Noticias
Buscar noticia
120 Aniversario BNCJM- Tesoros. Blas de los Olivos. Tercer impresor cubano. II
29/3/2021
Por: Olga Vega García, Biblioteca Nacional José Martí
Los dos primeros impresores en La Isla de Cuba, Carlos Habré y Francisco José de Paula, correspondieron al período denominado “prehistoria”en el manual de obligatoria consulta del siempre profesor Ambrosio Fornet, El libro en Cuba, y su continuador fue el andaluz Blas de los Olivos, Impresor del Conde de Ricla, iniciando un llamado “período de fundación” a partir del año 1754, el cual concluiría en 1790, cuando apareció el Papel Periódico de la Havana (4).
No se hallaron muchas referencias sobre la obra hoy seleccionada, a todas luces muy rara y por tanto valiosa no obstante su pequeñez.
Su autor, el escritor y abogado cubano José Martín Félix de Arrate y Acosta (1701-1765) está considerado como el primer historiador de Cuba. Regidor Perpetuo del Ayuntamiento de la Habana y fue el autor de la primera obra sobre la historia de la ciudad: Llave del Nuevo Mundo y Antemural de las Indias Occidentales. Publicada póstumamente en 1830 por la Real Sociedad Patriótica de La Habana fue completada con una segunda parte en 1831. Se hicieron nuevas ediciones en 1876, 1949 y 1964 (esta última publicada por la UNESCO).
• Arrate y Acosta, José Martin Félix de, 1697-1766. Novena al ínclito mártir San Cyriaco. [texto] / compuesta por el caballero[ sic.] Regidor perpetuo de esta ciudad, D. Joseph Martin Feliz de Arrate. -- En la Havana: En la Imprenta de Blas de los Olivos, 1757. -- 15, [1] p. ; 10 cm.
La novena es un ejercicio de devoción dedicado a Cristo o a algún santo canonizado cuya intercesión es más poderosa ante Dios, debido a los méritos logrados durante su vida. Puede abarcar nueve días consecutivos o igual cantidad de veces determinados en un período dado). Esta tiene portada orlada y se relaciona, como su título indica, con Ciriaco de Atalia o San Ciríaco, obispo y mártir cristiano, muerto en 303.
Encuadernado en pergamoide negro, con letras en dorado. Al restaurarse debido a que su estado de conservación era muy lamentable, se laminó, lo que dificulta su lectura. Ello le resta valor comercial en el mercado de anticuarios, pero al no existir otros ejemplares conocidos es indiscutible su valor bibliológico.
Fue publicada posteriormente por Manuel Pérez Beato, con una breve introducción, en la Revista Bibliográfica Cubana (La Habana) 2 (7): 41-51, enero-febrero, 1938, lo que coadyuvó a su mayor divulgación.