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Foto de De la historia contada por las revistas cubanas de los sesenta. El Congreso Cultural en La Habana en la revista Revolución y Cultura

De la historia contada por las revistas cubanas de los sesenta. El Congreso Cultural en La Habana en la revista Revolución y Cultura

9/1/2023
Por: Vilma N. Ponce Suárez, Biblioteca Nacional José Martí

La Declaración del Consejo de colaboración de la revista Casa de las Américas del 8 de enero de 1967 exhortaba a los intelectuales de los países subdesarrollados del Tercer Mundo a participar en “una gran asamblea” para debatir sobre las problemáticas de sus pueblos, intercambiar experiencias de lucha en el campo cultural y fortalecer los lazos de solidaridad entre los revolucionarios (1) . Poco tiempo después, la máxima dirección política de la Revolución Cubana propondría que la invitación se extendiera a los intelectuales progresistas de todo el mundo, entre los que estarían no solo los escritores y artistas, sino también investigadores, científicos y técnicos. Los profundos cambios producidos en las esferas socioeconómica y política a partir de 1959 repercutirían en la concepción que existía sobre la cultura. La idea de comprenderla como toda obra de creación humana fue superando la noción tradicional que la circunscribía a la cultura artística-literaria. En consonancia con estos criterios, el discurso político defendió un concepto de intelectual más abarcador. A la necesidad de sumar fuerzas para hacer realidad el proyecto socialista se agregaba la de reconocer la labor que realizaban los profesionales de esferas tan importantes para el desarrollo de la sociedad, como la ciencia y la tecnología. 

La cita internacional se convocó para el 4 y hasta el 12 de enero de 1968 bajo el nombre de Congreso Cultural de La Habana. Previo a su celebración, se efectuó en la capital un Seminario Preparatorio al que fueron convocados intelectuales cubanos de toda la Isla, entre el 25 de octubre y el 2 de noviembre. En este encuentro se analizaron los resultados del trabajo cultural, sus dificultades y posibles soluciones, lo cual no estuvo exento de intensos debates entre los delegados con criterios contrapuestos. En la reunión se seleccionaron las ponencias que representarían a Cuba en el Congreso. Además, se les ofreció a los participantes la documentación necesaria sobre los temas que se debatirían, y se les informó acerca de las tendencias político-ideológicas que defendían los intelectuales invitados de otros países. 

Una profusa campaña divulgativa y de capacitación se generó en toda la Isla relacionada con el Congreso Cultural de La Habana. La prensa nacional y provincial promocionó las cinco temáticas que abordarían igual número de comisiones: Cultura e independencia nacional, La formación integral del hombre, Responsabilidad del intelectual ante los problemas del mundo subdesarrollado, Cultura y medios masivos de comunicación y Problemas de la creación artística y del trabajo científico-técnico. Asimismo, en saludo al evento se efectuaron peñas literarias, actividades de danza, teatro y artes plásticas preparadas por aficionados y profesionales. El ingenio de talentosos diseñadores de esa etapa se manifestó en los diversos carteles alegóricos al Congreso y al Seminario.  

En esa época, la revista “Revolución y Cultura” (“RC”), órgano del Consejo Nacional de Cultura (CNC), fue la publicación cubana que más información aportó sobre esta reunión. El primer número salió en octubre de 1967, cuando sesionaba el Seminario Preparatorio. Su director, el escritor y periodista Lisandro Otero, como vicepresidente del CNC y miembro del Comité de Colaboración de la revista “Casa”, tuvo una activa participación en la organización y desarrollo de ambos cónclaves. Formó parte de su presidencia y dirigió la Comisión 4. También Rebeca Chávez, la secretaria de redacción de la revista, y el diseñador Frémez (José Gómez Fresquet) integraron el equipo multidisciplinario que con motivo de la reunión instaló la exposición “Del Tercer Mundo” en el Pabellón Cuba del Vedado habanero. 

