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Correo desde la Isla de la Dignidad. La mítica campaña de alfabetización cubana

22/12/2020
Por: Eloisa M. Carreras Varona , Biblioteca Nacional José Martí

Desde el 22 de diciembre de 1961, los cubanos celebramos el Día del educador, precisamente porque en esa fecha culminó exitosamente la Campaña de Alfabetización y ese mismo día nuestra patria fue proclamada Territorio Libre de Analfabetismo. En homenaje a los educadores cubanos comparto este texto sobre la inolvidable gesta alfabetizadora. 

“¡HEMOS VENCIDO!”

Por Eloisa M. Carreras Varona 

I. LA MÍTICA CAMPAÑA DE ALFABETIZACIÓN CUBANA

A un viejo caserón de la calle Oficios y Muralla, en La Habana Vieja, local donde en los primeros años de la República funcionaba la Cámara de Representantes y luego el Ministerio de Educación, llegó el Dr. Armando Hart Dávalos, a tomar oficialmente posesión de sus funciones en la mañana del día 7 de enero de 1959, en un emotivo acto que se celebró en el local del hemiciclo del antiguo Ministerio. Al comenzar su sentida intervención pidió un minuto de silencio en homenaje a todos los mártires de la Revolución que habían caído en el combate por derrocar a la tiranía y, asimismo, afirmó que sabía perfectamente que no estaba allí como un técnico, sino a lo sumo como un revolucionario. Por eso también dijo que en el Ministerio de Educación trabajarían inspirados en el pensamiento martiano “Ser culto es el único modo de ser libre”, idea que se convirtió de inmediato en el lema del organismo.

La responsabilidad de orientar y organizar la transformación radical de la educación en Cuba fue ejecutada por él, sobre la base de estos objetivos: Extender la enseñanza a toda la población en edad escolar y lograr la alfabetización de los adultos; promover una Reforma General de la Enseñanza sobre el fundamento de brindar una educación científica e integral, así como una formación ética y patriótica inspirada en la cultura cubana de raíces martianas; facilitar la comunicación y fortalecer los vínculos entre la familia, la escuela y la comunidad como elemento central para el empeño educativo; promover y auspiciar la participación del pueblo en las tareas a cargo del Ministerio, procurando las relaciones más estrechas con las organizaciones sociales y de masas; y por último disponer, para garantizar estos fines, la descentralización administrativa y técnica de ese organismo. 

Para el año 1961 las labores del Ministerio de Educación se intensificaron ampliamente, pues el organismo debió cumplir las vastas metas que habían sido anunciadas por Fidel en septiembre de 1960 ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Lo que significó una gran esperanza para el pueblo cubano, a pesar de que, en pleno auge de la Campaña alfabetizadora, ─como bien se conoce─ el pueblo cubano tuvo que enfrentar la agresión imperialista de Playa Girón en el mes de abril de ese mismo año. 

Al triunfo de la Revolución, el problema perentorio e inaplazable que se tenía que resolver de inmediato en el país, era el verdadero drama de la enorme legión de analfabetos y semianalfabetos que existían y a ese cardinal asunto que exigía de toda su atención, comenzó a dedicarse con gran entusiasmo el joven ministro, siguiendo el espíritu, la estrategia y la esencia de las ideas de Fidel.

Muchos maestros ya se habían dado a la tarea de trabajar para eliminar el analfabetismo a lo largo de toda la Isla; pero su esfuerzo era insuficiente ante el reto de erradicarlo por completo en todo el país. La existencia de un elevado índice de analfabetos fue uno de los más graves problemas que afrontó el Gobierno Revolucionario tras el triunfo de enero de 1959. 

La aniquilación del flagelo del analfabetismo se convirtió en una tarea esencial para todo el pueblo cubano, porque en un país lleno de analfabetos, no puede haber cultura, desarrollo, democracia, verdadera revolución. Se tenía que enseñar a las nuevas generaciones a ganar la batalla por la cultura y contra el analfabetismo, con el concurso y la voluntad política de todos —porque ese no es meramente un problema escolar que afecta a un Ministro o a un Ministerio determinado— sino que es un asunto que repercute en la liberación y el progreso definitivo de una nación en su conjunto.

