Noticias

Buscar noticia

Mes
Año
Término de búsqueda

Foto de Ana Cairo Ballester: In Memoriam

Ana Cairo Ballester: In Memoriam

17/6/2024
Por: Irina Pacheco Valera. OPUS Habana, Biblioteca Nacional José Martí

El 3 de abril de este año 2024 la Galería `El reino de este mundo` de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí le rindió merecido homenaje a la siempre presente en nuestros corazones y espíritu: ilustre profesora e investigadora de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana: Ana Cairo Ballester. Las palabras de bienvenida, donde se puntualizó la pertenencia del Recordatorio Homenaje al público presente, corrieron por Omar Valiño, actual director  de la Biblioteca Nacional… Como centro del encuentro se desarrolló un Panel integrado por amigas, amigos y colegas entrañables de Ana Cairo, dígase: la doctora Araceli García Carranza, el doctor Pedro Pablo Rodríguez, el especialista de la Colección Cubana: Amado René del Pino, la investigadora Zuleica Romay y el director de la institución Omar Valiño. 

El especialista Amado del Pino, apuntaba cómo Ana Cairo era una maestra del ensayo cubano, y su conmoción por la obra de José Martí, José María Heredia, Alejo Carpentier, Raúl Roa, Antonio Guiteras, por su maestro Roberto Fernández Retamar, y sus lazos intelectuales con este último, así como con Eduardo Torres Cuevas, Pedro Pablo Rodríguez y la doctora Araceli García Carranza, entre otros. Del Pino recalcó el compromiso cívico-intelectual de Ana Cairo con el movimiento nacionalista y vanguardista cubano. Y como los estudiosos Félix Julio Alfonso y Amaury Gutiérrez reconocen en sus obras, el trabajo investigativo y humano de Cairo Ballester. 

Por su parte, la doctora Araceli García Carranza, Maestra de la Biobibliografía Cubana, y  especialista principal del departamento de Investigaciones de la Biblioteca Nacional José Martí desde 1997, destacó como: `Ana Cairo se convirtió en la Biblioteca... `en una referencista nuestra […]. Llegar Ana a la Biblioteca era intercambiar sólidos saberes con los especialistas. De esa retroalimentación ya había surgido una nueva Biblioteca Nacional, a partir del año 60. En especial, Ana consultó y estudió la papelería que, de y sobre su obra, donara el escritor Alejo Carpentier. Y con ella pude ejercer la información `agresiva`, ya un tanto en desuso, que significaba ofrecer más información de la que ella demandaba.  Durante años, la vi nacer y crecer como intelectual y humanista. Alumna predilecta del sabio Juan Pérez de la Riva, asimiló lo mejor del magisterio, en la década del 70. Su  ayuda en la redacción de la Revista de la Biblioteca Nacional fue notable, especialmente en algunos números monográficos como los dedicados a Roberto Fernández Retamar, Cintio Vitier y Fina García Marruz`. 

La doctora Araceli rememoró como Ana y ella, `tuvieron una bella amistad `ley  hermosa del alma`, al decir de José Martí, y esa unión fraternal surgió del intercambio de conocimientos y del servicio bibliotecario. Y como todos los bibliotecarios verdaderos, la caracterizaron siempre su humildad y su modestia. Sus compilaciones José Martí: valoración múltiple y Carpentier desde la grandeza mexicana, son cruciales para los acercamientos a nuestra cultura. Juntas recibimos la Distinción por la Cultura Cubana, en diciembre de 1994, y juntas publicamos la antología La Cultura cubana en artículos, crónicas y otros textos de Alejo Carpentier, en la colección Alcance a la revista de la Biblioteca Nacional (1989)`.

García-Carranza ilustró como: `Si Ana me ofreció una rosa, en el Prólogo que realizó a mi libro sobre Un camino hacia Carpentier, ahora yo la recuerdo y le ofrezco, en este abril, otra rosa por nuestra amistad, y por la oportunidad que me dio la vida de poder servirla`.

