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Foto de Ilustres en la Biblioteca Nacional José Martí. Juan Pérez de la Riva: la singularidad de un sabio

Ilustres en la Biblioteca Nacional José Martí. Juan Pérez de la Riva: la singularidad de un sabio

17/1/2023
Por: Mabiel Hidalgo Martínez , Biblioteca Nacional José Martí

Escribir sobre Juan Pérez de la Riva, presentar en breves cuartillas la esencia de un intelectual orgánico, multifacético -para quien no tuvo el privilegio de conocerlo- resulta difícil y a la vez honroso, más si se tiene el propósito de resaltar su impronta en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, último recinto donde laboró el erudito cubano. 

Al adentrarnos en el suntuoso pasillo del tercer piso de la Biblioteca Nacional, la placa del cubículo con el número seis nos indica el lugar exacto de `la perrera` de Pérez de la Riva, como jocosamente calificara el propio Juan al reducido, pero singular espacio, donde reinaba el desorden, en el cual pasaba horas de exhaustiva revisión, entre anotaciones y lecturas de cuanto documento valioso llegaba a sus manos. Fue ese el lugar de consultas con jóvenes universitarios, muchachos ávidos de recibir las lecciones del Maestro. 

De igual modo puede que, al sentarse el lector en una de las sillas de la Sala Cubana, coincida con la que lleva el nombre de `el adelantado`, como lo llamó el historiador Oscar Zanetti. 

Juan Ernesto Pérez de la Riva Pons pasó a la historia como el último de los polígrafos cubanos. Nació en Biarritz, Francia, el 13 de julio de 1913, descendiente de una familia de la alta burguesía cubana. Quienes lo conocieron lo recuerdan ríspido, irónico, provocador en sus conversaciones, con `malas pulgas`, como diríamos en buen cubano. Sin embargo, detrás de esa rudeza habitaron múltiples contradicciones y un ser `extraordinariamente sensible` en opinión de su discípulo Miguel Barnet. 

`Podía ser solidario, altruista, desinteresado y, algo que no abunda en el medio intelectual nuestro, declaraba en voz alta sus ideas y las encauzaba para que otros, los más jóvenes, las desarrolláramos`(1),  destacó Blanca Morejón, quien fue su alumna ayudante.

En sus años mozos, junto a la poeta y bibliotecaria María Villar Buceta, Pérez de la Riva se enroló en las luchas obreras de la Liga Juvenil Comunista, al punto de guardar prisión con valiosos compañeros como Juan Marinello, Pablo de la Torriente Brau, Raúl Roa, entre otros, y ser expulsado del país bajo la categoría de `extranjero indeseable (2)`.  Su estancia en Francia la aprovechó en los estudios de Ingeniería Eléctrica, Historia, Geografía, además de apropiarse de los métodos más avanzados de la investigación histórica.   

Durante la etapa parisina, Pérez de la Riva estrechó lazos con otra bibliotecaria, la doctora María Teresa Freyre de Andrade, quien años más tarde lo sumó al equipo de asesores estrellas, con el cual contó la Biblioteca Nacional José Martí en la fructífera década de los sesenta. 

En el recinto de las grandes colecciones, el historiador y demógrafo trabajó en la identificación de documentos de las bibliotecas recuperadas, cual experto tasador de lo que ameritaba fuera incorporado a los fondos bibliográficos. 

Pero sus mejores esfuerzos intelectuales los volcó en la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí -primero como miembro del Consejo de redacción y más tarde en calidad de Director- en cuyas páginas, al decir de Pérez de la Riva, `no publicaba cualquiera`. La doctora Araceli García Carranza guardó en su memoria la expresión que solía escuchársele al sabio en relación a la calidad que debía caracterizar un texto para ser develado en la prestigiosa publicación.

En la Revista de la BNJM vieron la luz una treintena de textos del erudito Pérez de la Riva, entre editoriales y artículos, estos últimos reveladores de novedosos resultados de sus investigaciones, labor que alternaba con la docencia en la Universidad de La Habana y la dirección del Centro de Documentación del Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias.

Entre los más sobresalientes encontramos su serie de ensayos `Documentos para la historia de las gentes sin historia`, que abarcó los comienzos de la inmigración contratada en Cuba, el tráfico de culíes chinos, las modistas de La Habana, entre otros temas en los cuales evidenció el eficaz empleo de la Demografía aplicada a los estudios históricos.  

