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Grandeza del Bibliotecario

2/7/2022
Por: Miguel A. Gaínza Chacón, Biblioteca Nacional José Martí

Mucho les deben el arte y la cultura de Santiago de Cuba a los bibliotecarios y a las bibliotecas. Y en eso reflexionaba mientras la voz de la destacada locutora y conductora Kenia Campuzano, en medio de la fastuosidad del Salón de los Espejos del Gobierno Provincial, en esta ciudad, relacionaba nombres de agasajados y de instituciones sobresalientes.

Durante todo el mes de junio de 2022, se ha desarrollado en el territorio santiaguero la jornada para homenajear a los trabajadores del sector no solo por el Día del Bibliotecario (cada 7 de junio, por el natalicio en 1812 de Antonio Bachiller y Morales) sino por otras fechas y realizaciones en las que se funden grupos de personas y de instituciones vinculadas con el universo bibliotecario.


Son innegables en un panorama tan halagüeño, el liderazgo y la guía del Dr.C. Giraldo Setién Álvarez, siempre ocupado en “hasta el último detalle”, y porque es un abanderado en ese empeño que debieran asumir muchos más, de promover la lectura.

El bibliotecario es alguien muy especial porque junto con su labor es capaz de organizar otras que lleven a la promoción de la lectura, y además, siempre tiene la orientación precisa sobre qué nos conviene más como texto, para desarrollar un tema o ampliar conocimientos.

Mientras transcurría el acto y personas adorables -algunas de muchos años; otras, más jóvenes- eran galardonadas, pensaba en la Dra. Navarro, en la esquina de Los Tejadas y Gasómetro, muy cerca del mar y del Hospital Militar. No era bibliotecaria pero igual, tenía muchísimos libros.

Navarro no le dijo al muchacho que no leyera más Supermán ni Los Halcones Negros” ni El Llanero Solitario… pero le regaló “Las aventuras de Tom Sawyer”, de Mark Twain, y al otro día el imberbe ya se veía, navegando por el Misisipi en una balsa… porque leer es eso: nos convierte en héroes, según el caso; en científico; en un sufrido enamorado; nos permite “vivir” hasta las épocas más remotas o las que están por llegar; leer entrena el pensamiento y mejor aún: en cada página uno aprende algo. Siempre. Inexorablemente, uno aprende.

Y los bibliotecarios tienen esa magia de influir en los otros para que lean y enseñan de una manera tan especial, como hacía Delgado en la “Elvira Cape”, que uno iba en busca de un título,  y se pasaba horas escuchando a Eduardo, que tenía una cultura general… Eso también lo dan los libros.  

Hizo bien el Dr,C. Setién, quien es el presidente de la filial de la Asociación Cubana de Bibliotecarios (Ascubi) en Santiago de Cuba y director de la “Elvira Cape”, en organizar una jornada de un mes (junio) porque un solo día es muy poco para homenajear a tantos, y celebrar los 33 años de la Asociación santiaguera.  

Esta aventura tiene más de un siglo. Comenzó el 7 de junio de 1812 cuando nació Antonio Bachiller y Morales, Padre de la Bibliografía cubana, profesor universitario, periodista. Por la fecha se instauró el Día de las Bibliotecas y los Bibliotecarios.

Y una representación bien numerosa de los casi 400 integrantes de la Ascubi aquí  ocuparon su lugar en el Salón de los Espejos para aplaudir y reconocer a cinco instituciones que sobresalen por su apoyo a las bibliotecas: la Universidad de Oriente (75 años), el Centro de Estudios Antonio Maceo Grajales (25 años), el Centro del Libro y la Literatura, el Centro de Superación para el Arte y la Cultura, y la Dirección Provincial de Cultura.