La batalla contra el analfabetismo se desarrolló atendiendo simultáneamente dos cuestiones fundamentales: aumentar significativamente el número de aulas y la alfabetización de adultos. La creación de aulas y escuelas es esencial en la lucha contra el analfabetismo, pues una de las causas principales de este problema es la carencia de suficientes aulas para atender las necesidades educacionales de toda la población comprendida entre cinco y catorce años de edad. Con esta estrategia se empezó a atacar el mal en su misma raíz. 

Como el propio Dr. Hart expresó, la alfabetización de adultos implicaba incrementar al máximo la presencia de los alfabetizadores en todas las zonas rurales o urbanas, en dondequiera que existiese un solo analfabeto. Los maestros sirvieron como “activos soportes de la alfabetización, bien como alfabetizadores, o como agentes animadores de la misma, para conseguir una masiva participación de otras organizaciones no escolares”. Hay que recordar que el éxito de la alfabetización dependió en buena medida de la participación masiva de un gran número de colaboradores voluntarios, no solamente del personal capacitado y con experiencia docente. El joven Ministro no sólo dirigió la Campaña de Alfabetización, sino que fue un alfabetizador más de los contingentes que protagonizaron la épica batalla.

En una intervención radial que el Dr. Hart realizó el domingo 1º de febrero de 1959, en la reanudación del curso de la Universidad del Aire, anunció que se iniciaría una verdadera lucha contra el analfabetismo en toda la Isla con estas emotivas palabras: “Les habla un alumno de la Universidad del Aire, la cual significa mucho para nosotros, pues aquí veníamos desde mucho antes del 10 de marzo de 1952, todos los domingos, a ampliar nuestros horizontes, y a manifestar dudas, inquietudes y esperanzas. Hoy asistimos a lo mismo que hace unos años, y también para expresar nuestros planes, porque tenemos la responsabilidad de hacer llegar al pueblo de Cuba en qué forma vamos trabajando y cuáles son las metas que nos proponemos. Queremos aprovechar el vehículo de difusión cultural que este programa representa, para anunciar la planificación general de nuestro trabajo, así como explicar la forma en que vamos a lograr una participación directa de los sectores del pueblo vinculados a los problemas educacionales, y cómo colaboraremos desde este Ministerio a la definición del pensamiento revolucionario. El primer plan que vamos a someter al estudio de una comisión designada al efecto ha de ser el de la alfabetización. Porque en nuestro país debemos resolver definitivamente la cuestión del analfabetismo de la manera más revolucionaria, política y adecuada. Vamos a iniciar una Campaña permanente y en grande con la cooperación de todos, para llevar hasta los últimos rincones del país la educación que necesita el pueblo de Cuba.”

Por esos mismos días del mes de febrero, en un discurso que el Ministro pronunció en la ciudad de Santiago de Cuba, resaltó la estrategia que se seguiría en la Alfabetización y sobre la misma dijo: “Alarma que todavía haya en Cuba millares de personas que no saben leer ni escribir, porque estaba bastante abandonada la educación en nuestra Patria”, y continuó refiriéndose a la dramática realidad existente en el país en ese sentido: “En nuestra patria sólo asisten a clases el cincuenta por ciento de los alumnos en edad escolar y, más de un millón de niños no tienen la posibilidad de estudiar porque no tienen escuelas; la situación económica de sus padres les obliga a temprana edad a trabajar para buscar el sustento de sus hogares. Uno de los principales problemas que confronta el Ministerio es la cifra alarmante de analfabetos que tenemos en el país, en los predios rurales se eleva a más del setenta por ciento, de manera que lo que más necesitamos ahora son maestros de instrucción primaria, de enseñanza común en las zonas rurales.”

El Ministro aseguró también, que se iniciaría un vigoroso movimiento de alfabetización desde Santiago de Cuba, en el que participarían activamente los maestros; porque para el Gobierno Revolucionario todas las actividades públicas debe realizarlas el pueblo. Y continuó afirmando en ese sentido: “Hay que darle posibilidad al pueblo para que participe en las actividades que antes eran privilegios de los políticos, ¿y quién representa al pueblo en el campo de la enseñanza? El pueblo son los maestros, los pedagogos, los padres de los alumnos, los colegios de maestros. Con ellos vamos a llevar adelante la gran tarea alfabetizadora y todas las demás tareas de nuestro plan de trabajo en el Ministerio de Educación. Sabemos que los cubanos están ansiosos de trabajar y rendir una función social a la Revolución; por ello vamos a solicitar la cooperación estrecha de las organizaciones magisteriales y las afines a la enseñanza en esta gran campaña para erradicar el analfabetismo; todos trabajaremos en el mismo propósito hasta lograr alcanzarlo.”

