Mi Biblioteca en Verano. Reseña del Poema Los Dos Príncipes, de La Edad de Oro de José Martí

23/8/2020
Por: Maribel Duarte González, Biblioteca Nacional José Martí

...Para eso se publica La Edad de Oro: para que los niños americanos sepan cómo se vivía antes, y se vive hoy (…) Así queremos que los niños de América sean: hombres que digan lo que piensan, y lo digan bien: hombres elocuentes y sinceros”...

Esta fue la dedicatoria de José Martí para aquella revista mensual de recreo e instrucción publicada en Nueva York, entre julio y octubre de 1889, La Edad de Oro.

Hoy le traemos el poema Los Dos Príncipes, que  aparece  en el segundo número de la revista La Edad de Oro, en la edición correspondiente al mes de agosto de 1889 y  estuvo inspirado en la idea de poetisa norteamericana Helen Hunt Jackson. 

En sus versos se plasma la tristeza que experimentaron una familia real y otra campesina cuando se les murieron sus hijos. Se establece una igualdad ante el dolor que experimentan los padres al producirse la muerte de sus hijos, con independencia de si unos fueran reyes y otros humildes campesinos.

También se evidencia  una comparación entre los entierros de ambos fallecidos al describir la fastuosidad de uno con respecto al otro.

El poema se titula “Los dos príncipes”, porque para todos los padres, un hijo es como un príncipe, por el lugar privilegiado que ocupan en sus vidas, independientemente del linaje de la familia, lo cual evidencia el profundo pensamiento humanista de Martí,  el cual integra en un todo único: lo ético, lo estético, lo social y lo cultural.

El palacio está de luto

Y en el trono llora el rey,

Y la reina está llorando

Donde no la pueden ver:

En pañuelos de holán fino

Lloran la reina y el rey:

Los señores del palacio

Están llorando también.

Los caballos llevan negro

El penacho y el arnés:

Los caballos no han comido,

Porque no quieren comer:

El laurel del patio grande

Quedó sin hoja esta vez:

Todo el mundo fue al entierro

Con coronas de laurel:

–¡El hijo del rey se ha muerto!

¡Se le ha muerto el hijo al rey!

En los álamos del monte

Tiene su casa el pastor:

La pastora está diciendo

“¿Por que‚ tiene luz el sol?”

Las ovejas, cabizbajas,

Vienen todas al portón:

¡Una caja larga y honda

Está forrando el pastor!

Entra y sale un perro triste:

Canta allá adentro una voz–

“Pajarito, yo estoy loca,

Llévame donde él voló!”:

El pastor coge llorando

La pala y el azadón:

Abre en la tierra una fosa:

Echa en la fosa una flor:

–¡Se quedó el pastor sin hijo!

¡Murió el hijo del pastor!