En los años 50 del siglo XX se instituyó el Sello Antonio Bachiller y Morales; se retomó después del triunfo de la Revolución, y en 1981 se establece el Día del Bibliotecario, cada 7 de junio, hasta que en 1995 la Ascubi y la Sociedad Cubana de Ciencias de la Información crean (a nivel nacional) el Sello Conmemorativo Antonio Bachiller y Morales (SCABM), la más alta distinción a personalidades e instituciones destacadas por su apoyo al trabajo del bibliotecario.

Aquí se entregaron tres SCABM:   A la Dra.C. Aniuska Tito Durán, de la sede Antonio Maceo de la Universidad de Oriente; a la técnica Miriam de los Ángeles Morales Villalón, del Centro Cultural Pedro Maurice, y a la Lic. Lisbeth Estrada Ladoy, de Bibliotecas Médicas.

En Cuba, el sector bibliotecario creó el Premio Nacional María Teresa Freyre de Andrade (MTFA) para otorgárselo al Mejor Bibliotecario Público del país, y Santiago de Cuba tiene el orgullo de que en 2022 lo recibiera la Lic. Nelly Campins Crespo, notable profesional de la biblioteca Luz Berta Sánchez, en Contramaestre.

Y ¿quién fue Inés de la Caridad Bravo Aragón que le da nombre desde 2015 a uno de los Reconocimientos que hace Ascubi a sus trabajadores en esta provincia?

Caridad, fundadora de Ascubi, los CDR, la FMC y las MTT, nació en Río Cauto, Oriente, en 1941; se graduó en 1960 como maestra en la Escuela Normal de Santiago de Cuba, desde donde va a laborar al municipio Segundo Frente; participa en la Campaña de Alfabetización y luego de un curso preparatorio en La Habana, pasa a trabajar en la Biblioteca Provincial Elvira Cape, donde forma a bibliotecarios hasta que en 1976 asume la dirección de la institución, a la que lleva a ser Vanguardia Nacional y a fortalecer y crear numerosos frentes de atención al público. Falleció en mayo de 2005.

Dicho galardón lo recibieron ahora ocho integrantes de Ascubi: las licenciadas Ana Ibis Hernández Guibert, Annia Rojas Spech, Milagros de la Caridad Pozo Sánchez, Yaimé Marlenes González Molina, Zoila Fernández Luna, Lisset Díaz Ferrer, María Teresa Torres León, Elaine Bueno Nápoles, y la M.Sc. Yudeiki Bonne Guillot.

Imposible hablar del tema bibliotecarios y bibliotecas en Santiago de Cuba y no hacer referencia a la memoria de Eduardo Luis Delgado Pérez, nacido en Yaguajay el 30 de junio de 1942, quien inicia sus labores en la Biblioteca Provincial Elvira Cape en 1966, pasó por varios de sus departamentos y trabajo en la institución por más de 30 años, hasta su jubilación. Falleció en agosto de 2019.

Eduardo, o Delgado como se le conocía en el universo bibliotecológico, fue profesor, tutor, consultante, oponente, integró tribunales, recibió la Medalla de la Alfabetización, la Distinción Raúl Gómez García, la Placa Heredia, el Sello Bachiller Morales, el Premio Nacional María Teresa Freyre de Andrade, el Sello del Laureado del SNTC.

Para quienes le conocimos y nos relacionamos con él, no cabe duda: Eduardo fue un bibliotecario insigne, que se destacó tanto por la ayuda que siempre prestó, su experiencia, y su conocimiento general, virtudes que lo convirtieron en una figura imprescindible en la “Elvira Cape”.

Ahora acaba de instituirse por la filial de Ascubi en esta ciudad, el Premio Provincial de Bibliotecología Eduardo Luis Delgado Pérez y se entregó por primera vez Por la Obra de la Vida a la Lic. Marisela Daniela Vistel Columbié.

El Reconocimiento como Bibliotecario Destacado fue a manos de uno que estuvo directamente a la Zona Roja, en la lucha contra la pandemia de la Covid-19; se mantuvo allí durante varios ciclos a riesgo, incluso, de su vida. Todos los aplausos fueron para el Lic. Juan Miguel Ruiz, de la Universidad de Oriente.