Correspondió a la heroica ciudad oriental de Santiago de Cuba, convertirse en el espacio, en el cual el Ministro anunció el comienzo del Plan Urgente de Alfabetización de Cuba, por medio de la Resolución no. 07692, del 11 de febrero de 1959, en la cual indicaba que ello era imprescindible por las razones que se argumentaba en los por cuantos de la Resolución y por ello se recomendó “la plena movilización de los recursos humanos y las reservas morales de nuestra Patria, mediante la incorporación de maestros, estudiantes, comerciantes, industriales, trabajadores, profesionales y de las instituciones civiles y militares del Gobierno Revolucionario. El aporte de las entidades cívicas, religiosas, profesionales, fraternales, laborales, industriales, comerciales, se considerará de máxima importancia en este esfuerzo nacional de alfabetización.”

Ello demuestra que, desde sus inicios, la noble tarea alfabetizadora fue concebida por la dirección de la Revolución Cubana como un desafío que tuvo en cuenta la erradicación del analfabetismo de toda la sociedad, lo que la convirtió en un hecho de carácter cultural masivo, que obviamente no tenía precedentes en el país y que trascendía sus fronteras.

En nuestro criterio se puede considerar el principio de la Campaña Nacional de Alfabetización, que tuvo su colofón en el año 1961, la histórica reunión que se realizó la tarde del 2 de marzo de 1959, porque en ella se creó la Comisión Nacional de Alfabetización y Educación Fundamental. La que se convirtió en el necesario e inmediato antecedente de la epopeya alfabetizadora del año 1961. La Comisión funcionó como una dirección técnica única, y desde la misma se organizó, coordinó y se llevó adelante, el colosal proceso de preparación de toda la Campaña, lo que incluyó una ardua, decisiva e invaluable labor estadística. La Comisión quedó integrada por organismos gubernamentales y no gubernamentales, incluyó también una Sección Técnica, con la misión de ordenar y jerarquizar el trabajo pedagógico y de adiestramiento de los alfabetizadores. 

En la etapa insurreccional, Hart había recorrido incesantemente las seis provincias que entonces existían en país, porque tenía una constante preocupación por lo que ocurría en todas partes con el trabajo clandestino. Ahora que comenzaba su desempeño como Ministro continuó con esa misma línea de conducta, y recorrió con el equipo de trabajo del Ministerio de Educación cada uno de los territorios, para comprobar directamente las necesidades educativas específicas de cada lugar, y de esta forma ser capaz de buscar a tiempo la solución más adecuada.

El 31 de marzo de 1959, se iniciaron en La Habana, los cursillos de orientación de los maestros que participarían en la batalla por la alfabetización, en la sede de la Comisión Nacional. En esos cursillos “se les expuso de forma práctica las técnicas adecuadas para la aplicación de los métodos aconsejables para alfabetizar”. El primer tema abordado fue la lección sobre el uso y manejo práctico de la Cartilla Cubana. Para esa fecha ya se habían inscrito un total de quinientos Maestros Voluntarios en las oficinas de la citada Comisión. 

