvidemos que para él, los sueños de principios del siglo XIX, de Varela, de Martí, se harán realidad si trabajamos inspirados en estas ideas, bajo la guía insuperable de Fidel —el principal heredero, discípulo y continuador del Apóstol cubano—.

III Su vida y su obra en perenne homenaje a Martí

Hart se refugió toda la vida en el mundo de las concepciones y en su inmensa pasión por la abstracción porque, como él decía, cuando se siente pasión por una causa, por un valor abstracto como la Justicia, todo hombre honrado debe darse a él “y es honor al que no se renuncia y deber ante el que no se debe claudicar”. 

Cuando advertimos el entorno donde creció y se educó, encontramos los componentes esenciales que contribuyeron a su martiana formación. No olvidemos que cuando recordaba a su madre, su primera asociación era el pleno rigor y la exigencia, mezclados con el amor, la bondad y la justicia, sentimientos con los que también relacionaba a su padre, además del estricto cumplimiento de la Ley. Les agradeció infinitamente la educación brindada, la cual empezó con la prédica de su intachable ejemplo. De sus padres conservó siempre vivencias entrañables; de ellos aprendió los estrechos vínculos entre el derecho y la moral, principios esenciales que sustentaron la educación que Marina y Enrique brindaron a sus hijos; por ello recordaba que, en su hogar, cuando querían distinguir a alguien por sus cualidades, decían: “esa es una persona decente”.  

Ese es un detalle clave para entender a esta familia, el origen de sus ideas y actuación en la vida, porque como bien él afirmó: “si entendí la Revolución cubana, el socialismo, y tomé partido por las causas justas, fue porque he aspirado siempre a ser una persona decente y honesta”. Soñaba que debía trabajar para transformar la realidad a partir de la ética y la justicia. Eligió la carrera de Derecho porque pensaba que de esa forma podría encauzar sus ingentes inquietudes políticas y su vocación de lucha por la justicia y la moral. Deseaba ejercer una cátedra como profesor universitario de Derecho Constitucional, lo que, —como se conoce— no llegó a realizar porque pasó directamente a servir a la patria en la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista.  

Cuando se conoce su trayectoria ideológica y política, resulta muy elocuente su afirmación: “Mi integración al Movimiento 26 de Julio fue el resultado de un proceso natural. El programa del Moncada venía a materializar el sentimiento ético que estaba profundamente arraigado en la martiana tradición patriótica cubana”. 

Desde los inicios la lucha tuvo para él un contenido profundamente ético, piénsese en su elocuente afirmación: “Para mí todo empezó como una cuestión de carácter moral”. Esa frase demuestra el enorme peso que tuvo la ética en la formación de su carácter y a lo largo de toda la vida. Para él, el tema de la ética es el tema central de la política.  

Tras el triunfo de enero, en el apogeo creador que trajo consigo la gesta revolucionaria del 1959, le tocó ocupar la cartera de Ministro de Educación del Primer Gabinete del Gobierno Revolucionario con solo 28 años de edad y desde esa misión continuó con lealtad martiana la obra de Fidel; contribuyendo con modestia a la realización de unos objetivos que tuvieron como principios aquella certera definición del Comandante, cuando dijo: “No le decimos al pueblo, cree; le decimos, lee”. Recordemos que entonces fue colocado como lema central de la educación cubana el principio martiano "Ser cultos para ser libres".  

Al igual que Martí, diferenciaba la instrucción de la educación, considerando que la educación está dirigida a la formación del pensamiento y los sentimientos y asimismo, para él, es el pilar central del enriquecimiento y la superación del ser humano; proceso en el cual se adquiere el conocimiento que le permitirá asegurar su mejoramiento permanente. La Pedagogía como afirmó, no se debe cerrar a un sistema concreto. Su credo filosófico es no adscribirse a ninguna Escuela o Sistema determinado, sino seguir el principio: “todos los Sistemas y ningún Sistema, ¡He ahí el Sistema!”. Es decir, él  situó como aspecto central de su concepción filosófica, la práctica de educar y mejorar al hombre mediante la acción social y política, orientada hacia la transformación ética y moral por medio de la Educación, la Ciencia y la Cultura, con el objetivo de preparar al hombre para la vida y ponerlo en consonancia con las necesidades de su pueblo.

