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120 Aniversario BNCJM- Ilustres en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí: huella y voz de Pablo Neruda
13/12/2020
Por: Mabiel Hidalgo Martínez, Biblioteca Nacional José Martí
Mucho antes de la primera visita que hiciera el poeta chileno Pablo Neruda al archipiélago cubano, en marzo de 1942 -acompañado de su esposa de entonces, Delia del Carril- La Habana se le había metido en los poros y en el alma. Para el bardo, Cuba era “la rosa limpia del Caribe”, y desde su infancia la capital cubana “[…] era una caja de cedro, una caja de tabacos”.
En su primera visita, Neruda adoró la champola de guanábana que tomara en casa del amigo, el escritor y periodista Ángel Augier, y guardó como trofeo invaluable la colección de polimitas que le regaló el científico don Carlos de la Torre. Los lectores cubanos conocían del poema número 8, que integraba su libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada, publicado por la revista Social, en 1925, además de otras creaciones que reprodujo la prensa de la época.
“Abeja blanca zumbas, ebria de miel, en mi alma
y te tuerces en lentas espirales de humo.
Soy el desesperado, la palabra sin ecos,
El que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo.
[…]
Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma.
Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.
¡Ah silenciosa!”.
La Biblioteca Nacional de Cuba José Martí conserva la huella documental del escritor, senador, diplomático y luchador comunista Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto (San José del Parra, Chile, 1904 - Santiago de Chile, 1973), una ensarta de nombres que sintetiza el seudónimo “Pablo Neruda” para inscribirse en la historia de las letras de Hispanoamérica y del mundo, como uno de los grandes creadores líricos del siglo veinte.
El valioso Fondo de Manuscritos de Colección Cubana atesora las cartas que enviara Neruda a Juan Marinello con antelación a su primer viaje a la Isla, así como la correspondencia que sostuvieron Neruda y Marinello, reveladora de la amistad entre ambos, y puente de enlace del comunista chileno con la intelectualidad de izquierda en Cuba durante la república, y después del triunfo del 1 de enero de 1959.
“Grande y querido Juan”, llama Neruda al intelectual cubano, con quien participa en el Congreso Internacional de Escritores celebrado en la ciudad de Valencia, en junio de 1937, y al que recurre con frecuencia en busca de colaboraciones para las revistas La sangre y la letra e Insurgente; le solicita valoraciones y sugerencias como jurado de premios literarios, además de recomendarle amigos interesados en visitar la mayor de las Antillas.
“Cuba dio a Pablo –político de lejanías y artista de realidades- su paisaje y su pelea. Una pelea firme y comunicativa, joven y meditadora, alegre y estricta. Un paisaje de mar y de caracoles […] Algún día se filtrará por los poemas de Pablo un esplendor cálido, una luz cegadora y cordial, […] un clamor de gentes que se despiertan a la faena de la libertad: ese día los cubanos descubriremos la marca de Cuba en el poema de Pablo Neruda”.
Las palabras de Marinello en el homenaje a Neruda, presagiaron el sentir del poeta cuando escribió su libro Canción de gesta, dedicado a los libertadores de Cuba: Fidel, sus compañeros y al pueblo cubano.
La publicación del mencionado libro, de contenido político y social –marcadamente antimperialista- en el que incluye también a la hermana nación de Puerto Rico y a otros países del Caribe, estuvo a cargo de la Imprenta Nacional de Cuba, en 1960, y resultó el pretexto de su tercer y último viaje a la nación caribeña, el 5 de diciembre de ese año, en compañía de su esposa Matilde Urrutia, una estancia que le permitió recibir el año nuevo en tierra cubana, de manera intensa, por la cantidad de actividades programadas.
La prensa siguió cada día sus recorridos. El arquitecto de la poesía en América, como le llamaron los medios, ofreció varios recitales de poesía: en el Palacio de Bellas Artes, Casa de las Américas, el Aula Magna de la Universidad de La Habana y la Biblioteca Nacional José Martí.
La tarde noche del martes 13 de diciembre de 1960, en el Salón de actos de la Biblioteca, Neruda recitó sus poemas de amor y de gestas, ante un auditorio que disfrutó cada inflexión de su voz, maravillados ante el hombre que una década después, recibiría la más alta distinción de las letras: el Premio Nobel de Literatura.
Tiene 56 años de intensa vida el elegante caballero que distingue con su presencia la Biblioteca Nacional, en el segundo año de funcionamiento de la renovada institución. Gracias al testimonio de la fotografía podemos apreciar cuánta impresión nos causa su rostro sereno, mientras lee -con los lentes cerca, pero prescindiendo de estos- unos cuantos libros que tiene sobre la mesa. Es infinito el privilegio de quienes entonces lo escuchan.
Los días siguientes visitó otras ciudades, y regresó a la Plaza de la Revolución, el 2 de enero de 1961, acompañado del poeta Nicolás Guillén. Esa mañana recitó al pueblo congregado, los versos que brotaron de la emoción.
Foto portada: Recital de poesía de Pablo Neruda en la Biblioteca Nacional José Martí, 13 de diciembre de 1960. Colección de fotografías BNJM.