Durante todo el año 1959, e incluso en el año 1960, la tarea alfabetizadora continuó ganando auge, intensidad y apoyo, para sus labores organizativas y pedagógicas. Pero el sustento decisivo para la victoria total en ese empeño comenzó a ser realidad cuando Fidel, en el acto de reconocimiento a los primeros mil cuatrocientos Maestros Voluntarios que recibieron su curso de capacitación en la Sierra Maestra, el 29 de agosto de 1960, lanzó al pueblo la masiva convocatoria alfabetizadora cuando dijo: “el año próximo será el Año de la Educación, y el pueblo entero se movilizará para liquidar en un año el analfabetismo”. Ello fue subrayado por el propio Fidel, el 26 de septiembre de 1960, en el discurso pronunciado en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), cuando comunicó al mundo que en 1961, nuestro país efectuaría la Campaña de Alfabetización en solo un año, entonces afirmó: “La Revolución Cubana está cambiando lo que ayer fue un país sin esperanzas, un país de miseria, un país de analfabetos […], lo está convirtiendo en lo que pronto será uno de los pueblos más avanzados y más desarrollados en el continente. El Gobierno Revolucionario, en sólo veinte meses, ha creado diez mil nuevas escuelas, es decir, en tan breve período se ha duplicado el número de escuelas rurales que se habían creado en cincuenta años. Y Cuba ya es hoy, el primer país de América que tiene satisfechas todas sus necesidades escolares, que tiene un maestro hasta en el último rincón de las montañas […] En el próximo año, nuestro pueblo se propone librar su gran batalla contra el analfabetismo, con la meta ambiciosa de enseñar a leer y a escribir hasta el último analfabeto, y, con ese fin, organizaciones de maestros, de estudiantes, de trabajadores, es decir, todo el pueblo, están preparándose para una intensa Campaña, y Cuba será el primer país de América que a la vuelta de algunos meses pueda decir que no tiene ni un solo analfabeto.”

Solo unos meses después, en el banquete de recepción ofrecido a catorce mil maestros cubanos en el campo deportivo de Ciudad Escolar Libertad, por el Gobierno Revolucionario para saludar el Año de la Educación, el 31 de diciembre de 1960, Fidel recordaba públicamente la promesa hecha ante la ONU, en relación con la liquidación del analfabetismo en nuestro país. 

La respuesta del pueblo no se hizo esperar, y esa misma noche se comenzaron a distribuir los primeros ejemplares salidos de la Imprenta Nacional de la Cartilla ¡Venceremos! y del Manual ¡Alfabeticemos!, que habían sido confeccionados por la Sección Técnica de la Comisión Nacional de Alfabetización y Educación Fundamental. 

Desde el triunfo revolucionario la máxima dirección del Ministerio de Educación en el país había desplegado sus esfuerzos en la reestructuración general, diseño y puesta en práctica de la Reforma General de la Enseñanza, así como en propiciar y lograr cambios radicales en la organización y el sistema escolar. Pero el comienzo definitivo de la Campaña de Alfabetización, significó, sin dudas, para el proceso educacional cubano su transformación definitiva, y la vinculación con su principal sujeto y protagonista: el pueblo cubano. 

Cuba realizó en menos de un año el trabajo que la UNESCO había concebido para un periodo no menor de diez años. Las experiencias de la Campaña de Alfabetización Cubana —como bien conocemos— a 58 años de haberse realizado, continúan siendo referente obligado en el mundo entero, para los interesados en un tema tan sensible como este. 

El Dr. Hart explicó en más de una oportunidad, que fue a partir de septiembre de 1960, tras las declaraciones públicas de Fidel en la ONU —a las que ya hemos hecho referencia— que todos los esfuerzos educativos que venía realizando el Ministerio pudieron multiplicarse a una escala inimaginada. 

Con el objetivo de lograr un mejor desempeño y operatividad para las intensas labores alfabetizadoras, se tuvieron que adecuar a las nuevas condiciones históricas las bases que ya se habían creado. Fue entonces que se produjo la transformación de la Comisión Nacional de Alfabetización y Educación Fundamental, en la Comisión Nacional de Alfabetización. En la cual el Dr. Hart se mantuvo a cargo de la Presidencia y nombró al compañero Mario Díaz, como su Coordinador Nacional; al inolvidable poeta y maestro Raúl Ferrer, como Vicecoordinador Nacional y continuaron con diversas responsabilidades los compañeros que habían sido miembros desde la primera Comisión; también la integraron los responsables del Ministerio de Educación para la Educación de Adultos y Aseguramiento; así como un delegado de cada una de las distintas organizaciones, organismos e instituciones de la recién nacida y nueva Sociedad Civil Revolucionaria de entonces. 

Esta gesta cultural se desarrolló en un año complicado para los cubanos, y lo fue porque ese fue el año en que triunfamos en menos de setenta y dos horas contra los mercenarios de Playa Girón y el imperialismo yanqui, lo que también enmarcó la Campaña en el decisivo momento de la declaración del carácter Socialista de la Revolución. 

