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Foto de Concurso Leer a Martí en el año 2000.El Presidio Político en Cuba.

Concurso Leer a Martí en el año 2000.El Presidio Político en Cuba.

7/11/2020
Por: Jessica Álvarez Bellas, Biblioteca Nacional José Martí

Acercamiento al Presidio Político en Cuba

Anmé Constantén Cárdenas

Si te pregunto, qué conoces de El presidio político en Cuba, seguramente me responderías que es un testimonio escrito por nuestro Apóstol donde relata los horrores vividos a sus 17 años y refleja la vida del inocente, del débil, del hombre que ha dejado de serlo para convertirse en un simple instrumento de represalia política. Mencionarías a Nicolás, ´´nuestro Nazareno infortunado´´ 87, al negro Juan de Dios, que su idiotez lo hizo olvidar el mundo; a Delgado, que con la muerte creía poder huir del horror; al negrito Tomás, que, con sólo 11 años, ya gravitaba sobre él una sentencia política. Hablarías también de Lino, niño de 12 años por el que lloró Martí, el que, con su cuerpo minado por la viruela, mancillado por los golpes, quemado y ampollado por el sol y la cal, era obligado a trabajar como un hombre, al que el médico, declaró sano a pesar de que ´´tenía la viruela en el alma´´.

Pero, ¿sabías que, en ese alegato, además de denunciar, Martí también narra una parte de nuestra historia?

Describe, con el estilo metafórico que lo caracteriza, la llegada de los españoles a las Américas, el saqueo de nuestras riquezas, la imposición de una cultura sobre otra, el exterminio de la población aborigen, la trata negrera…

´´Las naciones subyugadas habían trazado a través del Atlántico del Norte camino de oro para vuestros bajeles. Y vuestros capitanes trazaron a través del Atlántico Sur camino de sangre coagulada, en cuyos charcos pantanosos flotaban cabezas negras como el ébano, y se elevaban brazos amenazadores como el trueno que preludia la tormenta´´ 

Y cuando al fin se desató la tormenta, la noche cayó sobre sus tierras, ¡solo un rayo de sol les llegaba de a las Antillas!, ¿y qué hicieron?, desgarraron sus corazones, ´´ (…) y rompíais en él las arterias de la moral y de la ciencia´´ 90 utilizaron los cuerpos, las llagas de los infelices para vengar su decadente imperio. Cuba, aparentemente, soportaba la afrenta. Ya en la conciencia de los patriotas se gestaba la llama libertadora; en la manigua los mambises daban la vida por la madre patria; en el presidio el corazón de un adolescente se fortalecía y crecía el odio hacia la opresión que surgía como una pesadilla surrealista.

´´Pidieron ayer, piden hoy, la libertad más amplia para ellos, y hoy mismo aplauden la guerra incondicional para sofocar la petición de libertad de los demás´´

Martí critica a España, sus ansias de libertad y deseos de república. ¿Qué libertad, qué república, qué integridad nacional si bajo su manto se escondía toda la crueldad del mundo? Le recuerda las gloriosas bayamesas que ´´ (…) aplicaron la tea a la casa (…) en que sonrió su infancia´´ 92 y a los mambises que abandonaron el hogar, la familia, por ´´ (…) os azares de la guerra´´

Esta magnífica obra literaria nos hace reflexionar sobre lo que acontece a las puertas del siglo XXI en Latinoamérica, ya no es la metrópoli española la que absorbe nuestras riquezas, sino el imperialismo que, como un pulpo gigante, nos aprisiona los cuerpos impidiéndonos crecer, vivir. Ya Lino no carga piedras a sus espaldas, pero miles de niños trabajan en condiciones infrahumanas, mueren de hambre, frío o víctimas de la violencia, mientras una minoría sólo piensa en vestir a la moda o beber el mejor champán.

En Cuba ya no existe la cantera, pero por Hispanoamérica cada día se extiende más ´´las nubes rojas´´ de la pobreza y el dolor.

Todos los pueblos del mundo deberían leer El presidio político en Cuba para que resurjan en ellos los olvidados conceptos del humanismo, la justicia, y dejen de ser menos inmunes al dolor ajeno.

El ejemplo martiano, su desinterés, su sacrificio, su vida abnegada por la libertad y su lucha contra todo oprobio, humillación y tiranía, fue siempre ejemplo para los revolucionarios que en la neo colonia tuvieron que continuar la lucha que él no vio coronada.

Martí fue el mentor directo de nuestra Revolución, el hombre cuya palabra y cuyo ejemplo hay que recordar cada vez que se quiera decir o hacer algo trascendente por la patria, porque él es más que cubano: es americano, pertenece a todos los países de nuestro continente

Tenemos que acercarnos a Martí sin pena, sin sentir que nos acercamos a un dios, sino a un hombre más grande que los demás hombres, más sabio y más sacrificado que los demás hombres, y reflexionar que lo revivimos un poco cada vez que pensamos en él y actuamos como él quería que actuáramos.