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Homenaje. Ilustres en la BNJM: Rosario Novoa y el aula, “el escenario de su vida”
17/9/2022
Por: Mabiel Hidalgo Martínez, Biblioteca Nacional José Martí
Como el actor, quien vibra y tiembla cada vez que se abre el telón y resuena ante los aplausos del público, la profesora Rosario Novoa, o mejor la Novoa -cual sonoro nombre de actriz- no superó jamás el miedo y los nervios al entrar a un aula universitaria, singular espacio al que consideró “el escenario de su vida”.
En una ocasión le preguntaron si ensayaba sus clases, pues mediante sus movimientos, modulación de la voz y gestos en torno al alumnado, transmitía su pasión por el arte y transportaba el pensamiento de sus oyentes hacia lugares de culturas tan remotas como el antiguo Egipto, Grecia o Roma.
Su magisterio caló profundo en quienes tuvieron el privilegio de ser sus alumnos, al punto de establecer una ciencia que los escoltó en el desempeño profesional: “la novoística”, en la cual perduró su huella de maestra, su memoria de elefante, el espíritu laborioso de la pedagoga, signado por la crítica, el análisis histórico y el amor a la belleza.
A la enseñanza de la Historia del Arte consagró su existencia la doctora Novoa. En compañía de su mentor, el doctor Luis de Soto, lograron que se creara la cátedra de Historia del Arte, el departamento y, finalmente la licenciatura.
En una ocasión afirmó: “El maestro debe tener dos condiciones: conservar el amor a la vida, y acordarse de que fue joven”(1). Y la doctora Novoa fue un evangelio vivo para sus discípulos, fiel a su vocación y orgullosa de permanecer en constante retroalimentación con los muchachos que recibió en septiembre de cada año. Su instinto maternal, de mujer sensible, cubanísima, aun cuando la vida no le dio la posibilidad de tener hijos propios, la acercó mucho más a los jóvenes.
La voz de una destacada alumna suya, la ensayista e historiadora Mercedes Santos Moray, evocó en su libro de testimonio El rosario de la Novoa a la profesora integrante del claustro docente de la Escuela de Letras de la Universidad de La Habana desde 1934, graduada de Filosofía y Letras, quien coincidió con notables maestras como Mirta Aguirre, Vicentina Antuña y Camila Henríquez Ureña: “Sus clases fueron y son irrepetibles, y por eso quedaron en cada uno de nosotros […] Desde mi pupitre la sigo, me cautivan sus giros, ese andar suyo sobre cáscaras de huevo, nervioso pero certero a la vez, y descubro que es una mujer nada fácil. Parece que es ese el signo de su generación” (2).
No solo el aula ocupó el tiempo de la doctora Novoa, aunque su mayor logro se relaciona con el hecho de haber permanecido sesenta y cinco años activa en la docencia, impartiendo clases de Historia del Arte, un récord pocas veces superado en la historia de la educación cubana y en particular en el nivel universitario. También las conferencias, cursos, reuniones para la elaboración de planes y programas de la enseñanza educativa, entre otras tareas, mantuvieron en constante ajetreo a la intelectual.
Por ello no fue extraño que la Sala de Arte de la Biblioteca Nacional contara, entre sus más distinguidos colaboradores, con la doctora Rosario Novoa. Cursos sobre arte, charlas e inauguración de exposiciones resultaron algunas de las actividades que la relacionaron con la institución.
En correspondencia con su fructífero desempeño y gracias a su longeva existencia, María del Rosario Novoa Luis (Mariel, 1905-La Habana, 2002) recogió los frutos del reconocimiento: Héroe del Trabajo de la República de Cuba, Profesora de Mérito de la Universidad de La Habana, Premio Nacional de Enseñanza Artística, Medalla Alejo Carpentier, Distinción por la Cultura Nacional, Hija ilustre del Mariel, y un rosario de diplomas, sellos y distinciones que sobrepasan la veintena. Pero el reconocimiento más importante le llegó de la palabra agradecida de sus alumnos del Edificio Dihigo, porque aquella maestra de arte hizo del aula, el escenario de su vida.
Foto: Conferencia sobre arte de la doctora Rosario Novoa, septiembre de 1960. Colección especial de fotografías BNJM.
(1) Mercedes Santos Moray. El rosario mágico de la Novoa. La Habana: Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2000, p. 11.
(2) Ibidem., p. 10.