Para llevar adelante las generosas y sublimes labores de la Campaña, se organizaron: ”trescientos mil cubanos, entre los cuales estaban más de cien mil estudiantes brigadistas Conrado Benítez; ciento veintiún mil alfabetizadores populares; treinta y cinco mil maestros integrados como cuadros y especialistas; quince mil obreros agrupados en las brigadas Patria o Muerte, a las que hay que agregar un sinnúmero de trabajadores de distintas ramas, así como el personal administrativo y de servicios cuya labor también resultó indispensable para el aseguramiento material y organizativo de la Campaña”.

El Gobierno Revolucionario trabajó también para que los casi ochocientos mil cubanos que acababan de aprender a leer y escribir no se convirtieran de nuevo en analfabetos por desuso; para eso era necesario que continuaran estudiando, y con ese mismo fin se crearon las aulas de seguimiento hasta el tercer grado, y los cursos de superación obrera para los trabajadores que tuvieran un nivel de escolaridad entre el tercero y sexto grado, y se logró dotar de un sentido integral y un profundo significado la superación de esas grandes masas de cubanos al crear la Dirección Nacional de Superación Obrera y Campesina al frente de la cual el Dr. Hart colocó al experimentado maestro Raúl Ferrer.

No se puede olvidar que la Campaña en su devenir tuvo el apoyo internacional de muchos países, pero fundamentalmente se contó con la asistencia de los hombres y mujeres de los pueblos de nuestro continente, de donde llegaron alfabetizadores procedentes de varias regiones. También se recibió la colaboración de los antiguos países socialistas, de la Unión Internacional de Estudiantes (UIE), y de la Federación Mundial de la Juventud Democrática, entre otras organizaciones e instituciones internacionales.

Las peligrosas acciones contrarrevolucionarias y terroristas, así como los más crueles asesinatos y torturas para hacer fracasar la Campaña, tuvieron lugar por parte de los enemigos de la Revolución no sólo contra los brigadistas, alfabetizadores y activistas, sino contra los propios analfabetos y ciudadanos de la población urbana y rural, en cualquier parte del país, fuesen o no familiares de los involucrados en el magno suceso.   

La tortura y el asesinato del Maestro Voluntario Conrado Benítez, el 5 de enero de 1961, prácticamente en el inicio de aquellas heroicas jornadas, marcaron la larga cadena de sucesos que se fueron incrementando como parte de la política hostil dirigida por el imperialismo norteamericano, pero la intensificación de tanta barbarie y crueldad en el afán de amilanar a los cubanos y hacerlos desistir de sus propósitos, tuvo precisamente el efecto contrario en el sentido de reforzar las metas revolucionarias de la mayoría del pueblo, incluida la liquidación del analfabetismo, al punto de que como resultado de la heroica Campaña, en Cuba, el índice de analfabetismo quedó reducido al 3,92%, del total de la población existente en aquellos momentos.

El entonces Ministro de Educación recordaba así la gran gesta:

“El encuentro entre el alfabetizador y el analfabeto se produjo bajo la fuerza espectacular que propició la consigna creada por el maestro Raúl Ferrer: “qutata al cuadrado: Que cada analfabeto tenga su alfabetizador, que cada alfabetizador tenga su analfabeto”, la misma prendió en las masas y se convirtió en una verdadera fuerza material. La identificación entre el alfabetizador y el analfabeto fue un hecho humano que llegó a las fibras más íntimas de millones de cubanos y como tal representó un suceso ideológico revolucionario de profunda transformación moral […]

En aquellos hermosos días y meses se vinieron abajo siglos de ignorancia y explotación. La alfabetización fue un hecho educacional y cultural creador de conciencia revolucionaria en las nuevas generaciones, y formó parte del intenso movimiento popular de aspiraciones profundas de renovación radical que vivía el país en los años iniciales de la Revolución.

El 22 de diciembre de aquel año histórico de 1961, Fidel proclamaba en la Plaza de la Revolución que habíamos ganado la batalla contra el analfabetismo. Desde entonces ese día se celebra en el país el Día Nacional del Educador.

El proceso educacional y cultural cubano adquirió una significación nacional e internacional ejemplarizante. Por eso Fidel pudo decir: “Ningún momento más solemne y emocionante; ningún instante de júbilo mayor, ningún minuto de legítimo orgullo y gloria como éste, en que cuatro siglos y medio de ignorancia han sido derrumbados”. 