En el editorial de “RC” 4 se anunciaba que, al igual que los dos números siguientes, la revista estaría dedicada al Congreso Cultural de La Habana, con el propósito de que los lectores pudieran tener una idea del espíritu que predominó durante su desarrollo (2) . En las ediciones correspondientes a los meses febrero-marzo se publicaron los discursos de apertura y el de clausura de Osvaldo Dorticós y Fidel Castro, respectivamente, así como un total de 59 ponencias, de 69 autores, entre otros documentos relacionados con el encuentro. Rebeca Chávez al explicar los requisitos que tuvieron en cuenta para elegir estos informes recordaba: “El criterio de selección fue un criterio amplio, primero de la temática y luego de las personas que abordaban esos temas. El propósito era dar una diversidad de puntos de vista” (3).  En efecto, los autores eran de disímiles países y provenían de diferentes áreas geopolíticas: naciones capitalistas desarrolladas, del Tercer Mundo y de los países socialistas de Europa, lo cual posibilitó transmitir diversas experiencias sobre realidades desiguales, así como percepciones distintas acerca de la responsabilidad de los intelectuales en contextos políticos heterogéneos. 

Resultó mucho menor la representación en la revista de los autores de los países socialistas de Europa (sólo dos), situación que estuvo en consonancia con la participación que tuvieron los mismos en el Congreso, pues sólo 19 intelectuales de 6 países de ésta área defendieron sus trabajos en dicho encuentro. En estos años la política exterior de coexistencia pacífica y la proyección de esos gobiernos hacia los problemas del Tercer Mundo se alejaba del discurso que prevaleció en el evento. Eduardo Muzio, Presidente del CNC y también Secretario del Congreso Cultural de La Habana, recordó años después que junto con el Ministro de Educación habían ido a la embajada soviética para patentar la invitación. En un principio vendrían 50 intelectuales de este país socialista, pero después decidieron que sólo asistirían siete. Muzio apuntó que durante el desarrollo de la reunión estuvieron muy marginados, pues tanto la política exterior como la cultural de la Unión Soviética eran duramente cuestionadas en esa época por la mayoría de los asistentes (4) .

La selección de las ponencias publicadas en la revista respetó también la diversidad de corrientes ideológicas y los disímiles criterios que existían sobre la construcción de la sociedad socialista. Así, se presentaron trabajos de algunos marxistas; seguidores del psicoanálisis y simpatizantes de la revolución china; defensores de los logros del socialismo al estilo soviético; representantes del movimiento cultural de la negritud; miembros de los partidos comunistas europeos, entre otros. La Redacción tuvo presente, también, la publicación de ponencias de autores cubanos que adoptaban las posiciones más ortodoxas en el ámbito de la cultura, hasta las más heterodoxas. Entre estos últimos estuvieron Fernando Martínez Heredia, Jesús Díaz, Guillermo Rodríguez Rivera y Luis Rogelio Nogueras. Durante la celebración del Seminario Preparatorio ellos habían sido sustituidos de la dirección de la revista “El Caimán Barbudo”, a causa de sus frecuentes polémicas con algunos dirigentes de la Unión de Jóvenes Comunistas, por desacuerdos en relación con la política editorial. Tales circunstancias no fueron óbice para su presencia en el Congreso y en la revista del Consejo Nacional de Cultura.  

De igual manera, en las ponencias divulgadas en “RC” se evidenció la disparidad de opiniones existentes dentro de las fuerzas de izquierda acerca de cuál debía ser la actitud a asumir por los intelectuales en su entorno sociopolítico y cultural. Diversos autores reclamaron que se adoptaran posiciones responsables y críticas ante los problemas de la humanidad. Otros propusieron que los escritores y artistas debían rescatar las tradiciones nacionales, incentivar la solidaridad, combatir el capitalismo desde cualquier frente, así como contribuir a la elaboración de una teoría revolucionaria. Entre los que abordaron estos temas estuvieron creadores como: Mario Benedetti, Juan Marinello, Roberto Fernández Retamar, Peter Weiss y el propio director de la revista, Lisandro Otero. 

La obra de Frémez que ilustró estos números de “RC” expresó de forma artística el contraste entre la sociedad de consumo y el Tercer Mundo, temática que desarrolló en ese período con motivo del Congreso Cultural de La Habana. De tal forma las imágenes armonizaron con los contenidos de las ponencias publicadas. Sus originales y sencillos dibujos en blanco y negro constituyeron una contundente denuncia de la desigualdad socioeconómica y política que existía (y existe) en el orbe. 

(1)  Consejo de Colaboración de la Revista Casa de las Américas: “Por una reunión de intelectuales del Tercer Mundo”, Cuba, 58: 14-15, La Habana, febrero de 1967. 

(2)  “Este número...”, RC, 4: 1, La Habana, 15 de febrero de 1968.

(3) Chávez, R.: Comunicación personal. La Habana, 6 de julio de 2007

(4) Muzio, E.: Comunicación personal. La Habana, 13 de marzo de 2009