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Foto de Lisandro Otero González, entre el periodismo y literatura

Lisandro Otero González, entre el periodismo y literatura

4/6/2023
Por: Mabiel Hidalgo Martínez, Biblioteca Nacional José Martí

La cuarta edición del Concurso Literario de Casa de las Américas, en 1963, otorgó el premio a la novela La situación, del periodista y escritor Lisandro Otero González. En esa ocasión, el jurado lo integraron por Cuba, Alejo Carpentier y Edmundo Desnoes, Julio Cortázar por Argentina y de Chile, Rubén Azócar. 

A propósito del fallo, Carpentier destacó:

He votado por la novela de Lisandro Otero, porque creo que se sitúa en la categoría de libros que deben escribirse actualmente en Cuba. Novela-historia-recuento; novela crónica de un pasado aún reciente, que responde, por su propósito, a un perpetuo requerimiento de la novela: el de fijar las características y señales de un “tiempo ido” que, no por haberse “ido”, por pertenecer al ayer, deja de explicar el presente…Creo que Lisandro Otero ha elegido una buena temática y se ha entendido bien con ella. (…) Por eso he votado por su novela, alegrándome de que mi voto haya coincidido con los de los demás miembros del jurado.(1)  

Diversos elogios y observaciones recibió Otero con motivo de su obra premiada, la primera de una trilogía que completaría con posterioridad con los títulos En ciudad semejante (1970) y Árbol de vida (1990). La valoración del dramaturgo Virgilio Piñera, bajo su seudónimo El Escriba, lo calificó como “un escritor de su tiempo”, y señaló: “Lisandro Otero se ha lanzado a la “arena literaria” con todo el equipo de un escritor profesional, desenfadado (…). La Situación es un libro de libros, es decir, ha sido escrito con las lecturas más perdurables de Otero, escondidas, por así decirlo, en su memoria subconsciente”. (2) 

No poco esfuerzo, por razones de tiempo, le llevó al autor finalizar la escritura de su novela, ante lo cual se vio obligado a solicitar una licencia de su cargo de redactor jefe de La Gaceta de Cuba. De ello da fe la nota publicada en La Gaceta de Cuba, en febrero de 1963, en la cual se comunicaba su ausencia temporal: “Se trata de que, ante todo y por encima de todo, Lisandro es escritor. Desde hace algunos meses una novela le ronda la cabeza, tenía la mayoría de los capítulos elaborados, muchos escritos, e incluso uno de ellos publicado en el último número de la revista Unión, pero… le faltaba el tiempo para terminarla”. 

En Lisandro Otero como en otros escritores, el oficio de periodista da paso a la creación intelectual en la narrativa. Cuando gana el Premio Casa, el joven Lisandro, nacido en La Habana, el 4 de junio de 1932, contaba en su haber con una apreciable hoja profesional en el periodismo, tanto en diarios como en revistas. 

En 1950, comenzó sus estudios en la Escuela Profesional de Periodismo “Manuel Márquez Sterling”, y para entonces el periódico El País-Excelsior le había publicado su primera crónica sobre la música de Handel, el 9 de febrero de 1949, siendo este el comienzo de un fructífero camino en el mundo de las rotativas. 

Y es que la frase “de casta le viene al galgo” bien puede aplicarse a Lisandro Otero González, pues su padre fue el reconocido periodista y maestro Lisandro Otero Masdeu (1893-1957), fecundo autor de textos periodísticos y líder gremial, quien presidió la Asociación de Repórters de La Habana y el Colegio Nacional de Periodistas, organizó el Primer Congreso Nacional de Periodistas y fungió como primer director de la “Márquez Sterling”. 

Sería extensísimo mencionar la trayectoria de Otero González en el periodismo, tanto en Cuba como en el extranjero, en particular en México, país donde fijó su residencia en los años noventa; solamente es válido destacar que su vasta labor abarcó la crónica de diversas manifestaciones de la cultura y las artes, la historia, la política y la literatura; además de entrevistas, reportajes y traducciones, transitando, de la mano, periodismo y creación literaria.  

Para suerte de quienes pretenden acercarse a su trayectoria profesional, la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí -institución que contó, en varias oportunidades, con las conferencias y visitas del intelectual- tuvo a bien compilar en más de un repertorio, la vida y la obra de Lisandro Otero González.   

La entrega del Premio Nacional de Literatura en 2002 al autor de Pasión de Urbino (1966) resultó el detonante de la publicación de la Biobibliografía de Lisandro Otero, por la editorial Letras Cubanas, a cargo de las hermanas bibliógrafas Araceli y Josefina García Carranza, esfuerzo que promovió el donativo paulatino de Lisandro Otero de su papelería a la Biblioteca Nacional, desde finales de la década del ochenta y hasta 1994.

Un repertorio apreciable precede a la mencionada Biobibliografía. Se trata de la Cronología y bibliografía de Lisandro Otero, escrita por Tomás Fernández Robaina y publicada en Caracas, en 1993. 

De manera que representa un homenaje permanente a Lisandro Otero González, la custodia y preservación de su papelería -al igual que la de su padre, que se encuentra en la institución- para las presentes y futuras generaciones de investigadores de la cultura nacional.   

También, desde la Revista de la BNJM es posible acercarnos a algunos de sus textos publicados y a otros escritos sobre su obra, como la reseña realizada por Antonio Martínez Bello, en la temprana fecha de 1955, al libro Tabaco para un Jueves Santo y otros cuentos.  

El 8 de septiembre del año 2000, en el teatro de la Biblioteca Nacional, luego de que Lisandro Otero dictara la conferencia “Carné de identidad”, en la cual expuso pasajes de su vida que comprendieron la época de sus estudios en la Sorbona, París, su obra periodística y literaria, así como sus múltiples funciones administrativas en instituciones culturales, recibió del entonces director Eliades Acosta la medalla por la Fundación del edificio de la Biblioteca Nacional José Martí. 

Otero González perteneció a tres Academias de la Lengua: Academia Cubana de la Lengua, Real Academia Española y Academia Norteamericana de la Lengua Española. Entre 1992 y 1995 fungió como director adjunto de la Academia Cubana de la Lengua, en ayuda a Dulce María Loynaz por sus condiciones de salud. En 2004 fue nombrado director, hasta su fallecimiento, en La Habana, la noche del 3 de enero de 2008.

Foto. Conferencia de Lisandro Otero González sobre su libro Cuba: zona de desarrollo agrario, 14 de julio de 1960. Local de Seminarios de la BNJM. Colección especial de fotografías BNJM.

(1) Alejo Carpentier. “Un jurado opina”. En: La Gaceta de Cuba, (14), 15 de marzo de 1963, p. 3. 

(2) El Escriba (Seud. Virgilio Piñera). “Un escritor de su tiempo”. En: Rotograbado de Revolución, 7 de octubre de 1963, p. 7.