Las decenas de miles de alfabetizadores congregados en la Plaza de la Revolución José Martí exclamaron a coro: “Fidel, Fidel, dinos que otra cosa tenemos que hacer”; y entonces su respuesta fue: “ahora deben hacerse maestros, artistas, profesores, técnicos, ingenieros, especialistas en las más diversas disciplinas de la ciencia y la cultura”. 

Así, junto a la imagen de José Martí, nació el movimiento educacional, cultural y científico generado por la Revolución Cubana que durante casi cinco décadas ha estado en su columna vertebral, y resulta la garantía decisiva de la independencia del país y la carta de presentación de Cuba ante el mundo.”

II. ¡HEMOS VENCIDO!

Informe sobre la Campaña de Alfabetización, leído por el Dr. Armando Hart Dávalos, Ministro de Educación, en la concentración celebrada en la Plaza de la Revolución José Martí, para proclamar a Cuba Territorio Libre de Analfabetismo, el 22 de diciembre de 1961.

Brigadistas,

Maestros,

Alfabetizadores,

Pueblo de Cuba:

Vamos a informar al pueblo de un acuerdo del Gobierno Revolucionario y el informe sobre la Campaña de Alfabetización:

El Gobierno Revolucionario ha dispuesto instituir la Orden Nacional Héroes de la Revolución, como homenaje a los hijos de nuestro pueblo que realizaren hechos de excepcional heroísmo en el cumplimiento de sus deberes para con la Patria y la Revolución (Aplausos).

En consideración a que Manuel Ascunce Domenech (Aplausos), brigadista Conrado Benítez (Aplausos) y Delfín Sen Cedré (Aplausos), brigadista obrero Patria o Muerte, cayeron heroicamente víctimas del imperialismo y la contrarrevolución cuando realizaban la gran tarea de la Alfabetización.

RESUELVE:

Conferir póstumamente a estos combatientes la Orden Nacional Héroes de la Revolución (Grandes aplausos).

En este momento el compañero Osvaldo Dorticós, presidente de la República, procederá a retirar la bandera nacional que cubre el estuche que guarda las medallas conferidas, y a entregárselas a los familiares de Manuel Ascunce Domenech y de Delfín Sen Cedré (Aplausos).

Así se honra a todos aquellos que cayeron en la Campaña de Alfabetización.

Y ahora, un minuto de silencio en honor de todos los caídos en la Campaña Nacional de Alfabetización.

¡Gloria a los caídos!

Vamos ahora a informar al pueblo de Cuba acerca del estado de la gran Campaña Nacional de Alfabetización, y vamos a leer el último informe de la Campaña Nacional de Alfabetización, que brinda la Comisión Nacional de Alfabetización, reunida en el día de ayer para analizar el desarrollo y la culminación de la Campaña.

La Comisión Nacional de Alfabetización, en la que están representadas todas las organizaciones revolucionarias y de masa, las seis Comisiones Provinciales de Alfabetización y el Ministerio de Educación del Gobierno Revolucionario, reunidas el 21 de diciembre, en su Décimo Encuentro Nacional, para evaluar el estado final de la gran Campaña de Alfabetización, expresa con júbilo al pueblo de Cuba, lo siguiente: 

PRIMERO: En la oportunidad de brindar información sobre el resultado final de la gran Campaña de Alfabetización, es justo consignar, antes que nada, la tarea previa realizada por la Revolución, durante la lucha insurreccional librada por el glorioso Ejército Rebelde, y mediante los esfuerzos hechos en los años 1959 y 1960 (Aplausos); que en estos empeños iniciales puede afirmarse que la Revolución logró alfabetizar alrededor de cien mil adultos (Aplausos).

SEGUNDO: Los datos del censo de analfabetos realizado en el Año de la Educación, como resultado de la movilización directa de las fuerzas populares, en todas las zonas urbanas y rurales del territorio nacional, arrojaron la cifra de 979 207 [novecientos setenta y nueve mil doscientos siete] analfabetos adultos, ¡979 207 analfabetos adultos!

TERCERO: Han sido alfabetizados en el Año de la Educación, 707 000 [setecientos siete mil] analfabetos, ¡han sido alfabetizados! (Aplausos.)

