TEATRO DE LA GUERRA: UN ARSENAL FOTOGRÁFICO DE LA GUERRA NECESARIA (1895-1898)

Por: Mabiel Hidalgo Martínez

A propósito del 125 aniversario del inicio de la Guerra Necesaria e igual conmemoración de la caída en combate de nuestro Héroe Nacional José Martí, el presente artículo pretende rendir tributo, desde la fotografía, a una de las contiendas bélicas más importantes de la historia de Cuba: la Guerra de Independencia de 1895.   

El Teatro de la Guerra, se convirtió en la denominación que el periódico literario y artístico El Fígaro, ideó para publicar un número considerable de fotografías de los acontecimientos de la Guerra de Independencia iniciada el 24 de febrero de 1895. Un despliegue de imágenes cada semana, aderezaba las páginas de la prestigiosa publicación periódica, esta vez con noticias visuales de lo que sucedía en los campos de batalla.

Las imágenes del general Lachambre y su Estado Mayor, las de Bayamo y sus alrededores -en plena contienda bélica-, fueron las primeras publicadas bajo el título de Teatro de la Guerra, los meses de junio y julio de 1895. Con anterioridad, en abril del propio año, el periódico publicó fotografías de los principales jefes de la guerra como, José Martí, Juan Gualberto Gómez, José Miró Argenter, Alfredo Arango y Antonio Maceo, así como de altos oficiales españoles. También reflejó los rostros de los “cabecillas insurrectos” Flor Crombet y Agustín Cebreco, muertos en la batalla de Palmarito. Lo anterior constituyó breves indicios de lo que sería una habitual publicación de fotografías bélicas durante el tiempo que duró la guerra.

 

Con predominio de las imágenes del Ejército Español, sus altos oficiales y los lugares devastados luego de los combates e incendios de los insurrectos, las fotos de las tropas mambisas ocuparon un lugar menos privilegiado en las composiciones fotográficas que publicó El Fígaro. 

Las escenas, en su mayoría, fueron apacibles, previamente elaboradas, sobre todo las poses de los oficiales, la alineación de las tropas, la simulación de las batallas, lo cual responde a patrones estéticos de la fotografía finisecular, relacionada en parte con las limitaciones de la técnica fotográfica del momento que impedía captar imágenes en movimiento. 

Según la fotógrafa e historiadora cubana María Eugenia Haya, las fotografías de la guerra no tenían el mismo acabado que las de estudio, pero fueron la constancia del momento vivido. “Por primera vez se podría hablar de un realismo crítico en la fotografía cubana”.  

El hecho de contar con un variado cúmulo de fotografías de la Guerra de Independencia se lo debemos a los corresponsales, que cámara y trípode a cuestas colaboraron desde los lugares más remotos de la Isla, alternando con sus labores de retratistas en galerías. Así aparecen las firmas de Gómez de la Carrera -uno de los que más instantáneas aportó, además de ser el fotógrafo oficial de El Fígaro-, Juan Pérez Argemí (Santiago de Cuba), Luis López (Santa Clara), Rafael Delmonte (Puerto Príncipe), Desquirón, Gregorio Casañas, Ramón Carreras, entre otros. 

Resulta necesario, al paso del tiempo, revisitar el archivo fotográfico de la Guerra del 95, ya sea desde las páginas de El Fígaro o desde las colecciones que atesoran instituciones como la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, el Archivo Nacional, la Fototeca de Cuba. Son ellas el testimonio visual de la última contienda contra el colonialismo español en Cuba, imágenes que revelan lugares, rostros, batallas, y principalmente las ansias de libertad de un pueblo materializadas en el valor de hombres que muchas veces posaron con orgullo para el Teatro de la Guerra.