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Ilustres en la Biblioteca Nacional: Dora Alonso, genuina obra desde las raíces cubanas. En el aniversario 21 de su fallecimiento
21/3/2022
Por: Mabiel Hidalgo Martínez, Biblioteca Nacional José Martí
“Todo aquello que se afirma en sus propias raíces es lo que perdura más. Todo lo mío se afirma en lo nuestro. Y hay mucho, mucho que hacer todavía”(1). Gracias a que tuvo una larga y fructífera existencia, en la que se reconoció “guajira, absolutamente” (2), Dora Alonso pudo legarnos sus creaciones literarias de manera fecunda y auténticamente cubana.
Cuentos, novelas, poesías, obras de teatro, artículos periodísticos, guiones para la radio y la televisión, conforman el universo literario de la multifacética escritora Doralina de la Caridad Alonso y Pérez-Corcho, quien trascendió como Dora Alonso. Nació el 22 de diciembre de 1910 en el entonces pueblo de Recreo, actual Máximo Gómez, provincia de Matanzas.
De formación autodidacta, Dora cultivó el periodismo desde sus años de juventud, en el diario Prensa Libre, de Cárdenas, hacia 1930. El ejercicio periodístico le posibilitó expresar las realidades del pueblo, aspectos de la vida social de su época y dialogar con la historia y la cultura en su sentido más amplio, convirtiéndose en complemento de su labor literaria.
Colaboró en revistas cubanas como Bohemia, Vanidades, Lux, Carteles, Cúspide, Pionero, Mujeres, Mar y Pesca, Casa de las Américas y Unión. Por su artículo “La lección del maíz”, publicado en la revista Ellas, mereció, en 1946, el premio periodístico Enrique José Varona.
La naturaleza, el entorno rural cubano, las tradiciones campesinas, sus raíces españolas por el padre asturiano y las historias de Namuní -la esclava negra y nana durante su niñez- conforman la amalgama de personajes pintorescos, de humor, fantasía y ternura presentes en la obra de la autora de títulos emblemáticos como Furia Blanca, Once caballos, Ponolani, Pelusín del monte, Aventuras de Guille, La flauta de chocolate, El valle de la Pájara Pinta y El Cochero Azul.
Entre los más populares destaca Aventuras de Guille, historias que publica a partir de 1964, en un suplemento para niños del diario Revolución, bajo el seudónimo de D. Polimita.
Si bien su producción literaria dirigida al público infantil y juvenil ha sido la más privilegiada, en el imaginario de los cubanos y las cubanas perdura la narrativa de Dora Alonso, con títulos que tuvieron adaptaciones para la radio y la televisión como Sol de batey y Medialuna.
Inicia la escritora su quinta década de vida en 1961, cuando participa como corresponsal de Bohemia en el combate de Plaza Girón y recibe el galardón en la categoría de novela del Premio Literario Casa de las Américas, en su segunda edición. Su novela Tierra inerme -dedicada a Juan Marinello Vidaurreta- resultó la obra premiada por el jurado integrado por los escritores José Bianco, de Argentina, y el cubano José Rodríguez Feo.
Los desmanes y abusos de caciques de provincias, la crueldad e injusticia de los dueños de tierras, el bandolerismo y los mitos que volvían indefensos a los campesinos, dibujan el escenario de Tierra inerme y se convierten en temáticas recurrentes en la obra de la Alonso.
Reconoce la autora que, las tres cuartas partes de dicha novela están afincadas en vivencias personales y así lo reafirma Imeldo Álvarez García en el prólogo de la novela para la edición de 1977:
[…] Cuando se entra en Tierra inerme, nada en ella resulta extraño o ajeno; sobre todo ajeno. Aquí Dora Alonso puso a vivir en escenarios muy concretos, muy suyos -ya sea porque los tomara de sus relatos cortos, de sus piezas teatrales o de sus vivencias- seres que, con otros nombres y en ambientes familiares, ya conocíamos o habríamos de conocer (3).
La visita de José Bianco a la Biblioteca Nacional José Martí (BNJM), el 3 de abril de 1961, con motivo de realizar una charla sobre temas literarios, tuvo a Virgilio Piñera, Roberto Fernández Retamar y Dora Alonso, entre los escritores que acompañaron al miembro del jurado que premió la novela Tierra inerme. Esa vez no le correspondió a Dora ser protagonista del encuentro, el cual quedó aplazado hasta el año siguiente, en la Sala Circulante de la institución.
Fue en la tarde del 22 de enero de 1962, cuando Dora Alonso comentó a los lectores su novela Tierra inerme. El lente de los Studios Korda captó a la elegante señora mientras leía, sentada en el butacón que recibía con frecuencia a escritores e intelectuales de Cuba y otras latitudes.
Digamos que el primer Premio Casa que recibió la entonces consagrada escritora -y no fue el único, pues en 1962 obtuvo primera mención con el libro de cuentos Ponolani, y en 1980 resultó premiada con El valle de la Pájara Pinta- significó un impulso hacia la creación literaria de una intelectual orgánica y comprometida con la Revolución. Muy pronto se enrola en la importante tarea de elaborar los primeros libros de textos para la enseñanza primaria en Cuba.
Al conmemorarse el ochenta aniversario de la Revista de la BNJM, Omar Perdomo escribe una crónica acerca del tema campesino en la obra de Dora Alonso e invita a realizar un análisis más amplio de esa faceta de nuestra primera narradora.
Numerosas antologías cubanas y extranjeras reúnen cuentos de la autoría de Dora Alonso, a quien se ha considerado una de las escritoras para niños y jóvenes más traducida y publicada en el extranjero. En las primeras dos décadas del siglo XXI, los libros de la autora yumurina, editados en Cuba, rondan los tres millones de ejemplares.
Premio Nacional de Novela del Ministerio de Educación por Tierra adentro, en 1944, Premio Nacional de Literatura (1988), Distinción por la Cultura Nacional, Medalla Alejo Carpentier, Orden Félix Varela de Primer Grado y Miembro Emérito de la UNEAC, son algunos de los reconocimientos a su trayectoria profesional.
Varios ejemplares de los títulos de Dora Alonso prestigian las estanterías de la Sala Eliseo Diego de la BNJM, espacio pensado para los más pequeños y jóvenes de casa. Y en el Valle de Viñales, paraíso natural admirado por la escritora, se respira el ambiente de sus libros, junto a sus cenizas, que luego del 21 de marzo de 2001, abonan la tierra y alimentan las raíces guajiras que crecen del suelo cubano, su tierra querida.
Foto Portada. Charla de Dora Alonso sobre su novela Tierra inerme, premiada en la segunda edición del Concurso Literario Casa de las Américas, Sala Circulante, 22 de enero de 1962. Foto de Studios Korda, Colección especial de fotografías BNJM.
(1) Palabras de Dora Alonso en la entrevista “Dora Alonso. Un primer paso” por Manuel Perera, revista Cuba Internacional, Año VII, Núm. 65, enero de 1975, p. 43.
(2) Expresión de Dora Alonso en la entrevista “Absolutamente guajira”, que publicara Magda Resik en Juventud Rebelde, 2 de abril de 2000.
(3) Imeldo Álvarez García. Prólogo de Tierra inerme. Ediciones Huracán. Editorial Arte y Literatura: La Habana, 1977. p. 11.