Considerando, de acuerdo con los informes de la Junta Central de Planificación, que la población de Cuba es, en 1961, de 6 933 253 [seis millones novecientos treinta y tres mil doscientos cincuenta y tres] habitantes, y teniendo en cuenta que resultaron no alfabetizados por diversas razones 271 000 [doscientos setenta y un mil] analfabetos, el índice de analfabetismo en Cuba queda reducido a 3,9% de su población total (Aplausos). Ello coloca a nuestro país entre los países de más bajo índice de analfabetismo en el mundo (Ovación).

Ello, como decíamos, coloca a nuestro país entre las naciones de más bajo índice de analfabetismo, tales como la Unión Soviética, Checoslovaquia, Suiza, Francia, Inglaterra, Japón.

QUINTO: En ese 3,9% de población analfabeta que aún existe, hay que considerar a 25 000 [veinticinco mil] haitianos residentes en las zonas agrícolas de Oriente y Camagüey que, por no dominar el idioma español, han resultado inalfabetizables en la Campaña; hay que considerar a los impedidos físicos y mentales, y a las personas que, por su avanzada edad o deficiente salud, han sido declaradas inalfabetizables; con lo que puede decirse que, prácticamente, no hay analfabetos en Cuba (Aplausos).

SEXTO: Puede asegurarse, además, que este índice jamás aumentará y tenderá, por el contrario, a decrecer, ya que el Gobierno Revolucionario del pueblo ha tomado todas las medidas necesarias para secar las fuentes productoras del analfabetismo, al completar en lo fundamental las necesidades de la enseñanza primaria, al planear la Campaña de Seguimiento, los Cursos de Superación Obrera, y al impulsar el plan de educación de adultos que se viene desarrollando por las fuerzas populares (Aplausos).

SÉPTIMO: Este extraordinario logro revolucionario ha sido obra de la poderosa fuerza alfabetizadora, constituida por 121 000 [ciento veintiún mil] Alfabetizadores Populares, 100 000 [cien mil] Brigadistas Conrado Benítez, 15 000 [quince mil] Brigadistas Patria o Muerte, 35 000 [treinta y cinco mil] maestros, lo que hace un total de 271 000 [doscientos setenta y un mil] alfabetizadores; y lo que, unido a los cuadros dirigentes, los cuadros políticos y los trabajadores administrativos de la Campaña, llegan a la impresionante cifra de más de 300 000 [trescientos mil] trabajadores de la Campaña Nacional de Alfabetización (Ovación); 300 000 [trescientos mil] cubanos que se dedicaron a realizar, a ejecutar, la promesa planteada por nuestro líder, el compañero Fidel Castro, en la ONU (Aplausos).

OCTAVO: La Campaña de Alfabetización ha tenido éxito, porque el impulso de la Revolución la ha desarrollado y orientado. La estrecha coordinación y unidad de las organizaciones revolucionarias y de masa ha sido factor determinante de este triunfo. El ambiente popular y el estímulo de todos los sectores trabajadores ha permitido alcanzar esta victoria (Aplausos).

NOVENO: El presente informe es resultado de un estricto control, de censos rigurosos, sobre los cuales se responsabilizan, ante el pueblo de Cuba, la Comisión Nacional de Alfabetización y el Ministerio de Educación del Gobierno Revolucionario. Los datos que le sirven de base a esta información, los métodos de trabajo desenvueltos para obtenerlos, y los organismos de base 

—provinciales y municipales— que los han suministrado, quedan a disposición del Gobierno Revolucionario, de la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas, y de cualquier organismo educacional, científico, o de trabajadores de la enseñanza, de carácter internacional, que los necesiten para el desarrollo de trabajos similares, como valiosísima experiencia de lo que puede hacer un pueblo cuando asume el poder revolucionario y se decide a aplicar toda su energía a la consecución de un objetivo.

¡PATRIA O MUERTE!

¡HEMOS VENCIDO!

(Ovación)





Foto de Fidel Castro y Armando Hart Dávalos   Fidel Castro y Armando Hart Dávalos
Foto de Durante la campaña de alfabetización cubana Durante la campaña de alfabetización cubana
Foto de Fidel Castro y Armando Hart Dávalos    Fidel Castro y Armando Hart Dávalos
Foto de Fidel Castro y Armando Hart Dávalos        Fidel Castro y Armando Hart Dávalos