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120 Aniversario BNCJM - Ilustres en la Biblioteca Nacional: Rafael Alberti, “el poeta del mar y del pueblo”
23/10/2020
Por: Mabiel Hidalgo Martínez, Biblioteca Nacional José Martí
Al poeta gaditano Rafael Alberti (1902-1999), una de las voces más reconocidas de la Generación de 1927 en la literatura española, le unieron fuertes lazos con Cuba y especialmente con La Habana. Alberti había conocido la Isla desde pequeño gracias al piano de su madre, y así lo refiere en su poema “Cuba dentro de un piano”. La evocación antillana se le impregnó en el alma al ritmo de guajiras y habaneras, a través del humo de los barcos, de las memorias del tío que regresaba de la guerra de independencia.
Décadas más tarde, al militante comunista y amigo de Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, Regino Pedroso, Félix Pita Rodríguez, Ángel Augier y Juan Marinello, le resultó de sumo agrado que su hija Aitana Alberti se radicara en 1984 en la capital cubana, otro motivo que consolidó el puente cultural del lírico español con la nación caribeña y que Ángel Augier titula “La presencia extendida”.
El lejano año de 1935 marcó la primera visita del poeta a la mayor de las Antillas, acompañado de su esposa, la narradora española María Teresa León. Arribaron al puerto habanero el domingo 16 de abril. A partir de entonces fueron frecuentes sus colaboraciones con las revistas Mediodía y Orto. Anteriormente la revista Social había publicado poemas de su autoría a finales de 1926, y Carteles dio constancia de su obra gracias a las entrevistas que le hiciera Alejo Carpentier desde París y Madrid.
Veinticinco años después, en marzo de 1960, realiza su segundo viaje a Cuba -otra vez en compañía de su esposa- en medio de un panorama político y social de total satisfacción para el autor de “Marinero en tierra”. Durante su segunda estancia se aloja en el hotel Sevilla y da junto a Guillén un recital de poesía en el teatro de la CTC, un almuerzo en su honor le ofrece el escritor José María Chacón y Calvo, saluda a Ernest Hemingway en la residencia del novelista de Finca Vigía, y entre otros recorridos, visita el Museo Nacional de Bellas Artes. En este último lugar -gracias al valor testimonial de la fotografía- quedó inmortalizado junto a Nicolás Guillén y José Lezama Lima.
El oportuno milagro de la cámara fotográfica, una vez más, viene a revelarnos la presencia del poeta y su esposa en la Biblioteca Nacional José Martí, una mañana de abril de 1960, quizás la actividad menos referenciada de su segunda permanencia en tierra cubana.
Por esos años el matrimonio Alberti-León vivía aún su largo exilio, que inició tras la derrota republicana en la Guerra Civil Española y los condujo a instalarse en Buenos Aires, Chile y Roma. La instantánea del encuentro en la BNJM muestra al poeta junto a Maruja Iglesias, subdirectora de la institución, atento a la explicación de esta, posiblemente por las transformaciones del centro bibliográfico como parte del proceso de democratización de la cultura que impulsaba la Revolución. Detrás, el grupo de mujeres integrado por las doctoras María Teresa Freyre de Andrade, Vicentina Antuña y Graziella Pogolotti, conversa con la esposa del escritor, María Teresa León.
En ese, su segundo viaje, también visitó la ciudad de Santiago de Cuba y el antiguo cuartel Moncada, convertido en Ciudad Escolar. La última visita de Alberti a territorio cubano la realizó en 1991, su esposa había fallecido en 1988 y esta vez llegó para ofrecer un recital de poesía en Casa de las Américas y recibir la Orden José Martí de manos de Fidel Castro, demostración de los estrechos y fuertes vínculos del poeta con la cultura y la nación cubana.
La mejor y más íntima imagen de Rafael Alberti nos la ofrece su hija Aitana:
“Rafael es genial. Un poeta genial y un pintor de primera […] Alegre, excelente decidor de versos propios y ajenos, supersticioso como buen andaluz […] es un poeta del mar y un poeta de la calle. Mejor dicho, un poeta del pueblo, que viene a ser lo mismo. Por serlo, estuvo casi 39 años fuera de donde debía estar. Afirmó que moriría con los zapatos puestos y así fue: no se sacudió jamás el polvo del camino”.
El Puerto de Santa María de Cádiz lo vio morir, con sus zapatos puestos, el 28 de octubre de 1999. Desde esta orilla se recuerdan sus visitas, se recitan sus versos…
Foto: Visita de Rafael Alberti y su esposa María Teresa León a la Biblioteca Nacional José Martí, abril de 1960. De izquierda a derecha: Maruja Iglesias, Alberti, María Teresa Freyre de Andrade, Vicentina Antuña, María Teresa León y Graziella Pogolotti. Colección BNJM, Fondos BNCJM.