Noticias

Buscar noticia

Mes
Año
Término de búsqueda

Foto de Mi Biblioteca en Verano. Concurso Leer a Martí. Una carta muy bonita

Mi Biblioteca en Verano. Concurso Leer a Martí. Una carta muy bonita

20/8/2020
Por: Jessica Álvarez Bellas, Biblioteca Nacional José Martí

Mi Biblioteca en Verano. Concurso Leer a Martí. Una carta muy bonita 

Por: Jessica Álvarez Bellas

Hoy les proponemos leer esta carta tan bonita escrita por una ganadora del Concurso en el año 2019, Ingrid Ramírez Benítez de 11 años, estaba en 6to grado , cuando resultó ganadora y vive en Guantánamo, su amor por los libros, las bibliotecas y Martí se ven reflejados en su carta de forma muy hermosa. Fue ganadora del Concurso Leer a Martí.

  ´´A salvo´´

Siempre que tengo oportunidad en la escuela me doy mis escapaditas a uno de los lugares que me gusta, la biblioteca, porque encuentro tranquilidad para leer muchos libros con los cuales me divierto y aprendo.

Era domingo, y por iniciativa del colectivo pioneril acordamos realizar una limpieza general en la escuela. Mientras un grupo de maestros chapeaban el área verde, otros limpiaban las aulas, y nosotros recogíamos la basura y cargábamos agua. Por orientación de la maestra fui a buscar en el segundo piso otros materiales para limpiar. Cuando bajaba las escaleras vi que salía humo del piso de arriba, al asomarme me di cuenta que era la biblioteca. Por un momento pensé: que en lo que lleguen los bomberos, pueden quemarse todos los libros y eso sí sería una gran pérdida. Entonces decidí no pensarlo más, mojé el pañuelo que tenía en la cabeza, me lo amarré en la nariz y con un trapeador le di varios golpes a la puerta hasta abrirla, ¡de dónde saqué fuerzas!, no sé, rápidamente eché varios cubos de agua para apagar el fuego y en un saco logré sacar algunos libros mojados para ponerlos al sol. Cuando pensé que todo había terminado, sentí muchas voces que venían desde adentro y pedían auxilio desesperadamente. Sin pensarlo dos veces volví a entrar, pero no entendía de quiénes eran esas voces, porque solo estaba yo. Comencé a buscar, y al abrir una gaveta quedé sorprendida, no podía creer lo que estaba viendo. Los personajes de esos libros habían salido de sus historias y se protegían del fuego.

Eran muchos y entre el humo alcancé ver a una joven que vestía una manta roja, tacones y un sombrero muy bonito; parecía una bailarina; vi más, a dos niños con un sable dorado; a un chiquitín con un saco muy pesado; y a dos niñas, una abrazada a un libro que parecía tener muchos años y la otra a una muñequita negra. ¡Era curioso!, Seguí mirando, un camarón, una princesa y muchos animalitos que se protegían con un abrigo muy grande; ¡parecía que estaba en un cuento de hadas! Enseguida comprendí que se trataba de los Cuadernos Martianos y de los libros de La Edad de Oro. No podía respirar, sentí un fuerte apretón en mi corazón y a pesar del peligro no sentí miedo, era como si a mi alrededor un ángel me cuidara. En mi mente sólo estaba salvarlos, no podía permitir la muerte de esas valiosas vidas que con mucho amor y dedicación José Martí creó para nosotros, los niños de América.

Casi sin fuerzas logré salir y en medio del humo vi la imagen de Martí que sonreía y me estrechaba la mano en forma de agradecimiento. ¡Qué grandeza sentí!, estoy muy feliz me emocionó su cariño y delicadeza. Él quiso mucho a los niños y sentía por ellos el mismo amor que sentía por su patria. Para mí, es como un padre amoroso, y lo menos que podríamos hacer los niños es cuidar y proteger sus libros, los cuáles están llenos de buenos consejos que nos harán hombres y mujeres dignos, inteligentes, humildes y de buen corazón.

¡Qué susto!, un fuerte aguacero y la algarabía de los niños que hacían Educación Física, interrumpieron estos pensamientos que surgieron en mi mente mientras escuchaba parada en la puerta de la biblioteca a los niños de segundo grado que decían a la bibliotecaria: ``maestra, cuéntenos más cuentos de ese lindo libro, La Edad de Oro´´.

De pensar el dolor que sentirían los niños con la pérdida de esos libros, me atrevería a salvarlos nuevamente, porque los libros son un tesoro del que nunca, nos debemos separar. Sonriente y muy entusiasmada bajé las escaleras para escribir el próximo concurso, Leer a Martí.