Su ideario educativo quedó plasmado en su histórico “Mensaje Educacional al pueblo de Cuba”. Documento crucial, en el que por su contenido y carácter, está implícita una Filosofía de la Educación, en la se definen los principios de la Nueva Política Educacional, la proyección de la Reforma General de la enseñanza, e incluso contiene de forma explícita, los ideales en los que se asentó la revolución educacional a partir de 1959.

Para entender la magnitud de la presencia martiana en sus concepciones educativas, hay que empezar por recordar el cardinal tema martiano de la utilidad de la virtud, que viene a traer en esencia el tema de la ética. Asimismo, la ética martiana presente en el ideario educativo de Hart, establece una relación íntima entre la inteligencia, la bondad y la felicidad, porque para Hart igual que para el Apóstol cubano, no hay felicidad mayor que la de hacer un bien a los demás; del mismo modo que para Martí, Hart asegura que la maldad conduce inevitablemente a la infelicidad, recordemos que tanto en La Edad de Oro como en otros textos y documentos de Martí se tiende a establecer ese vínculo. Hart, de igual modo, tomó de las ideas martianas el hecho de que en la práctica política tiene que haber principios y fines de carácter ético―moral. Esto es posible porque la definición martiana de la ética viene dada por el postulado lucista, de que la justicia es el sol del mundo moral y, obviamente, el fin de la práctica política martiana es la justicia. En Martí defender la justicia como objetivo esencial de la política se vincula también con los más altos principios del derecho. 

 “La Cultura de hacer política”, es otro aspecto decisivo que los une, porque como Martí, Hart subraya que se debe saber diferenciar y, a su vez, relacionar de un lado la ideología entendida como producción de ideas o como ciencia del estudio de las ideas y de otro, la práctica política concreta, porque la primera, inspira y orienta a la segunda, pero no es ella. La segunda promueve y desarrolla materialmente la acción política hacia los fines y objetivos que se propone. La confusión en diferenciar ambos conceptos ─dice Hart─ puede conducir al dogmatismo y, al mismo tiempo, no relacionar adecuadamente estos concepciones puede llevar a la dispersión y a la anarquía. En el equilibrio entre las formas de hacer política y los objetivos que se propone, está la esencia del pensamiento martiano en el que Hart se ha inspirado. Hart nos recuerda que debemos entender la práctica política, como las acciones que se producen para lograr alcanzar los objetivos de la movilización de las personas a favor de tal o cual fin o aspiración. 

Con una tenaz insistencia Hart recordaba la identidad de la lucha por el bien y la justicia social y en ese sentido afirmaba que la humanidad en su conjunto está necesitada de una reflexión educativa, filosófica y cultural profunda, sugiriendo la imprescindible urgencia del conocimiento del pensamiento martiano para poder contribuir a la salvaguarda de la supervivencia de la humanidad y del planeta Tierra. Subrayaba que no podemos olvidar que nos encontramos en un mundo necesitado de ciencia, de ética y también de utopía, en el que las instituciones educacionales deberán empeñarse en reafirmar los valores espirituales y los paradigmas éticos que demanda la Humanidad para que esta logre salvarse de un desastre de proporciones incalculables, porque como bien se conoce, la Humanidad está enferma de gravedad y ello se expresa en la quiebra de los valores culturales, éticos y jurídicos de la civilización. 

IV La creación del CEM, la SCJM y la OPM, sus legítimas huellas martianas

A solo unos meses de haber sido nombrado Ministro de Cultura, le cupo el honor de promover la creación del CEM; por eso junto a Fidel, firmó el Decreto número 1 del 19 de julio de 1977 ―histórico documento en el que dispusieron la fundación del CEM, en el 82 aniversario de la caída en combate del Héroe de Dos Ríos―. Por eso el CEM, se convirtió en la primera institución creada por el Ministerio de Cultura.

