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120 Aniversario BNCJM-Remembranzas fotográficas: la Escuelita de Adelina López Llerandi
22/12/2020
Por: Mabiel Hidalgo Martínez, Biblioteca Nacional José Martí
La Escuela de Auxiliares Técnicos de Biblioteca, fundada por la doctora María Teresa Freyre de Andrade, el 7 de junio de 1962, inicialmente con el nombre de Escuela de Capacitación Bibliotecaria, desde hace más de una década –lamentablemente- no abre sus puertas cada septiembre para recibir a jóvenes interesados en la profesión. La institución que en sus comienzos perteneció al Consejo Nacional de Cultura y tuvo la guía técnica de la Dirección Nacional de Bibliotecas, contribuyó a la formación de centenares de bibliotecarios, a la que todos llamaban –por derecho propio- “la Escuelita de Adelina”.
Adelina López Llerandi (1925-2012), su directora y fundadora, se convirtió en el alma de la Escuela. Se había licenciado en Información Científico Técnica y Bibliotecología y desde 1960 trabajaba en la Biblioteca Nacional José Martí. Bajo su guía y ejemplo de profesional abnegada, muy pronto el centro ganaría prestigio por la sólida formación de sus egresados, en cuya primera etapa solo permitía la matrícula de mujeres, con un régimen becado para las alumnas de otras provincias, y semi-interno para las de la capital.
La Escuela se encontraba en la sede actual del Ministerio de Cultura, en el Vedado capitalino, otrora casa del magnate Julio Lobo. La meta, una vez graduados de Auxiliares Técnicos de Biblioteca, era ingresar a la Escuela de Bibliotecarios de la Universidad de La Habana.
Profesionales reconocidos integraron el claustro de profesores en las primeras etapas, de la Biblioteca Nacional se encontraban María Luisa Antuña de Colección Cubana, Israel Echevarría, Salvador Bueno, Blanca Rosa Sánchez, entre otros que se fueron sumando con el tiempo.
Ante la urgencia de capacitar bibliotecarios para asumir los amplios programas culturales y educativos de la Revolución, la Escuela de Técnicos de Bibliotecas programó cursos de corta duración, los cuales con posterioridad se ampliaron a dos años y cuatro semestres, con el peso mayor en asignaturas básicas de la Bibliotecología, sin soslayar la formación humanista necesaria que debe poseer el bibliotecario. Materias de información general como Literatura, Historia, Inglés, Biología, Física, Química y Matemática, compensaban la preparación de los alumnos que ingresaban al centro al concluir el noveno grado.
La impronta de Adelina López Llerandi en la formación de generaciones de bibliotecarios cubanos ha llevado a que se le rinda tributo en eventos científicos de la Asociación Cubana de Bibliotecarios (Ascubi). Como estímulo a la obra de bibliotecarios ejemplares, la filial de La Habana de Ascubi entrega un premio que lleva el nombre de Adelina, bibliotecaria y maestra presente en el imaginario de sus alumnos, por la ética profesional, la dedicación y el amor a la profesión a la cual entregó sus mejores energías. Sirvan estas letras como homenaje a los educadores cubanos en su día.