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Foto de Ilustres en la BNJM: Alfredo Guevara, compromiso y renovación

Ilustres en la BNJM: Alfredo Guevara, compromiso y renovación

3/12/2022
Por: Mabiel Hidalgo Martínez, Biblioteca Nacional José Martí

Hablar o escribir sobre Alfredo Guevara es pensar en cine, en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), en la Cinemateca de Cuba, en el Nuevo Cine Latinoamericano y su Festival de La Habana, que nos avisa que llega diciembre y nos trastorna, para bien, la rutina del trabajo o de las clases, en función de perseguir los filmes más atractivos. 

Referirse al fundador y director de la revista Cine Cubano significa ahondar en la impronta cultural de un protagonista del campo cultural de la mayor de las Antillas durante la segunda mitad del siglo XX y los primeros años del XXI, de un pensador visceral, comprometido con las circunstancias de su tiempo.

Alfredo Guevara fue uno de nuestros más brillantes intelectuales de izquierda. “Sensible, hábil promotor de la polémica, de pensamiento crítico y coherente, lo describió el periodista Mario Cremata en su libro La voluntad de prevalecer (Ediciones Boloña, 2017). En dicho texto, Guevara se confesó “defensor de lo genuino y lo bello, así como del marxismo, siempre y cuando no sea ese marxismo estático, copista y rutinario” (1). 

El diario Hoy y la revista Nuestro Tiempo, fueron los primeros medios que acogieron los textos sobre cine del entonces joven que estudiaba la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana, etapa en la cual conoció a Fidel Castro y desarrolló una militancia activa en la lucha clandestina contra la dictadura batistiana.

Las fecundas e intensas décadas de ejercicio intelectual a quien le correspondió la difícil y útil tarea de fundar y desarrollar el cine cubano y su industria a partir de 1959, estuvieron, desde muy temprano, soportadas en el estudio de los clásicos latinos, en la escritura y en la amistad con creadores como Luis Buñuel y Wifredo Lam, además de las influencias de don Fernando Ortiz y María Zambrano. 

“El cine cubano no es obra mía -manifestó en una entrevista-, es resultado de los creadores que han marcado su existencia, y en ella momentos de inmenso valor. Unas veces por útiles, otras por definitivos”(2)

Para Guevara, la Revolución era sinónimo de lucidez, como el título de uno de sus obras (Revolución es lucidez, Ediciones ICAIC, 1998), de perfeccionamiento, de compromiso y de continua renovación. Una de sus pasiones era el diálogo con los jóvenes, en cuyos intercambios utilizaba expresiones como: “las preguntas bobas no me interesan. Me interesa que saquen el estilete”.  

Vivió rodeado de libros que circulaban de su mesita de noche a los estantes y viceversa, aun cuando el asma fuera condición justificada para mantenerlos alejados. Muchos de esos libros de su inmensa biblioteca personal, habitan en la actualidad en instituciones cubanas como la Biblioteca Central Francisco Martínez Anaya, de la Universidad de Oriente, la Cinemateca de Cuba, la biblioteca del ICAIC y la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí.  

De alguna manera Alfredo Guevara siempre estuvo vinculado a la Biblioteca Nacional, aunque no la visitara con frecuencia. En abril de 1960 lo encontramos dictando conferencias sobre cine en el teatro de la Biblioteca, la misma sala que acogería un año después las jornadas de encuentro con el líder de la Revolución y los intelectuales, entre los que el cineasta tuvo el privilegio y el compromiso de encontrarse. 

Múltiples entrevistas, libros, artículos en revistas, documentales, nos muestran una parte del pensamiento de Alfredo Guevara Valdés (La Habana, 1925-2013), del hombre de cine, del humanista que nos dejó uno de los más completos conceptos de cultura, cuando expresó:

 La cultura es la historia, es la memoria, la suma refinada de cuanto un pueblo ha construido, con el talento y la brega de sus hombres y mujeres, ese quehacer diario y centenario que va forjando en la conciencia rasgos que ya son, desde un día, distintivos (3).   

En una ocasión, ante la pregunta de, “cuando ya no esté, en el caso de que otros tengan que definirlo, ¿qué le complacería que figurase en esa definición?”, Guevara respondió: “Les diría que soy un humanista abierto que no cesará de estudiar, que no me siento alguien capaz de alcanzar aquello con lo que todos soñamos: un nivel de la verdad. Creo que todo es aproximación, y, por lo tanto, obligación de seguir y, en consecuencia, interrogación. Soy una interrogación”. 

Profesor Emérito, Doctor Honoris Causa de la Universidad de las Artes (ISA), Primer Premio Nacional de Cine en 2003, Premio de la Latinidad (2008) por su contribución a la cultura nacional y por sus esfuerzos a favor del desarrollo y la difusión del cine latinoamericano y caribeño, Orden Félix Varela, en 1981 y Orden José Martí, en 2009, sobresalen entre los reconocimientos a una existencia virtuosa y consecuente.  

Foto. Charla sobre cine, Alfredo Guevara. 29 de abril de 1960.

(1)  Alfredo Guevara. “Pertinaz, lúcida interrogante”. En: Mario Cremata Ferrán. La voluntad de prevalecer. La Habana: Ediciones Boloña, p. 168.

(2) Alfredo Guevara. “Mi pasión se inspira más allá del cine”. En: Tiempo de fundación.  La Habana: Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, 2003, p. 592.

(3) Alfredo Guevara. “La virtud de mezclar e indefinir las aguas, si cristalinas siguen su corriente”. En: Tiempo de fundación.  La Habana: Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, 2003, p. 578.  Alfredo Guevara. “Pertinaz, lúcida interrogante”. En: Mario Cremata Ferrán. La voluntad de prevalecer. La Habana: Ediciones Boloña, p. 178.