En su intervención la investigadora Zuleica Romay recalcó cómo `había llegado a Ana Cairo en el momento final de su vida y como era deudora de esa entrega y apego. Mi formación inicial era como Química, y me reorienté hacia las ciencias humanísticas. La metódica de Ana fue crucial pues me permitió transitar del trazado y custodia de los límites de las disciplinas al movimiento total de las Ciencias Sociales. Ana estudiaba los procesos más que las personas y los sujetos históricos. Estaba atenta al proceso y nos daba el sujeto histórico a través del proceso. Tenía un enfoque relacional. La relación social del acontecimiento. La riqueza de todo lo humano. El conflicto. La enemistad cómo funcionaba y qué aportaba al proceso. Sus intercambios eran una conspiración. Participé con ella en sus proyectos sobre Eduardo Chibás y Audacia Cultual. Era una emboscada intelectual`. 

Zuleica Romay también esbozó como `Ana Cairo tenía la capacidad de la creatividad, de la  imaginación. Cómo logró construir una obra trascendente. Era un revoltijo de experiencias pues para Ana todo contribuía a ese campo de saberes. Su capacidad pedagógica donde aceptaba el desafío, la contradicción, como los maestros antiguos le interesaba la posterior reflexión. Siempre tenía críticas, consejos y la vocación por el detalle conceptual y gramatical. Por lo que Ana ofreció un legado también en el terreno pedagógico y metodológico. Con su método fue formadora de una generación de investigadores`. 

Pedro Pablo Rodríguez, ejemplificó una valoración de Ana Cairo como intelectual y como persona. Recordó cómo se conocieron  en la Facultad de Artes y Letras, pues ella empezaba, era unos años menor en edad. Pedro Pablo precisó como a él le motivó siempre su interés y capacidad de trabajo. A Ana y a Pedro Pablo Rodríguez, declaró este último los acercó la militancia en la UJC y el PCC. Ana tenía una capacidad de análisis con pensamiento propio, por lo que en estos momentos sería muy crítica. Pedro Pablo destacó como Ana Cairo trabajaba para los demás, para la Patria, en función de la nación cubana. Y cómo era una profesora exigente, que juntos compartieron las clases en los Cursos para Trabajadores  en la Universidad de La Habana y que coincidieron en las clases de Literatura. Fue una amiga fiel. Y era admirable su vida de familia, como entregaba amor y dedicación.  Así también daba apoyo, y abría caminos intelectuales. Además tenía un sentido del humor, muy criolla. Como en su momento, para algunos les pareció raro que Ana fuera miembro de la Academia de Historia de Cuba, pero defendí la propuesta por su tenacidad y capacidad abierta para no relacionarse dentro de un campo teórico, era una investigadora de la Cultura Nacional. Empleaba como método: el análisis crítico de la bibliografía. Investigaba temas imprescindibles, inadvertidos, era constante y sistemática, por lo que ahí está la riqueza de su obra.  Su entrega y apoyo a los amigos: señalar y ayudar. Pedro Pablo Rodríguez la recuerda con alegría, por su espiritualidad: `¿cómo somos los cubanos?`, `la manera de hablar que nos caracteriza`, `la forma de caminar`. Fue una estudiosa de la personalidad cubana. Era una mujer excepcional. 

El cierre del Panel, contó con la intervención de Omar Valiño, el cual aseveró como el retrato de Ana Cairo que seleccionaron para este tributo era: `Un retrato hermoso, completo y sentimental`. Cómo Ana era una gran pedagoga, y una gran persona. Su oficio de ese magisterio diario. Se movía en el campo intelectual cubano de manera absoluta. Ella tenía un interés por el teatro,  ese universo fue el que nos acercó. Nadie sabía dibujar mejor que Ana esa Primera República. Te dibujaba los lugares con un panorama absoluto. Tenía un sentido integral, de la cultura toda. Sus investigaciones sobre: Guiteras, Mella, Pablo de la Torriente Brau, Raúl Roa, y tantos otros y otras. Sus consejos. Ana seguía la Dramaturgia de la Revolución y su proceso social que publicábamos en Tablas Alarcos, la usaba en clases. Con ella ha muerto una Biblioteca.

En el homenaje estuvieron las hermanas de Ana Cairo, quienes intercambiaron sus huellas imborrables con los que asistimos, así como intelectuales y profesoras de la talla de Marlen Domínguez, Cira Romero, Denia García Ronda, colegas de la Biblioteca Nacional…, como: Vilma N. Ponce Suárez, Osdiel R. Ramírez Vila, Carlos Valenciaga Díaz, entre otros y otras, para una vez más estar al lado de la justicia y la verdad históricas. Y sobre todo con el noble empeño martiano de: ¡Honrar, honra!