Además, la Revista recoge interesantes aportes del historiador y demógrafo como los que subraya el ensayista y crítico de arte Rafael Acosta de Arriba, al considerarlo uno de los precursores en la academia cubana de los estudios que relacionan imagen e historiografía, en los tempranos años sesenta: 

Realmente él no teorizó sobre la relación entre las imágenes y el conocimiento contenido en ellas, pero sí realizó la operación práctica que se espera del investigador avezado ante las fotografías de valor historiográfico y sociológico, en un momento en que el gremio reconstruía la historiografía del siglo XIX. Y lo hizo con mucha pasión […]. (3)   

Cuentan que Pérez de la Riva conocía al detalle la Mapoteca de Colección Cubana, escudriñaba los mapas y planos e incorporaba los más relevantes y antiguos documentos provenientes de compras y donativos. Tales fueron los aportes y la importancia de la labor del `polígrafo, dueño de un saber que parecía abarcarlo casi todo (4)`  -en palabras de su colega, la doctora Graziella Pogolotti- que ni la acidez de su carácter pudo emular con la utilidad de su presencia en el centro: `la Biblioteca lo necesita y mi deber es escucharlo (5)`,  sentenció la entonces directora María Teresa Freyre de Andrade.

La mirada de Pérez de la Riva, congelada en más de una instantánea de la colección especial de fotografías BNJM, convida a descifrar la ternura solapada de aquel hombre de carácter áspero, tan importante para la Biblioteca Nacional José Martí. Ya fuera como conferencista o espectador, en las fotografías se le observa acompañado de su inseparable pipa y de su esposa, Sara Fidelzait, de origen judío, bibliotecaria de la Escuela de Letras de la Universidad de La Habana.

El nocivo vicio del humo acortó sus productivos días. A mediados de 1976 regresó enfermo de París, luego de impartir un curso en la Sorbona. El 4 de diciembre de ese año, un tumor en la garganta ocasionó su muerte. Tenía 63 años. 

La papelería y los libros de la biblioteca personal de Juan Pérez de la Riva se encuentran en los fondos de la BNCJM. Desde Cuba, su patria, aún resulta insuficiente el estudio y divulgación de su obra. Las temáticas en las cuales sentó pautas, con enfoques multidisciplinarios, constituyen antecedentes y referentes teóricos para las nuevas generaciones de científicos de las Ciencias Sociales. 

Foto Portada  Juan Pérez de la Riva comenta el libro La Isla de Cuba, de Richard Madden. Le acompañan las doctoras María Teresa Freyre de Andrade y Maruja Iglesias. Salón de conferencias de la Biblioteca Nacional, 14 de agosto de 1964. Colección especial de fotografías BNJM. 

(1) Blanca Morejón. `Juan Pérez de la Riva, el último de los polígrafos cubanos`. Compilación de Trinidad Pérez y Frank Pérez. En: revista Catauro, núm. 2, julio-diciembre de 2000, p. 225

(2) Bibliografía Cubana. La Habana, Biblioteca Nacional José Martí, 1976, p. 165.

(3)  Rafael Acosta de Arriba. Historia y visualidad, un binomio que apenas comienza su andadura. La Jiribilla, 14 de enero de 2022. Recuperado de http://www.lajiribilla.cu/historia-y-visualidad-un-binomio-que-apenas-comienza-su-andadura/

(4) Graziella Pogolotti. La maravilla en los predios de Boloña. Revista de la Biblioteca Nacional José Martí. Año 92, No. 3-4, jul-dic. 2001, p. 89

(5)`Ibidem., p. 90.


Foto de Sara Fidelzait (con espejuelos oscuros) participa en el comentario del libro La Isla de Cuba, de Richard Madden, a cargo de su esposo Juan Pérez de la Riva.  Salón de conferencias de la Biblioteca Nacional, 14 de agosto de 1964. Colección especial de foto Sara Fidelzait (con espejuelos oscuros) participa en el comentario del libro La Isla de Cuba, de Richard Madden, a cargo de su esposo Juan Pérez de la Riva. Salón de conferencias de la Biblioteca Nacional, 14 de agosto de 1964. Colección especial de foto
Foto de Pérez de la Riva, con su inseparable pipa, en la conferencia del historiador Manuel Moreno Fraginals, 26 de marzo de 1962. Foto Cooperativa Fotográfica. Colección especial de fotografías BNJM. Pérez de la Riva, con su inseparable pipa, en la conferencia del historiador Manuel Moreno Fraginals, 26 de marzo de 1962. Foto Cooperativa Fotográfica. Colección especial de fotografías BNJM.
Foto de Conferencia del doctor Julio Le Riverend, como parte del ciclo “El pueblo de Cuba y su historia”, 30 de agosto de 1961. Pérez de la Riva (segundo de izquierda a derecha) en compañía de la directora y subdirectora de la Biblioteca Nacional, Le Riverend, Is Conferencia del doctor Julio Le Riverend, como parte del ciclo “El pueblo de Cuba y su historia”, 30 de agosto de 1961. Pérez de la Riva (segundo de izquierda a derecha) en compañía de la directora y subdirectora de la Biblioteca Nacional, Le Riverend, Is