También, de entre las 15 delegaciones de base que constituyen la Ascubi santiaguera, una fue la más destacada: la de la sede Julio Antonio Mella, de la Universidad de Oriente.

En verdad, la Asociación ha reanimado ostensiblemente el trabajo bibliotecológico en Santiago, tanto en lo académico, profesional y científico técnico en las bibliotecas; también, en la superación del personal de cada institución y mediante eventos bibliotecológicos, convenios de colaboración con instituciones; en sus filas militan cinco doctores en ciencias, más de 40 másteres, hay cinco profesores titulares, 20 integrantes exhiben el Sello Antonio Bachiller Morales; tres, son premios nacionales; dos, premios MTFA como mejores bibliotecarios públicos del país, y hasta un Premio Nacional María Billar Buceta, de docencia.

Numerosos ejemplos demuestran que ha aumentado el alcance de la Ascubi en Santiago de Cuba y algunas cifras así lo corroboran: en 2014 la asociación tenía 72 miembros; en la actualidad, casi 400. Y fue por todo lo precedente, que en 2022, por octava ocasión, consecutivamente, la filial de Santiago de Cuba alcanzó la condición de Provincia Destacada y es una de las cuatro mejores del país.

Como la propia esencia de la bibliotecología queda mucha historia por contar desde que surgió la primera biblioteca en Cuba el 11 de julio de 1793, perteneciente a la Sociedad Económica de Amigos del País, que brindaba servicio solo a sus asociados.

Por eso se afirma, que la primera biblioteca con carácter público es la que nace el 12 de febrero de 1899 en esta ciudad, junto con el museo. Es decir: Museo Biblioteca de Santiago de Cuba, con tres nombres de fundadores: Don Emilio Bacardí Moreau, Elvira Cape, esposa de este, y José Bofill Cayol.

Aquel Museo-Biblioteca tuvo varias sedes: San Francisco, Enramadas… hasta el edificio, en Carnicería, esquina a Aguilera, que lleva el nombre de Don Emilio y fuera inaugurado el 28 de agosto de 1927, luego de cinco años de construcción.

Como se conoce, la parte de la biblioteca ocupaba los bajos del actual inmueble que se acerca al siglo de funcionamiento. No era lo más adecuado ni disponía del espacio suficiente. Pero la “Elvira Cape” así funcionó hasta que el 19 de diciembre de 1963 se inaugura en el local de la antigua Sociedad de la Colonia Española, en la calle Heredia, entre Carnicería y San Félix.

Hoy la “Elvira Cape” es Centro Metodológico y encabeza la red de bibliotecas públicas en la provincia; en la “cabecera” de cada uno de los nueve municipios hay una biblioteca; en el territorio suman 31 estas instituciones, además de 23 bibliotecas-sucursales.

Precisamente en el “Elvira Cape” cerrará la Jornada el venidero 30 de junio, cuando quede inaugurada allí la Sala José Martí, de la que el Dr.C. Giraldo Setién dijo:

“Va a ser un espacio que va a dedicarse primero a la conservación y preservación de los fondos bibliográficos con que cuenta la institución sobre la literatura martiana, en todos los géneros literarios en los que aportó José Martí; pero sobre todo, su accionar fundamental va a ser la extensión hacia la comunidad en coordinación con la Sociedad Cultural José Martí, la Universidad de Oriente, el Centro de Estudios Antonio Maceo, la Unión de Historiadores y otras instituciones… para difundir y profundizar en el pensamiento martiano.”    

Para nada es despreciable la cantidad de bibliotecas que exhiben la provincia ni los éxitos que han acumulado estas en los últimos años lo que garantiza que cada vez sean más los amantes de la lectura y los conocimientos, sueños y fantasías que nos aguardan entre las páginas de los libros.  


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