El 20 de octubre de 1995 ―Día de la Cultura Cubana― quedó oficialmente constituida la Sociedad Cultural José Martí. Cuando recuerdo aquella prístina inspiración de Armando, me provoca una enorme satisfacción; porque en los 27 años transcurridos, los constituyentes y los miles de martianos en Cuba y el mundo que nos sumamos después, echamos andar una organización que ha funcionado para promover la meritoria labor de difundir la obra del Maestro y hacer realidad las responsabilidades de los martianos hasta la actualidad. 

A pesar de que en este tiempo lo que se ha globalizado en el mundo es el materialismo vulgar y ramplón, al que se ha sumado la plena inseguridad, incertidumbre y el desajuste por la COVID. Cuando el caos y la inmoralidad, siguen reinando por doquier; esta organización de la Sociedad Civil Cubana, sigue siendo un bastión para Cuba y ello requiere de todos nosotros, sus miembros, una reflexión y una contribución liberadora de la conciencia humana para ser más eficaces en el cumplimiento de nuestros objetivos y principios. Y en esa batalla en Crónicas seguimos fieles a la idea que se convirtió en una obsesión para Hart desde principio de los años noventa, porque él estaba seguro de que se trataba de una propuesta que mucho contribuiría al país en aquellas difíciles circunstancias. Recordemos que, aquellos fueron los años del derrumbe del socialismo en Europa Oriental y la URSS y del comienzo del embarazoso Período Especial; circunstancias en las que se intensificó la necesidad de defender el original pensamiento de la Revolución cubana. De igual modo, ya se veía con claridad, el veleidoso dominio sobre los poderosos medios de comunicación, el desarrollo de las tecnologías cada vez más sofisticadas operando con una profunda distorsión y disociación en toda la gigantesca superestructura del mundo contemporáneo; la manipulación de la subjetividad en favor de la enajenación de los individuos y la atomización de las colectividades al punto de haber perdido por completo hasta el más mínimo resorte ético.

No puedo olvidar que, a la tensa situación ya descrita, se incorporaron los infaustos resultados de las elecciones legislativas que tuvieron lugar en Estados Unidos en el propio año 1994. Porque ese fue el momento en el que los republicanos tomaron el control de ambas cámaras del Congreso y ello propició que se incrementara el poder de los grupos anticubanos de extrema derecha, en su afán de aumentar las presiones y sanciones de todo tipo contra nuestro país. Y por eso a partir del 9 de febrero de 1995, se interpuso el proyecto de la ignominiosa Ley Helms-Burton, con la cual creció de manera ostensible la hostilidad anticubana. Con posterioridad y basado en ese engendro, cada una de las administraciones  norteamericanas, han venido atacando al pueblo cubano de forma creciente, abyecta, indigna y despreciable. Por eso cada segundo que transcurre crece la agresión de los reaccionarios de extrema derecha contra nuestro pueblo y gobierno y ello hace crecer la vergüenza y la dignidad de los cubanos por defender la patria, al precio de nuestras propias vidas, si fuera necesario. 

El colofón de este cimiento llegó con la creación de la OPM, el 9 de abril de 1997, espacio en el que se coordinan de forma regular todas las acciones del sistema martiano para difundir y promover, la vida, la obra y el pensamiento del Apóstol y estimular los más honrosos rasgos y virtudes del ser humano; incitando a partir de sus nobles ideas a enfrentar los egoísmos, las arbitrariedades y las injusticias, cumpliendo con un deber histórico de incalculable valor.

Cada día que pasa la figura del Apóstol se agiganta y su pensamiento adquiere una dimensión cada vez más universal, por eso nuestra responsabilidad y labor crece y crecerá, porque cada vez es más necesario su legado para las presentes y venideras generaciones, para que en nuestro devenir triunfen definitivamente “el mejoramiento humano”, “la utilidad de la virtud” y “el equilibrio del mundo. Y en esa batalla Crónicas seguirá siendo fiel al servicio de la patria, tras las huellas de la eterna martianidad de Armando Hart. 

 

Muchas gracias.



Foto de