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Ilustres en la Biblioteca Nacional José Martí: Vicentina Antuña, la ética y el amor de la maestra. En el 30 aniversario de su fallecimiento
8/1/2023
Biblioteca Nacional José Martí
En los primeros años de la década del sesenta del pasado siglo resultó frecuente la presencia de la doctora Vicentina Antuña en la Biblioteca Nacional José Martí (BNJM). Sus funciones como directora del Consejo Nacional de Cultura primero, y más tarde al frente de la Comisión Cubana de la UNESCO, propiciaron que acompañara a personalidades de la intelectualidad cubana y latinoamericana, disertara sobre temáticas relacionadas con la literatura, la promoción de la lectura, la historia o brindara sus valoraciones sobre la vida y obra de contemporáneos distinguidos.
Desde la tribuna del Salón de actos proyectó su voz junto a la del poeta Nicolás Guillén, el novelista Alejo Carpentier y el ensayista Juan Marinello, y en el sesenta aniversario de la fundación de la institución rindió homenaje con una charla sobre la literatura cubana y el proceso revolucionario.
La cercanía de la doctora Antuña con María Teresa Freyre de Andrade y Maruja Iglesias era de larga data, pues se remontaba a las fructíferas jornadas de labor fundacional en las bibliotecas del Lyceum de La Habana -devenido Lyceum Lawn Tennis Club a partir de 1939- cuyos sueños se materializaron en una renovada Biblioteca Nacional, luego de 1959. Además de las funciones profesionales, en la BNJM trabajaban su sobrina Rosario Antuña y su hermana María Luisa Antuña, esta última, especialista de Colección Cubana y profesora de español en la Escuela de Técnicos de Bibliotecas, quien de conjunto con la bibliógrafa Josefina García Carranza publicó la bibliografía de Nicolás Guillén, de Juan Marinello y del teatro cubano.
La acendrada ética de Vicentina Antuña nos entregó el único texto que con su firma publicó la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí: “Juan Marinello, maestro emérito de la cultura cubana”, escrito con motivo de la velada solemne celebrada en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, la noche del 7 de marzo de 1974, ante la declaración de Marinello como profesor eméritus. Las palabras de elogio a su amigo sintetizaron las vivencias y la impronta de una generación de intelectuales, fundadores unos y militantes todos del Partido Comunista de Cuba, acérrimos luchadores antimperialistas, entre los que destacó la profesora Vicentina Antuña, en representación del pensamiento de izquierda y los derechos de la mujer cubana.
El magnetismo de la pedagoga y el rigor de sus lecciones hicieron vencer las dificultades de la Gramática y el Latín a generaciones de estudiantes, quienes también aprendían en los extensos debates de la profesora sobre variados temas, más allá de los perímetros de la Escuela de Filosofía y Letras, claustro al que pertenecía desde 1934.
La doctora Graziella Pogolotti, quien fuera su alumna, sintetizó el magisterio de Vicentina Antuña con palabras de respeto y admiración hacia su maestra:
Le decían magistra, modo de reconocer la estatura de una enseñanza que sobrepasa en su alcance el estrecho dominio del aula […] La autoridad de su palabra dimanaba de su actitud ejemplar en el aula, de su respaldo a muchas de nuestras iniciativas y de su proyección social a través de una práctica concreta en el enfrentamiento de los males que lastraban la vida republicana, todo ello apuntalado en irrenunciables principios éticos”. (1)
Vicentina Antuña nació en Güines, el 22 de enero de 1909. Sus discípulos dan fe de su personalidad magnética, su civismo y maternal entrega a la labor de enseñar. Aun cuando los deberes de funcionaria amenazaron con restarle tiempo para la docencia, el aula continuaba siendo el mejor escenario de su vida.
No faltaron los reconocimientos para una profesional de su talla: Heroína Nacional del Trabajo, Profesora Emérito de la Universidad de La Habana, Miembro de Honor de la Asociación de Pedagogos de Cuba y Orden José Martí (1989), la más alta distinción que entrega el Estado Cubano.
A los 83 años, el 8 de enero de 1993, falleció en La Habana la doctora Vicentina Antuña. Uno de sus alumnos, el poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar, quien se propuso ser uno de sus mejores estudiantes, la evocó como madre y maestra: “[…] Tenía un saber amplio, antiguo y moderno, y además generoso; y tenía una sabiduría como deben tener quienes guían una tribu”. (2)
¡Cuán importante es no dejar morir el espíritu humanista de maestros como Vicentina Antuña! A tres décadas de su partida, reverdezca su impronta en cada aula cubana.
(1) Pogolotti. “Le decían magistra”. En: Juventud Rebelde, 27 de noviembre de 2021
(2) Testimonio de Roberto Fernández Retamar en: Mario Cremata. “Latidos de la maestra cubana Vicentina Antuña”. Juventud Rebelde, 29 de enero de 2009.
Foto de Portada
Conferencia de Alejo Carpentier con motivo de la semana de homenaje por el centenario de Tagore, noviembre de 1961. Le acompañan Juan Marinello y Vicentina Antuña. Foto Studios Korda.