Noticias
Buscar noticia
Ilustres en la Biblioteca Nacional José Martí: Julio Le Riverend y la misión del historiador
12/5/2022
Por: Mabiel Hidalgo Martínez, Biblioteca Nacional José Martí
Un año después de la muerte del historiador Julio Le Riverend, ocurrida en La Habana el 12 de mayo de 1998, descubrí al autor de los volúmenes de Historia de Cuba, los grandes libros de cubierta en rojo, soportes de mi preparación para las pruebas de ingreso a la Universidad. Entonces, siendo estudiante de Preuniversitario, no tenía conciencia de la colosal obra historiográfica que nos legó a los cubanos Julio Le Riverend Brusone, y muchos menos, que trabajaría en la institución que dirigió durante algo más de una década: la Biblioteca Nacional José Martí (BNJM).
Le Riverend inicia, posterior al triunfo revolucionario de 1959, la saga de directores-historiadores en la Biblioteca Nacional, continuada tiempo después por Eliades Acosta Matos y Eduardo Torres Cuevas. A inicios de diciembre de 1977, sería designado por el ministro de Cultura, doctor Armando Hart, director de la Biblioteca Nacional José Martí. Con anterioridad se había desempeñado como embajador de Cuba ante la Unesco y mantenía sus funciones de asesor del Ministerio de Cultura y miembro de la dirección del Centro de Estudios Martianos.
Desde muy joven, en la ascendente cuesta de la sabiduría de Julio Le Riverend, la otrora Biblioteca Nacional fue un lugar de visitas frecuentes. Allí conoció a la bibliotecaria y poeta María Villar Buceta, quien lo orienta en sus búsquedas bibliográficas, al tiempo que lo inserta en el movimiento revolucionario comunista, llegando a ser miembro del primer partido marxista-leninista de Cuba y del Ala Izquierda Estudiantil.
La trayectoria intelectual y política del historiador, doctorado en Derecho Civil y en Ciencias Sociales, Políticas y Económicas, por la Universidad de La Habana, además, Maestro de Historia por el Instituto de Antropología e Historia del Colegio de México, es tan fecunda en publicaciones, conferencias y responsabilidades, que falta espacio en estas cuartillas para plasmarla. Solo se pretende subrayar su desempeño como profesor en la Universidad Central de Las Villas y la Universidad de La Habana, su jefatura en el Archivo Nacional, así como la designación de director del Instituto de Historia, vicepresidente de la Academia de Ciencias de Cuba y presidente fundador de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC).
Con el cargo de director de la Biblioteca Nacional asumía, también, la dirección de la Revista de la BNJM, publicación que honró con decenas de crónicas, prólogos y ensayos. Trascedentes y reveladores textos, resultados de su acucioso oficio de historiador -principalmente en temas de historia económica de la nación cubana, su especialización- vieron la luz en dicha publicación. Entre otros, sobresalen los diecinueve capítulos y la bibliografía general de su libro inédito Problemas de la formación agraria de Cuba (siglos XVI-XVII), dados a conocer entre 1984 y 1986.
Una nueva estructura que reorganizaba los departamentos de la institución bibliotecaria como unidades organizativas independientes, llevó a cabo el director-historiador junto a la licenciada Miriam Martínez. Dirección, Consejo de la Biblioteca, Vicedirecciones, Departamentos y secciones, constituyeron el eje estructural de la BNJM a partir de 1978, a lo cual se sumaban las reuniones técnica y administrativa como órganos de apoyo al desarrollo y funcionamiento del centro.
Durante su etapa de dirección se crearon espacios de superación bibliotecaria, divulgación, intercambio profesional y desarrollo científico cultural, entre los que destacan la Cátedra María Villar Buceta y la Tribuna Enrique José Varona. Además, se fortalecieron los vínculos bibliotecológicos y culturales con profesionales de bibliotecas de las repúblicas socialistas europeas.
Un sinnúmero de actividades, tanto bibliotecológicas como culturales, entre las que destacan el ochenta aniversario de la fundación de la Biblioteca Nacional, los homenajes a personalidades de la intelectualidad cubana y extranjera y al propio Le Riverend, caracterizaron esa década de bonanza económica que fueron los ochenta del pasado siglo veinte. El vasto número de fotografías de la Biblioteca Nacional lo ratifica.
Al arribar Le Riverend a sus siete décadas de vida, la BNJM publicó, de manos del investigador Israel Echevarría y con la colaboración de Azucena López, Bibliografía del doctor Julio Riverend Brusone y Noticia biográfica (1982), abarcador repertorio que ilustra la labor de un intelectual comprometido, como afirmara Salvador Bueno: “No fue nunca Le Riverend el investigador erudito sumergido entre marchitos y polvorientos documentos, pero escindido de su entorno social”.(1)
A modo de colofón de su etapa en la Biblioteca Nacional, el homenaje por sus setenta y cinco cumpleaños, en diciembre de 1987, tuvo lugar en el Palacio del Segundo Cabo, con la presencia del ministro Armando Hart, Faustino Pérez, José Antonio Portuondo y su colectivo de bibliotecarios.
Hombre culto y refinado, fue Le Riverend para sus coterráneos, y Don Julio para los latinoamericanos. Su impronta intelectual traspasó los límites del archipiélago y caló, sobre todo, en la nación azteca, que lo acogió en sus años de estudiante del Colegio de México y en el exilio político.
Maestro de varias generaciones de historiadores, el viejo profesor, ante la pretensión de estudios de doctorado, aconsejaba a sus alumnos que, solo “con nalgas de plomo” era posible alcanzar el éxito. Uno de sus discípulos, el historiador Hernán Venegas, resalta la vocación de servicio del maestro Le Riverend, su generosidad y su cubanía, cuando expresa:
“Hombre inmerso en su época, sus cada vez más crecientes ocupaciones, no le impidieron mirar alrededor, cuando otros, quizás más efectistas, viraban sus espaldas al joven estudiante […] En momentos difíciles, muy difíciles, […] no faltó la palabra de aliento, ni el consejo, ni el brazo sobre el hombro del viejo para el nuevo profesor”.(2)
Doctor Honoris Causa en Ciencias Históricas, del Instituto de América Latina, de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética (1973), Medalla al Mérito de la Cultura Polaca (1980), Distinción por la Cultura Cubana (1981), Orden Félix Varela, de primer grado (1982), Orden Carlos J. Finlay (1993), Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas (1995) y Premio Nacional de Historia (1998), engrosan la lista de reconocimientos a su fecunda trayectoria.
La impronta intelectual de Julio Le Riverend en la Biblioteca Nacional José Martí y en la historiografía cubana, constituyen un alto honor y privilegio con el que siempre estaremos en deuda.
Foto Portada. Julio Le Riverend en ciclo de conferencias Etapas del desarrollo económico en Cuba: la penetración del capital extranjero, 10 de abril 1962. Foto Cooperativa Fotográfica. Colección especial de fotografías BNJM.
(1) Bueno, Salvador. “Presentación”. En: Echevarría, I. (Comp.). Bibliografía del doctor Julio Riverend Brusone y Noticia biográfica. Ministerio de Cultura. Biblioteca Nacional José Martí, 1982. p. 6.
(2) Venegas, H. “Nuestro maestro Julio Le Riverend Brusone”. Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, abril-septiembre 1999, pp. 180-181.