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Foto de Concurso Leer a Martí 2000. Encuentro con el camarón encantado.

Concurso Leer a Martí 2000. Encuentro con el camarón encantado.

23/10/2020
Por: Jessica Álvarez Bellas, Biblioteca Nacional José Martí

Hoy le presentamos este hermoso cuento escrito por una niña de 6to grado, tenía 9 años y que fue ganadora del Concurso Leer a Martí en el año 2000 y pertenece a la provincia de Villa Clara. 

(Siempre que voy…)

Mailín Pérez González

Siempre que voy de paseo llevo conmigo el libro La Edad de Oro, me gusta recrearme con su lectura una y otra vez.

Una hermosa tarde, mientras leía a la sombra de un árbol, en la orilla del río, sentí la voz de una ancianita que me llamaba:

-Niña, niñita, escúchame

Miré hacia todas partes, pero no había nadie y la voz insistía:

-Busca entre la yerba

Con un poco de temor, pero resuelta, busqué y encontré un enorme camarón. ¡Qué temor! ¿Cómo ese enorme crustáceo podía hablar?

-Por favor niña, ayúdame, no me reconoces, yo soy el camaroncito encantado, del cuento de magia del francés Laboulaye, y que José Martí llevó a las páginas de su revista La Edad de Oro y de allí, de forma mágica, he salido. Ayúdame a volver y en agradecimiento te concederé un deseo

- ¿Cómo puedo ayudarte?

-Fácilmente, sólo tienes que desear que vuelva a mi cuento

-Pues lo haré

-Espera, antes pide tu deseo, sé que tienes un corazón noble y aun cuando te complazca me ayudarás a volver

-¡Camaroncito duro, sácame del apuro! Deseo salud, paz y prosperidad para todas las personas de este planeta, y que todos los niños pobres del mundo tengan derecho a una educación gratuita y una vida de libertad igual a los niños cubanos

-Oh, cuánto lo siento niñita, ni siquiera con mi magia y mis tantos años de experiencia, puedo concederte ese deseo. Sólo en las manos de los propios hombres está el poder complacerte. Cuando no existan hombres avariciosos, egoístas, y malos como Masicas, y cobardes, faltos de decisión propia y dispuestos a complacer a quienes nos oprimen sin rebelarse como Loppi, el mundo continuará como está

-Siento un gran pesar, pero tengo fe en que un día el mundo cambiará. Así que, camaroncito duro deseo que vuelvas a tu cuento

Y así, mientras me dormía arrullada por las sonoras aguas del río afanadas en su correr, sentía una voz, que me decía: ´´Gracias, niñita´´.