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Foto de Un Nuevo mundo ilustrado en una pequeña joya bibliográfica.

Un Nuevo mundo ilustrado en una pequeña joya bibliográfica.

3/11/2020
Por: Olga Vega García, Biblioteca Nacional José Martí

Uno de los tesoros que representó a Cuba en la Feria de Sevilla de 1992 fue la obra del autor italiano Girolamo Benzoni (1519-1570?) titulada La Historia del Mondo Nuovo: la qual tratta dell´isole & mari  nuouamente ritrouati, & delle nuoue citta da lui proprio vedute, per acqua & per terra in quattordeci anni, publicada en  Venecia  por  Francesco Rampazetto en 1565. 

Antonio Palau y Dulcet en su Manual del librero hispanoamericano afirma que se trata de la primera edición de la obra, lo que ratifica Joseph Sabin en su Dictionary of books relating to America, por lo que se considera al ejemplar seleccionado la edición príncipe de un título de interés en su época.

El volumen, del tamaño aproximado de un bolsilibro actual, fue encuadernado en pergamino en fecha no definida; su papel está amarillento, con algunas manchas, y los márgenes bastante cortados. 

Su portada presenta un elemento importante: el cuño rojo que lo identifica como perteneciente al Fondo Antiguo, acompañado del número 00088,  que indica que posiblemente formó parte del volumen inicial de documentos de aquella Biblioteca Nacional enclavada en el Castillo de la Fuerza a partir del 18 de octubre de 1901, y dirigida por su primer director, Domingo Figarola Caneda (1901-1920),  personaje emblemático de la bibliofilia y la bibliotecología cubana, que no vaciló en donar a la institución los libros provenientes de su biblioteca particular.

Dicha portada ostenta un medallón con el retrato del autor que permite dar a conocer a las actuales generaciones el retrato de Girolamo que regresa de un largo viaje con una rica experiencia. Enriquecen la edición las 17 xilografías (grabados en madera) que miden 6 x 8 cm. 

El valor informativo que encierra el material ilustrativo del librillo se pone de manifiesto al relacionarse los títulos en italiano de los pies de grabado para que sirvan de guía a los usuarios y se ha preferido no traducirlos porque resultan comprensibles para un público lector de habla hispana, por ello el hecho de volcarlos al español les restaría el encanto que emana del lenguaje propio de ese siglo. Su simplicidad en la forma de plasmar elementos propios de ese continente americano permite contar con ilustraciones que recrean aquel mundo distante, desconocido y a la vez asombroso que se despliega ante los ojos de los europeos.

Basta verlos para apreciar la diversidad de las materias que se plasman en este libro: el modo de hacer el pan o el vino, y escenas de vida social y costumbres que recrean la visión de un ilustrador extranjero que se basó en la información suministrada por el autor para representar los indígenas que las poblaban en un entorno muy peculiar. 

Sorprende al lector encontrar árboles cuyos frutos resultan familiares a los cubanos como el mamey, la guayaba, la guanábana y el plátano.   


   Aunque parezca increíble, la medicina tradicional se inserta en esta edición, representándose la forma de curar a los enfermos, y lo curioso es que el curandero que aparece en un primer plano utilizaba el humo del tabaco para contrarrestar las dolencias del paciente; el improvisado hospital y la hamaca matizan una de las imágenes más interesantes que se insertan. 

Se dispone de poca información sobre el autor milanés, nacido en 1519, que se dirige al Nuevo Mundo contando sólo con veintidós años y viaja por las Antillas, Centroamérica y América del Sur. Muy discutido, se considera uno de los promotores de la denominada “leyenda negra”, en la cual se resalta la crueldad de los conquistadores y su labor de exterminio por tierras americanas (la cual por supuesto se plasma en algunas de estas láminas); además es criticado por los errores que contiene el libro y su parcialidad al tratar los temas.  No obstante, esta edición, dedicada al Papa Pío IV, atrajo la atención de los lectores al paso de los siglos. 

De su paso por Cuba ha quedado plasmado el relato de sus aventuras: huyendo de Méjico en 1555, una terrible tormenta arrojó la nave sobre sus costas, y aunque se perdió parte del cargamento se salvaron la tripulación y los pasajeros, los que arribaron a una Habana desolada por el ataque del célebre corsario francés Jacques de Sores.  Allí residió varios meses y sufrió nuevos contratiempos cuando los corsarios volvieron a desembarcar en ella. Ya en junio del 56 llegó la esperada nave en la que pudo embarcar rumbo a la Península Ibérica.


Muere hacia 1572 aproximadamente, fecha de la segunda edición de su obra, la cual, con posterioridad, circuló por los países europeos luego de ser traducida a diversos idiomas. Muy famosa es la edición de Theodor de Bry (1528–1598) de los Grandes y pequeños viajes, que incluyen una serie de ilustraciones basadas en la Historia de Benzoni, la cual se convierte en una de las publicaciones ilustradas más famosas del célebre grabador, siendo sucesivamente plagiada con el transcurso del tiempo.

El lector que desee leer una edición en castellano, con estudios complementarios que enriquecen su lectura, puede consultar la siguiente obra, disponible en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí: 

Benzoni, Girolamo.  La Historia del Mundo Nuevo / M. Girolamo Benzoni; traducción y notas de Marisa Vannini de Gerulewicz; estudio preliminar de León Croizat. __ Caracas: Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 1967. – XCIV, 297 p.: il. 

 


Foto de Un Nuevo mundo ilustrado en una pequeña joya bibliográfica. Un Nuevo mundo ilustrado en una pequeña joya bibliográfica.
Foto de Pequeña joya bibliográfica. Pequeña joya bibliográfica.
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